PORTOMARÍN, iglesia de San Xoán o de San Nicolao de

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Iglesia del Camino Francés en la población de Portomarín, parroquia de San Nicolao de Portomarín, municipio de Portomarín, provincia de Lugo. Se halla entre las entidades de Vilachá y San Pedro, al sudeste, O Souto y San Roque, al sudoeste y Toxibó, al noroeste.

La villa medieval de Portomarín surgió y se expandió a orillas del río Miño, en torno al paso del Camino Francés a Compostela. Comprendía dos burgos distintos: el de San Xoán, en la parroquia de San Nicolao, situado en la orilla derecha del río Miño y el de San Pedro, en la parroquia del mismo nombre, sobre la orilla izquierda.

Yendo en dirección a Compostela se entraba en el antiguo burgo de San Xoán por la base de la torre, que se encontraba en el extremo occidental del puente medieval que cruzaba el río Miño. Se continuaba por la calle de Santiago hasta la plaza de Santa Isabel. Desde ahí se iba hacia la izquierda por la calle del mismo nombre hasta llegar a la iglesia de San Xoán o de San Nicolás, que se encontraba en medio de la población junto al palacio de la encomienda y el hospital de peregrinos; estos tres edificios fueron de los monjes-caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, Rodas y Malta, también conocida como Orden del Hospital.

Portomarín con sus dos burgos medievales fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1946. Quedó totalmente anegado y destruido tras la construcción del embalse de Belesar entre finales de la década de los cincuenta y comienzos de los años sesenta del siglo XX. El nuevo poblado de Portomarín se construyó al mismo tiempo que el embalse, emplazándose en el Monte do Cristo, sobre la desembocadura del Arroyo da Torre o de Cortapezas, al noreste del antiguo del burgo de San Xoán. La iglesia parroquial de San Nicolao se reubicó en la nueva plaza mayor, junto a la casa consistorial y frente al Pazo del general Paredes o del conde de la Maza.

La iglesia es una obra de finales del siglo XII, de estilo románico, en ella trabajó uno de los colaboradores más directos del maestro Mateo en la catedral compostelana; este artista dejó su marca tanto en la arquitectura, como en los programas escultóricos de las portadas. Es preciso poner en relación el binomio iglesia-fortaleza con los caballeros sanjuanistas para comprender el alcance y significado del templo, edificado aquí por esa orden militar, que tenía encomendada la asistencia a los peregrinos en su hospital, así como la defensa del paso del río Miño y el mantenimiento del puente y del camino. La particularidad de su estética hace que esta iglesia se haya convertido en un templo de singular interés. En él se fusionan dos conceptos: devoción y protección. Se trata de una iglesia de una nave con cabecera semicircular adosada, elevándose la primera de ellas sobre la segunda y rematando en cuatro pequeñas torres que cercan el muro del perímetro rematado por almenas.

Iglesia de San Xoán o de San Nicolao.

Este volumen de sillería caliza contrasta con el rico programa iconográfico presente en las tres portadas ubicadas en los muros norte, sur y oeste y los dos rosetones de grandes dimensiones que coronan la parte superior del templo en la fachadas oeste y sur de la nave principal. Los arcos ciegos peraltados que aligeran la rotundidad del muro a través de arcos de medio punto peraltado están presentes en las cuatro fachadas en diferentes formas.

La fachada principal de la iglesia cuenta con dos elementos principales que determinan su eje vertical, inseridos en un arco de descarga de medio punto peraltado: la portada de acceso y el gran rosetón. Este se yergue sobre ella horadando el muro para dejar paso a la luz transformada por los cristales que dan forma a cada una de las caladas tracerías, circundado por un grueso bocel festoneado con pequeños arcos de medio punto y enmarcado por una moldura de talla dentada. El registro en el que se ubica este elemento está separado del inferior por una cornisa que remata una secuencia de pequeños arcos de medio punto, apoyados sobre canecillos rematados en metopas decoradas con rosetas, billetes, piñas y otros motivos geométricos y vegetales.

Portada principal de la iglesia.

En el espacio inferior se abre la portada oeste formada por un acceso de madera cuatripartito coronado por un tímpano ciego en cuyo centro está ubicada una figura tallada de medio bulto de Cristo sedente enmarcado en una mandorla con ribete vegetal tallado. El tímpano se apoya sobre sendas pilastras adosadas y mochetas con relieve zoomorfo. A continuación, se suceden tres arquivoltas de arcos de medio punto, profusamente decorados.

Detalle del tímpano en la portada de la fachada principal.

