© Archivo fotográfico del IEGPS
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La iglesia parroquial de Santa María de Vilavella se encuentra en el lugar de Vilavella (antiguo burgo de Triacastela), municipio de Triacastela, provincia de Lugo. Por Vilavella pasan dos ramales del Camino Francés que bajaban do Cebreiro a Triacastela; uno de ellos iba por O Biduedo, Lamas, A Lagúa, O Castiñeiro, Vilavella y Ramil. El otro, atajaba distancias desviándose por la empinada cuesta que baja del lugar de Vilar a Vilavella, transcurriendo por delante de la propia iglesia.
La ubicación de la iglesia desafía al paisaje, elevándose en una fuerte pendiente en un recinto murado que acoge, además del atrio, al cementerio parroquial. El estado actual del templo que hoy podemos visitar es fruto de numerosas reformas, algunas de ellas muy recientes que han modificado la antigua fábrica medieval, aunque esta todavía se puede advertir en algunas partes. Se trata de una iglesia de planta basilical con ábside cuadrado adosado en la cabecera y un cuerpo anexo a esta que hace las funciones de sacristía. Además, la fachada está precedida de un pórtico cubierto y cerrado en los lados norte y sur.
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| La iglesia de Santa María de Vilavella y su entorno inmediato. |
El templo está construido con mampostería de gneises y esquistos de proximidad, empleándose la piedra caliza en algunos de los elementos arquitectónicos más nobles del edificio. En el acceso al pórtico, la piedra ha sido cubierta con un recebado de cemento, aunque ahora se encuentra desconchado en partes, dejando ver el material original. Cuenta con un arco de medio punto que descarga sobre los pilares adosados al muro y líneas de imposta marcadas y que da acceso al interior del espacio previo al templo.
La fachada principal de la iglesia se presenta en un lienzo único con una marcada y rústica portada románica que consta de un arco de medio punto que descarga sobre imposta y que sobresalen ligeramente de las jambas y está rodeado por dos vueltas más de arco liberadas de cualquier ornamento pero que adelantan ligeramente el cuerpo de la portada con respecto a la línea de fachada conjugando la sencillez aplicada a la fábrica y al diseño de la portada con el movimiento arquitectónico que produce esta disposición.
Siguiendo el eje vertical determinado por esta portada, se sucede un vano rectangular en el segundo registro, que sirve para la iluminación de la parte alta del coro, y una espadaña que, elevada sobre un entablamento, se erige con un piso y dos vanos de arcos de medio punto que albergan sendas campanas. Se corona con un frontón triangular ciego y un pináculo que remata en una cruz metálica.
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| Iglesia parroquial de Santa María de Vilavella. |
Los muros laterales apenas se ven alterados, salvo en el lado norte por el acceso secundario al templo, precedido de una escalinata semicircular y en forma de arco de medio punto. En el muro sur, por el acceso exterior a la torre de campanario, que se conforma a través de un cuerpo de escalinata cerrado construido en piedra; además, a la altura del ábside se abre un vano abocinado que ilumina el interior. Todos los volúmenes que conforman el conjunto del edificio se cierran con pizarra, siguiendo la forma a dos aguas en el pórtico y la nave, a cuatro aguas en el ábside y a tres aguas en la sacristía.
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| Acceso secundario a la nave en el muro norte (izquierda) y acceso principal desde la fachada oeste (derecha). |
En el interior, los muros enlucidos de la nave dirigen la atención al presbiterio, que se eleva sobre la línea de cota del suelo de la nave. Este está enmarcado por un arco de medio punto y amplia luz que descarga sobre pilastras adosadas al muro. Tanto el arco como los idénticos de medio punto que se abren en ambos muros precediendo al presbiterio, así como los vanos (de iluminación y acceso), son los únicos elementos en los que se mantiene la piedra vista. Mientras la nave sigue la forma de la estructura de la cubierta con entramado de madera y vigas tirantes del mismo material que dan forma al armazón, el ábside se cubre con bóveda de arista.
