FURELOS, iglesia parroquial de San Xoán de

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La iglesia parroquial está emplazada en la población de Furelos (ayuntamiento de Melide, provincia da Coruña). Situada sobre las márgenes del Camino Francés, que la bordea por el sur y el oeste, se encuentra en las inmediaciones del puente medieval de Furelos y frente a un antiguo hospital de peregrinos. Conserva algunos elementos originales de su fábrica medieval, aunque ha sido sustancialmente reformada en épocas posteriores.

Se trata de un edificio con una nave principal de planta rectangular con ábside anexo —de menores proporciones en planta y altura—en la cabecera de planta rectangular. La sacristía está adosada tras el presbiterio y dispone de planta baja y un piso alto. Los muros, de mampostería ordinaria recebados y pintados en todos sus lados, incluidos los correspondientes a la fachada y los que conforman el ábside, aunque con canterías resaltadas en vanos, esquinas y tejaroz.

Iglesia de San Xoán de Furelos.

La fachada principal del edificio, la oeste, se presenta en un solo lienzo, con pináculos que marcan sus vértices superiores elevando el edificio y con cornisas molduradas de granito, ligeramente onduladas, que al estar interrumpidas rematan en volutas. El lienzo presenta un marcado eje central alrededor del que se ordenan los elementos. Se trata de un acceso adintelado seguido de un vano rectangular para la iluminación interior para rematar en una espadaña, elevada sobre la cubierta. Esta es de granito y presenta dos pisos: el primero, con dos cuerpos de vanos con arco de medio punto con sendas campanas; el segundo, un único vano de del que pende la tercera campana. Este segundo cuerpo está flanqueado por pináculos de piedra y rematado por un frontón semicircular horadado con un óculo y sobre el que yergue un tercer pináculo y una cruz metálica. La obra de la espadaña es de comienzos del siglo XX y fue realizada por Xosé Ponte, de Boente. Comparte características formales idénticas con la iglesia parroquial de Santiago de Boente (ayuntamiento de Arzúa, provincia de A Coruña), situada también sobre el Camino Francés.

Fachada de la iglesia.
Alzado de la fachada anterior, oeste (izquierda) y alzado de la fachada posterior, este (derecha).

El muro norte presenta un vano para la iluminación de la nave y otro para la misma función en la parte de la sacristía, ambos adintelados. En el muro sur se ubica un segundo acceso al templo. Este, elevado debido al desnivel que debe salvar con respecto a la orografía del lugar que se salva por medio de una escalinata de huellas semicirculares, está formado por un arco de medio punto. En la fachada se disponen diferentes vanos sin seguir un patrón definido, que van desde un óculo en el primer tramo y una ventana en forma de arco de medio punto en el siguiente. En el ábside y sacristía cuentan con tres vanos rectangulares para la iluminación de los espacios, uno para el presbiterio y dos, en línea, para la sacristía. El encuentro entre los muros laterales y la cubierta se resuelve con un pequeño voladizo moldurado sobre el que se apoyan en doce canecillos de estilo románico —algunos de proa sobre doble nacela vertical—, que probablemente hayan sido recolocados aquí cuando a finales del siglo XIX se reformó la iglesia casi por completo. Todo el edificio se cubre con teja sobre una estructura de madera a dos aguas en la nave y a cuatro en la cabecera y sacristía.

Acceso secundario en el muro sur de la iglesia exterior (izquierda) e interior (derecha).
Alzado del muro norte (izqueirda) y alzado del muro sur (derecha). (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

En el interior, la iglesia cuenta con coro alto de madera a los pies con acceso del mismo material a través de la escalera dispuesta en el muro del Evangelio. A través del plano de planta del templo es posible entender cómo se ordenan los espacios en la iglesia y el modo en el que se comunica el presbiterio con la sacristía, ya que lo hace a través de sendas puertas en los extremos. La transición entre la nave y el presbiterio se resuelve mediante un arco triunfal de medio punto que descarga en sencillas impostas molduradas y columnas adosadas al muro. Este espacio se eleva sobre la nave mediante una plataforma de tres alturas.