La rosca del arco interior está tallada con los veinticuatro ancianos del apocalipsis, dispuestos en sentido radial, portando diversos instrumentos musicales al modo de los principales pórticos de las catedrales de Santiago y Ourense. La segunda rosca está tallada con una suerte de florones adaptados a las dovelas del arco, en cuyo centro se intuyen piezas con forma de piña, alternadas con otras esféricas. Por último, la tercera arquivolta está decorada con pequeños arcos de herradura ciegos coronados por una moldura que contiene una secuencia de piñas talladas, ahora perdidas en algunas zonas. Cada una de estas vueltas descarga sobre columnas de sección circular acodilladas con fustes de hojas de acanto.

Fachada sur de la iglesia.

La fachada sur se distribuye en cinco tramos verticales marcados por los arcos de descarga de medio punto peraltado que alcanzan el primer registro de la edificación. Generan así un juego de llenos y vacíos que dinamizan la regia estructura y acogen las ventanas saeteras enmarcadas en pequeños arcos de medio punto con la arista interna en bocel y chambrana con decoración de billete rodeando el conjunto. El arco descarga sobre un apoyo liso que acoge las columnas de sección circular sobre basa y capitel corintio.

Aproximadamente en el tramo central, bajo la saetera, está ubicada una moldura que marca el ancho del arco bajo la que se disponen arcos ciegos de medio punto rematados en ménsulas con decoración variada, tal como geométrica y vegetal.

Detalle de la arcada en la fachada sur de la iglesia.

Esta fachada cuenta con una portada elevada sobre la línea de cota a la que se accede mediante una escalera simétrica. El acceso doble de madera está precedido en altura por un tímpano semicircular. En él se distribuyen tres figuras talladas en medio bulto. La central porta mitra y manto episcopal, flanqueado por personajes que portan báculo y Libro Sagrado respectivamente. Sobre la identidad de estos personajes se han establecido diferentes hipótesis, siendo lo más probable que se trate de san Nicolás de Bari —titular de la iglesia— acompañado de dos acólitos. Bajo él, sendas mochetas decoradas con talla de damero y figuras de dos monstruos grotescos, el del lado derecho devorando el cuerpo de un hombre.

Este tímpano está enmarcado dentro de un sistema de arquivoltas abocinadas formada por cuatro arcos profusamente decorados. El interior presenta decoración vegetal de hojas rizadas; el intermedio, con triple fila decorativa en su rosca presenta: talla de rama, una hilera dentada y una siguiente de medios discos dispuestos de forma radial siguiendo la rosca del arco. La tercera vuelta, alterna la talla de diente de perro con molduras de decoración vegetal a ambos lados; por último, se repiten las hojas rizadas dispuestas de forma radial, encargadas de rematar la decoración de la parte superior de la portada.

Cada uno de estos arcos descarga sobre columnas adosadas al muro de sección circular sobre un alto plinto corrido. Las tres vueltas internas cuentan con una basa alta, fuste liso y decoración vegetal en los capiteles internos en ambos lados y de figuras zoomorfas enfrentadas en el tercero.

Fachada norte de la iglesia.

La fachada norte presenta una distribución idéntica a su correspondiente meridional; sin embargo, es en la portada donde hay cierta variación ornamental. De formato similar a la anterior, está formada por un cuerpo adintelado cubierto por un tímpano historiado en el que las figuras, de medio bulto describen la escena de la Anunciación en la que el Ángel, cuyas alas llenan el espacio, señala a una María orante que levanta sus manos. Entre ellos, una vid con racimos, simbología relacionada con la eucaristía. El tímpano está enmarcado por una talla de guirnalda que alterna líneas ondulantes entrelazadas con pequeños elementos vegetales.

Detalle de la portada en la fachada norte de la iglesia.

La portada abocinada está formada por una triple arquivolta que descarga sobre una línea de imposta decorada con formas geométricas sinuosas y vegetales, perdidas parcialmente en uno de los laterales. La rosca de la primera vuelta se ornamenta con acanaladuras en forma helicoidal en cuyos huecos se ubican formas vegetales; la segunda está formada por relieves de hojas rizadas y la tercera por una sucesión continua de arcos de herradura ciegos. Entre cada una se disponen chambranas con detalles vegetales, lisas y prismas geométricos agrupados de dos en dos, ubicados respectivamente de dentro a fuera. Enmarca el conjunto una chambrana mayor decorada con relieves vegetales.

A estas vueltas les suceden los capiteles de decoración variada, que van desde diferentes expresiones vegetales, como en las vueltas exteriores del lado izquierdo y la exterior del contrario, hasta las harpías coronadas enfrentadas en ambas vueltas interiores; a lo que se suma la talla de los dragones que se adaptan a la geometría del capitel central del lado derecho, dispuestos en forma de aspa. Las jambas cuentan con gruesos baquetones ornamentados con motivos florales de diversas formas.