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| Interior de la iglesia: nave y cabecera (izquierda) y pies de la iglesia (derecha). |
El repertorio iconográfico se concentro en el ábside y el espacio inmediatamente previo a este a través de tres retablos dispuestos en el marco de sus correspondientes arcos de medio punto. El que se corresponde con el del altar mayor es de madera policromada y estilo barroco datado en el siglo XVIII. Cuenta con un banco sobre el que se levanta el primer piso con tres calles verticales y, sobre este, el ático. Las calles verticales están delimitadas por los guardapolvos (las columnas exteriores de tipo toscano de basa ática, estriado fuste y capitel corintio) y las entrecalles (las columnas interiores con la misma morfología que las anteriores). Sobre estas, un entablamento interrumpido en la calle principal que, al igual que el resto del retablo, cuenta con una paleta tonal basa en colores pardos y borgoñas con resaltes celestes. La policromía, junto con las formas de los ornamentos, ayuda a recrear materiales nobles como los dorados —que aparecen en elementos destacados como capiteles, enmarcaciones de otras decoraciones o en todas las pilastras que definen los espacios de las hornacinas o los acabados del ático—, también técnicas decorativas como el estuco —en los fondos de las hornacinas— o el mármol que simula la tabla que sirve de fondo a la hornacina ubicada en el ático.
En la hornacina central se encuentra la imagen de vestir de la Virgen, flanqueada por San Antonio y San Blas a derecha e izquierda, no siendo ninguna de ellas coetáneas a la fábrica del retablo. En el ático se ubica a Cristo Crucificado. Ante el retablo mayor se ha colocado una mesa de altar que se eleva sobre la base de una antigua pila bautismal de cuenco semiesférico adornado con una faja de estrías oblicuas molduradas.
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| Altar y retablo mayor de Santa María de Vilavella. |
En los arcos ubicados en los muros norte y sur que preceden al presbiterio se ubican dos retablos gemelos. Datados en el siglo XVIII, son de estilo barroco y madera policromada y dimensiones menores al del altar. Cuentan con dos calles separadas por columnas salomónicas ornamentadas con elementos vegetales y frutales. En las hornacinas del muro del Epístola se custodian las imágenes de Miguel Arcángel y la Virgen de los Dolores; mientras que, en el correspondiente al muro de la Evangelio, están la Virgen del Carmen y San Roque peregrino. Los áticos de ambos retablos cuentan con los escudos heráldicos de los Quiroga, antiguos dueños de la Casa Grande de Pacios, ya en este territorio —según apunta la bibliografía— en el siglo XVII. Se trata de escudos sin partir con cuatro roeles, un árbol arrancado, cinco estacas en faja, dos leones enfrentados y ocho veneras. Varios miembros de esta familia fueron allí sepultados. Cabe mencionar que, entre los objetos del culto que guarda la iglesia, se encuentran una cruz procesional, una cruz de mesa y un cáliz.
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| Retablo lateral de Santa María de Vilavella. |
Los orígenes de la iglesia de Vilavella se encuentran en la fundación del monasterio familiar de Santa María y de San Paio de Triacastela; en el año 989 el monje Menendo Emeteriz donó a dicho monasterio numerosos bienes y posesiones de su propiedad.
Un siglo más tarde, concretamente en el año 1098, nos volvemos a encontrar la heredad de sanctam Mariam de Triacastella que era por entonces de Munio Núñez.
En el año 1119, la iglesia de Santa María y San Paio fue donada por Alfonso Muñiz al monasterio de Samos. Posteriormente Santa María de Triacastela aparece en el inventario realizado en 1125 por el abad Pedro Froilaz de todas las heredades del monasterio de Samos acrecentadas desde el comienzo de su prelancia.