 Planta de la iglesia.(José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago:

descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

En la capilla mayor se ubica un retablo diseñado como una puesta en escena que aprovecha el muro que la separa de la sacristía para situar el programa iconográfico. Este, de estilo rococó se fecha a los años finales del siglo XVIII. En la capilla mayor la familia de los Varela, que habitaron el Pazo de Furelos entre los siglos XVI y XVII, tuvieron sepultura provista con su correspondiente escudo de armas.

Parte de un fondo homogéneo que imita textiles y madera, aunque se trata de policromía y en lugar de estructurarse en un único bloque, se dispone utilizando el lienzo de fondo donde se colocan peanas unidas por una horizontal dorada, al igual que la parte superior que cubre las piezas, una estructura neogótica que choca con el conjunto central.

El retablo central, de madera policromada, utiliza el color para simular el material cerámico, desplegándose esta técnica en las columnas con tienen basas áticas y capiteles compuestos que se interponen entre pilastras adornadas en la parte frontal con guirnaldas de lazos y flores. El dorado inunda el conjunto, desde los alerones de líneas sinuosas que se unen entre sí adornados con rocallas, hasta la parte superior del retablo.

 

Cabecera y capilla mayor.

Este retablo fue restaurado por última vez en el año 1991. Tras ser reformado varias veces, se le añadió la predela con pilastras sobre el que se apoya en la actualidad y también la mesa del altar escalonado, sobre la que se colocó el sagrario. A ambos lados del retablo mayor se reparten cuatro peanas neogóticas: las del lado derecho albergan las imágenes de la virgen del Carmen y la virgen del Rosario, esta última obra del siglo XIX que también fue repintada en los años 50 del siglo XX. En el lado izquierdo se disponen las imágenes del Sagrado Corazón, hecho de pasta y de Santa Lucía, talla del siglo XVIII repintada en dos ocasiones.

La hornacina central tiene arco de medio punto y acoge la imagen de San Juan Bautista, patrono de iglesia junto con el Agnus Dei. Esta imagen parece obra original del siglo XIX y fue retocada y repintada en los años 50 del siglo XX. Al cuerpo principal del retablo se le superpone el ático flanqueado por las figuras de dos angelotes, que presenta un frontón partido, en medio del cual está ubicada una aureola circundada de nubes, entre las que asoman las cabezas de cuatro querubines. En el centro se representa al Espíritu Santo en forma de paloma.

Imagen de san Juan Bautista presidiendo el retablo mayor.

La iglesia alberga dos retablos neogóticos más, el dedicado al Santo Cristo está ubicado en el lado meridional de la nave. En él la imagen del Santo Cristo, obra de gran calidad de la segunda mitad del siglo XX realizada por Manuel Cagide, natural de Furelos, que donó la talla a esta iglesia. En él se representa a Cristo con un brazo desclavado. En el lado opuesto, el retablo de santa Lucía fue realizado en el año 1928 y además de la santa acoge las imágenes de san Antonio y san Roque.

Retablo del Santo Cristo.

Entre los objetos que se guardan en el interior de la iglesia, destaca una cruz procesional de plata repujada.

Cruz procesional.

Historia

En la Edad Media Furelos fue curato dependiente de la encomienda de Portomarín, que pertenecía a la orden de los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén (más tarde, de Rodas y Malta), quienes mantuvieron jurisdicción sobre este lugar hasta el siglo XIX. Los sanjuanistas tenían aquí la iglesia parroquial de San Xoán, un antiguo hospital de peregrinos y la casa rectoral o de la Encomienda.

La iglesia parroquial de San Xoán de Furelos fue obra románica. De esa época solo queda el muro sur o de la epístola, en el que destacan algunos canecillos bajo el tejaroz, cuya cronología, basada en su tipología, es de finales del siglo XII o principios del XIII. Todo lo demás es moderno; la iglesia fue restaurada en siglo XIX derribándose el ábside para ampliarla y construir la sacristía.

A instancias de la bula papal expedida por Pío IX en el año 1873, el obispo de Lugo José de los Ríos determinó que las parroquias que anteriormente habían sido de la encomienda de Portomarín debían pasar a la jurisdicción diocesana lucense, entre ellas: “Furelos con su unida Hospital de Seixas”.

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