Ábside y nave de la iglesia.

El cuerpo del ábside es de altura menor a la nave y presenta dos tramos, el primero recto un segundo de planta semicircular. En el exterior, el cuerpo curvo se divide en tramos separados entre sí por los contrafuertes que se manifiestan en forma de esbeltas columnas adosadas sobre alta plataforma corrida y basa cuyo encuentro con la cubierta se resuelve mediante un capitel corintio. Los tambores que forman el fuste de las columnas se corresponden con las hiladas de la piedra que da forma al volumen. Asimismo, estas se ven intervenidas por una moldura decorada con talla de billete que sirve de línea de base para las ventanas saeteras que se abren en los lienzos entre columnas. De alargada forma, las saeteras se enmarcan en un arco de medio punto con arista bocelada y perlada seguida de una chambrana con decoración de billete que se encuentra con las delicadas columnas adosadas de capitel corintio.

El interior del templo está cubierto con una bóveda de cañón formada por arcos fajones apuntados que continúan en los paramentos verticales alternándose su descarga a través de ménsulas, o bien por esbeltas columnas adosadas al muro con capiteles ornamentados con formas vegetales que dividen la nave en cinco tramos. En el interior encontramos la correspondencia de arcos ciegos descritos en el exterior, con arcos idénticos a los descritos que amparan las ventanas saeteras.

Izquierda: nave de la iglesia. Derecha: detalle de la bóveda que cubre la nave de la iglesia.

En el muro del testero están ubicados dos baldaquinos que flanquean el arco triunfal que da paso al ábside, este espacio previo está cubierto con bóveda de arista cuyos nervios se encuentran en la clave con un florón tallado y descargan en el muro a través de ménsulas con ornamentos de figuración humana y animal.

Los mencionados baldaquinos son góticos y están labrados en piedra y cubiertos con bóveda cuatripartita sostenida por columnas áticas antes policromadas, hoy con claros signos de haberse dañado tal policromía, de forma principal en el correspondiente al lado de la Epístola, manteniéndose en mejores condiciones (tanto en el paramento como en la cúpula) en el lado del Evangelio. En el primer baldaquino mencionado se encuentra una escultura exenta de la Virgen del Rosario y en el baldaquino opuesto la de San Nicolás.

Izquierda: baldaquino en el lado del Evangelio. Derecha: baldaquino en el lado de la Epístola.

El ábside se eleva sobre la cota de la nave por tres niveles de escalones. Su tramo recto está cubierto por bóveda de cañón, mientras que la correspondiente a la planta semicircular lo hace con bóveda de cascarón. Está presidido por la escultura exenta de Cristo Crucificado, mientras que la moldura que define la línea de imposta del muro en este volumen sirve de apoyo para completar la escena que podríamos entender como el Calvario, ya que la cruz está flanqueada por la Virgen y San Juan, aunque no forman parte del mismo conjunto ni por ubicación ni por factura.

Ábside de la iglesia.

Junto a la iglesia se encuentra el cruceiro. Se alza sobre una doble plataforma de doble altura y está formado por una alta basa prismática en la que se apoya el fuste de sección cuadrada rematado en capitel con tallas vegetales. En él se inserta la cruz latina en cuyas caras se añaden esculturas de medio bulto correspondientes a Cristo Crucificado vestido únicamente con el paño de pureza, la cabeza de lado y aspecto barbado. En el lado opuesto de la cruz se ubica la talla de la Virgen sosteniendo al Niño en brazos que, aunque erosionada, permite identificar los rasgos más claros para su reconocimiento. Por lo tanto, este cruceiro sigue el modelo de tipo crucifijo.

 

Cruceiro tras el ábside de la iglesia.
Detalle del anverso y el reverso de la cruz, respectivamente.