En el año 1149 encontramos una noticia referida a la iglesia de Santa María que deja clara constancia de su ubicación en el burgo de Triacastela, sobre la margen del Camino Francés hacia el lado del mediodía según se venía de Santiago: ecclesia nostra sita est in Burgo Triacastelle redeuntibus a sancto Iacobo a parte meridiana. Consta en el correspondiente documento que esta iglesia, que por entonces era propia del monasterio de Samos, le fue concedida por la comunidad al archidiácono de León, Pedro Giráldez a cambio de que, en cualquier momento, in eadem eclesia sancte Marie de Triacastella diese refacción al abad o a otra persona que el abad exigiese, y cada año, en el mes de noviembre por el día de san Martín, diese igualmente un yantar a los monjes en el monasterio de Samos. A la muerte del archidiácono la iglesia debía volver al monasterio libera et quieta. En otro documento fechado en el mismo año aparece el archidiácono Pedro con todos los feligreses de la iglesia de Santa María, como confirmante de una venta en el propio lugar de Triacastela.
En 1175 aparece nombrada apud Tria Castella ecclesiam Sancte Marie de Burgo entre las posesiones que eran del monasterio de Samos, concretamente en la confirmación que otorgó el papa Alejandro III a dicho monasterio de todos sus derechos jurisdiccionales y patronales.
En 1260 se habla ya de la iglesia de Sancte Marie de Triacastella de Villa Vétere y también del lugar de Villa Vella.
Todavía en la Edad Moderna el monasterio samonense conservaba en Santa María de Vilavella numerosos bienes y propiedades y así consta en un apeo del año 1587, donde se dice que el monasterio cobraba por el patronazgo de la iglesia de Santa María de Vilavella.
Nos dice Arias Cuenllas que en 1623 se celebraron las bulas de concordia entre el obispo de Lugo y el abad de Samos, por las que el abad cedía al obispo la presentación de dieciocho beneficios de que disfrutaba el monasterio fuera del coto de la abadía, si bien se reservaba el derecho de patronato de los mismos; entre las feligresías afectadas se cita Santa María de Vilavella.
En la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755, que se guarda en el Archivo Diocesano, figura la iglesia de “Santa María de Vilabella”, en el arciprestazgo de Triacastela; era de “Su Majestad” y del obispo de Lugo. Contribuía con 4.400 reales.
En 1850 Pascual Madoz nos dice que iglesia parroquial de Santa María era curato de entrada, con patronato real y eclesiástico.
Amor Meilán repite en las primeras décadas del siglo XX, que esta feligresía era de entrada y que correspondía a la diócesis de Lugo, arciprestazgo de Triacastela.
AMOR MEILÁN, Manuel, Geografía General del Reino de Galicia: provincia de Lugo, Francisco Carreras Candi (dir.), Barcelona, Casa Editorial Alberto Martín, [s.f.].
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Clero-Secular_Regular, Libro 6503, fols. 33r, 63r, 79v, 99r, 147v-148r, 154r.
ARIAS CUENLLAS, Maximino, Historia del monasterio de San Julián de Samos, Samos, Monasterio de San Julián de Samos, 1992.
CONCELLO DE TRIACASTELA, “Iglesia parroquial de Santa María de Vilavella”, en Patrimonio relixioso [en línea], disponible en http://www.concellotriacastela.es/portal_localweb/RecursosWeb/DOCUMENTOS/14/0_1720_1.pdf [Consulta 23/02/2020].
DELGADO GÓMEZ, Jaime, El románico de Lugo y su provincia, t. 3, A Coruña, Edinosa, D.L. 1999.
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LÓPEZ POMBO, Luis, “Casa señorial de Pacios de Vilavella. Triacastela (Lugo)”, GaliciaDigital (11 de septiembre de 2003) [en línea], disponible en www.galiciadigital.com/opiniom/opinion.369.php [Consulta 13/12/2017].
LUCAS ÁLVAREZ, Manuel, El tumbo de San Julián de Samos (siglos VIII-XII), Santiago de Compostela, Caixa Galicia, 1986.
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