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Entidad de población del Camino Francés en la parroquia de San Xoán de Furelos, municipio de Melide, provincia da Coruña. Está situada entre las poblaciones de Desecabo, al sureste y Melide, al noroeste. Su altitud es cercana a 410 metros. Tenía censados 130 habitantes en 2019.

El Camino Francés a su paso por A Ponte Vella de Furelos.

El llamado Camino Francés de Santiago baja desde los lugares do Leboreiro y Desecabo por el paraje da Madanela hasta llegar al río de Furelos. En la margen derecha del río se encuentra el lugar de Furelos. Antes de entrar en el lugar el Camino salva el río por un puente medieval de cuatro arcos, conocido con el nombre da Ponte Vella de Furelos. En 1851 durante el reinado de Isabel II, se construyó la llamada Ponte Nova, situada aguas arriba, fuera de la población y sobre el nuevo trazado de la carretera N-547 de Lugo a Santiago.

Tras cruzar el puente medieval se entra en el lugar de Furelos, que todavía mantiene la típica estructura de un poblado de vereda, con las casas alineadas y extendidas sobre ambas márgenes del camino. Las viviendas son en su mayor parte edificaciones rústicas de planta baja y un piso alto, con sus huertas en la parte trasera; algunas conservan hornos abovedados y casi todas ellas tienen cobertizos, alpendres y hórreos anejos. Todo ello está construido al modo tradicional con piedra de procedencia local, madera y teja. Gran parte de estas edificaciones se encuentran en estado ruinoso.

Trazado del Camino Francés a su paso por Furelos.

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En las inmediaciones del puente se localiza la iglesia parroquial de San Xoán, que conserva parte de su fábrica románica, probablemente de finales del siglo XII.

A pocos metros de la iglesia y muy cerca del puente se encuentra una casa llamada del hospital, que -según Uría- tenía a mediados del siglo XX la puerta de entrada con buen arco de medio punto al fondo de un pórtico cerrado. Del lado norte del camino y un poco apartada está la casa rectoral o da Encomienda, llamada así por haber pertenecido, lo mismo que la iglesia y el hospital, a la encomienda que los caballeros de la Orden de San Juan tenían en Portomarín.

Casa de la Encomienda de Furelos.

Continuando por la calle que desde la iglesia se encamina hacia Melide, se encontraba el llamado Pazo de Furelos, donde vivió la familia de los Varela, que la mantuvo arrendada a la Orden de San Juan.

Al norte de la población -en las márgenes de la carretera N-547 Santiago-Lugo- se encuentra una capilla dedicada a la Santa Cruz.

La fabricación de ladrillos y tejas constituye una actividad tradicional en los lugares de Piñor, Furelos y Leboreiro. En una carta de foro del año 1516 se mencionan varias tejerías en el entorno de Furelos. Actualmente se conserva el topónimo A Telleira referido a unas fincas situadas a un kilómetro y medio de distancia del lugar de Furelos, al norte del actual polígono industrial de Melide y de la CN- 547; todavía quedan ahí los restos de un horno y de varias construcciones relacionadas con la fabricación de tejas.

Restos del horno de una antigua tejera.

Aguas abajo del río Furelos en el lugar da Fábrica, se localiza el complejo industrial de una curtiduría que fue fundada en 1817 y que cerró en 1965.

Historia

Furelos fue una población destacada del Camino Francés que aparece mencionada en algunos itinerarios jacobeos como el de Arnold von Harff que viajó por Egipto, Venecia y Santiago, entre los años 1496 y 1499, y el de Manier que recoge el relato de su peregrinación a Santiago de Compostela en 1726.

El origen de este asentamiento se remonta a época romana; en el lugar aparecieron restos constructivos de esa época y un horno de fabricación de ladrillos y tejas. Aunque es un hecho controvertido, algunos autores sitúan en este punto la mansio Brevis de la vía XIX del Itinerario Antonino que iba de Braga a Lugo por Santiago; esta mansio también figura en los Itinerarios de Rávena y de Astorga. De ser esto cierto, resultaría que el camino de peregrinación medieval -al menos entre Furelos y Santiago– aprovecharía en algunos tramos el trazado de la antigua vía romana y en cualquier caso, lo haría entre Melide y Santiago.

En el año 1185 el Burgo de campo Leporario con su coto fue donado por Fernando II de León al monasterio de Sobrado; los términos del coto dividían por el puente de Furelos, Oleiros, Herosa, por Porto de Bois y Porto de Pambre, por Vasadra, Piñor y Vimianzo; de ahí de nuevo al puente de Furelos; la donación del burgo y su coto, con los mismos términos, fue confirmada por su hijo Alfonso IX, en los años 1189 y 1226.

En la Edad Media Furelos fue curato dependiente de la encomienda de Portomarín, que pertenecía a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (más tarde, de Rodas y Malta), quienes mantuvieron jurisdicción sobre este lugar hasta el siglo XIX. Los sanjuanistas tenían aquí la iglesia parroquial de San Xoán, un antiguo hospital de peregrinos, la casa rectoral o de la encomienda de carácter palaciego y un cillero donde se recogía el grano procedente del cobro de rentas, además de otras viviendas de uso particular situadas dentro del propio lugar.

Sobre la existencia del hospital de San Xoán de Furelos tenemos constancia por primera vez en el siglo XII gracias a un documento del monasterio de Sobrado dos Monxes, donde se menciona a un tal Martino frater hospitalis de Furelus, que realizó una venta en Melide al cillero de Sobrado.

La iglesia parroquial de San Xoán de Furelos fue obra románica. De esa época solo queda el muro sur o de la epístola con algunos canecillos bajo el tejaroz, cuya cronología basada en su tipología es de finales del siglo XII o principios del XIII. Todo lo demás es moderno; la iglesia fue restaurada en siglo XIX derribándose el ábside para ampliarla y para construir la sacristía.

En la capilla mayor de la iglesia parroquial tenían sepultura con su escudo de armas la familia de los Varela, que habitaron el llamado Pazo de Furelos entre los siglos XVI y XVII. El pazo fue también de la encomienda de Portomarín, a la que los Varela pagaban la renta correspondiente. En un apeo del año 1668 hecho por la Encomienda se describe así la primitiva residencia: “Una casa en que bibe [Baltasar Varela das Seixas]. Con dos Celeiros [graneros] questán pegados a ella Según esta sita en la calle que Sale de Junto a la Iglesia para tierra de abeancos Y otras partes a la mano de abajo Yhace Por la delantera Calle Y por la de abajo contaReo Y aira que posee el que declara. Y por Un lado Con casa que posse Isabel López Valladares”.

En el Catastro de la Ensenada (1753) se dice que dentro del término parroquial había una taberna llamada de Furelos, que tenían arrendada los vecinos y ponían en ella estanquillo. Consta también que había un hospital llamado de Furelos, que era de la encomienda de Portomarín; tenía surtido de dos camas para los peregrinos, sin que se les proveyese de comida, ni de otra cosa.

Según apunta Madoz, en 1847 la población de Furelos reunía 54 vecinos y 96 almas. Años después, en el itinerario militar de Lugo a Santiago del año 1866, se dice que había en la aldea de Furelos 53 edificios y que a la entrada se pasaba por un puente de piedra el río del mismo nombre. Carré Aldao señala en los años treinta del siglo XX, que el lugar de Furelos era el más importante de su parroquia con 259 vecinos. En los años setenta del siglo XX figura en la Gran Enciclopedia Gallega que había en este lugar 196 habitantes.

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