HistoriaEn el año 1158 encontramos la primera noticia de la instalación de la Orden de San Juan en el burgo de San Nicolao de Portomarín; se trata de un privilegio por el que el rey Fernando II donó al prior de la orden, don Ordoño, el monasterio de Santa Mariña Portomarín, con Seixón y Riocabo. Además, el mismo monarca concedía a la orden la mitad del patrimonio real en Portomarín, cerca del citado monasterio, señalando que ello se añadía a la otra mitad del realengo del lugar que ya había donado su padre al Hospital. Se deduce de esto último, que la presencia de los sanjuanistas en Portomarín se remontaría a cierto tiempo antes, en algún momento del reinado de Alfonso VII.A finales del siglo XII la orden acometió las obras de edificación de la iglesia de San Xoán de Portomarín. Sabemos que tras su cabecera estuvo el hospital de peregrinos, que probablemente sería trasladado desde el puente y reconstruido en este nuevo emplazamiento a la vez que hicieron el templo, ya que, al parecer, en ambos edificios se podían ver los mismos signos lapidarios y marcas de cantero.Al hacer su iglesia los sanjuanistas entraron en conflicto con el obispo de Lugo. Este hecho se desprende de la copia de un documento -transcrita y publicada por Mosquera Agrelo- en la que, además de dar cuenta de un intercambio de propiedades acordado en el siglo XI entre los obispos de Lugo y Mondoñedo, se hace resumen de los diversos conflictos que la sede lucense mantenía un siglo después con otras diócesis, con el monasterio de Samos y con la Orden del Hospital. De este modo la Iglesia de Lugo dice que los hospitalarios habían construido un nuevo templo en Portomarín, en un lugar que le pertenecía por derecho de propiedad y que poseía de mucho tiempo atrás, manteniendo los débitos que el pueblo (plebecula) les satisfacía tanto en cera, como en ofrendas, como en otras cosas.Señala D’Emilio que el rastro documental de esta controversia ha desaparecido, pero que es evidente que los hospitalarios respondieron llevando a cabo el programa de construcción de su propio templo y así, tenemos constancia de que en el año 1195 las obras estaban en marcha, puesto que fue en esa fecha cuando el obispo Rodrigo de Lugo compró la mitad de una casa en Portomarín, de la que se dice que estaba ubicada en los términos donde se estaba edificando la iglesia de San Xoán; Solís Parga nos ofrece el regesto de la correspondiente carta de venta, que hoy se guarda en el Archivo Histórico Nacional de Madrid.De la iglesia-fortaleza y también del hospital volvemos a tener noticias en el año 1461, cuando el rey Enrique IV autorizó a los comendadores de la villa para percibir seis “cornados” por derecho de portazgo de “todas las bestias e mercadurías e outras cosas que pasasen por la dicha villa”, para que la iglesia y el hospital fuesen reparados y asimismo que el Camino Francés que iba a Santiago estuviese “bien adobado e reparado porque los caminantes puedan ir y venir por el de unas partes a otras”.Ya en plena Edad Moderna, en la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755 , que se guarda en el Archivo Diocesano, figura en el arciprestazgo de Ferreira-Ferreirúa “San Nicolás de Puertomarín” como colegiata cabecera de la encomienda sanjuanista, cuyo prior era el párroco.En 1827 Sebastián Miñano dice que la colegiata de San Nicolás de Portomarín estaba servida por un prior y cuatro capellanes de provisión de la orden sanjuanista y sujetos a su autoridad, que en su nombre ejercía un vicario eclesiástico. En 1849 añade Pascual Madoz que el curato era de primer ascenso.En el transcurso de ésta última centuria la aplicación de las leyes de la desamortización supuso la supresión efectiva de los señoríos y con ello, el fin definitivo del poder temporal de los comendadores y la extinción de los antiguos dominios de la Orden de San Juan, previéndose entonces el cese de todas las jurisdicciones privilegiadas y exentas, cuyos territorios se habrían de incorporar a las respectivas diócesis.Fue en el año 1874 cuando el obispo de Lugo, José de los Ríos, a instancias de la bula papal expedida por Pío IX en el año anterior, determinó que las parroquias que habían sido de la encomienda de Portomarín debían pasar a la jurisdicción diocesana lucense, entre ellas ésta de Portomarín.Ya a mediados del siglo XX, ante la inminente construcción del embalse de Belesar que inundaría el viejo Portomarín, se decidió acometer el traslado y la reconstrucción piedra a piedra de la iglesia de San Xoán en el emplazamiento donde se vino a levantar un nuevo poblado. Este proyecto fue llevado a cabo bajo la dirección del arquitecto Pons Sorolla y Arnau a partir del año 1955.Fuentes y bibliografíaAMOR MEILÁN, Manuel, Geografía General del Reino de Galicia: provincia de Lugo, Francisco Carreras Candi (dir.), Barcelona, Casa Editorial Alberto Martín, [s.f.].ARCAZ POZO, Adrián, Las órdenes militares en el reino de Galicia a fines de la Edad Media, Universidad Complutense de Madrid, 1994, tesis doctoral inédita [en línea], disponible en http://eprints.ucm.es/2372/ [Consulta 29/09/2017].ARCAZ POZO, Adrián, “Implantación y desarrollo territorial de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén en Galicia (siglos XII-XV)”, España Medieval, 18 (1995), pp. 257-274.BARQUERO GOÑI, Carlos, “La Orden de San Juan en el Camino de Santiago: la Bailía de Portomarín (1158-1351)”, Cuadernos de Historia Medieval, Secc. 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