Antiguo hospital de peregrinos y enfermos dependiente de la catedral de Santiago de Compostela. Hasta la construcción del Hospital Real a comienzos del siglo XVI fue el más grande de la ciudad, tanto por sus rentas e ingresos, como por su capacidad.
Sus orígenes se remontan a la alta Edad Media. Tuvo distintos emplazamientos, siendo varias veces reconstruido y ampliado. López Ferreiro da cuenta de su última ubicación junto al monasterio de San Martiño Pinario, al norte de la catedral y de las casas arzobispales, en el comienzo de la rúa da Acibechería, habiendo en medio un ancho patio o ambulatorio.
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| Portada del hospital Vello de Santiago, actualmente en el edificio del rectorado de la Universidad. |
Otero Túñez, Goy Diz, López Alsina y Armas Castro recogen información de cómo pudo ser este inmueble desde comienzos del siglo XVI hasta que fue demolido a mediados del siglo XVII. Al parecer la forma del solar era irregular. El edificio tenía dos plantas y se distribuía en torno a un patio interior. Los registros hablan corredores abiertos sobre columnas en la parte baja, así como de una escalera de piedra que comunicaba con el piso de arriba. A la derecha de la portada principal se encontraba el refectorio, cuyas ventanas se mandaron enrejar puesto que por ellas pasaban las mozas a coger agua en la fuente que había dentro. Además del refectorio estaban en la planta baja la cocina, la bodega, la capilla y una primera enfermería con diecinueve camas; en la planta superior se situaba una segunda enfermería con veinte camas, una sala más pequeña, con otras seis camas para enfermos contagiosos y el aposento principal del administrador, que tenía ventana a la calle sobre la portada principal. Al edificio se adosaban algunas tiendas que los azabacheros alquilaban al hospital.
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| Figuras de san Francisco de Asís, san Juan Evangelista y Santiago Peregrino en una de las jambas de la portada del hospital Vello. |
En 1651 el inmueble fue vendido por la Universidad al monasterio de San Martiño Pinario. De esta venta la Universidad excluyó algunos materiales y elementos de construcción, entre los que se encontraba la portada principal del antiguo hospital que fue incorporada a la fachada principal del colegio de San Xerome (actualmente sede del rectorado de la Universidad), sito en el frente meridional de la plaza do Obradoiro.
La portada principal del hospital Vello fue construida con toda probabilidad entre finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI. Es de estilo gótico tardío. Al ser recolocada en su emplazamiento actual sufrió transformaciones que alteraron sus proporciones originales, ya que se le añadieron algunas piezas para darle mayor altura y adaptarla así al nuevo vano de la puerta que era más amplio.
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| Detalle del intradós del tímpano de la portada del hospital Vello, con el escudo de los Fonseca. |
La portada está coronada por un gran arco de medio punto enmarcado por una chambrana ornada con una guirnalda de motivos vegetales. En la arquivolta del arco se disponen en forma radial varias figuras en bajo relieve: en la clave central se representan a santa Ana, junto con la Virgen y el Niño, a su derecha se disponen las figuras de santa María Salomé, santa Lucía, san Jerónimo y san Lorenzo y a su izquierda María de Cleofás, María Magdalena, san Gregorio Magno, san Esteban y san Agustín. En el salmer del arco se representa un coro de ángeles que tocan distintos instrumentos de cuerda. En el centro del tímpano se alza la Virgen apocalíptica que permanece de pie sobre una media luna creciente, mientras sostiene al Niño en el brazo izquierdo; su cabeza está flanqueada por dos ángeles arrodillados y tras ella surgen rayos de luz. A los lados de la Virgen se encuentran las imágenes de santa Catalina y de otra mártir que podría ser santa Margarita. En el intradós curvado del tímpano está esculpido el blasón de los Fonseca, que un ángel sujeta entre sus manos. Las jambas tienen tres esculturas de santos a cada lado: a la izquierda, Santiago Peregrino, san Juan Evangelista y san Francisco de Asís, mientras que a la derecha se encuentran san Pedro, san Pablo y la figura de un dominico que quizá sea santo Domingo de Guzmán.
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| Capiteles tardo-góticos del siglo XVI procedentes del hospital Vello, hoy depositados en el museo de San Martíño Pinario. |
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| Basas tardo-góticas del siglo XVI procedentes del hospital Vello, hoy depositados en el museo de San Martiño Pinario. |
Algunas piezas provenientes del mismo edificio del hospital Vello se encuentran reaprovechadas en la cimentación de la fábrica barroca del monasterio de San Martiño Pinario, mientras que otras se exponen en el museo de este mismo monasterio.
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| Restos del edificio del hospital Vello en los cimientos de San Martiño Pinario. |
Historia
A comienzos del siglo IX el obispo Sisnando I cuando se planteó la completa renovación de la antigua urbe de Compostela edificó un hospital para acoger a los pobres y peregrinos en el lugar de “Lovio” situado junto a la iglesia de San Fiz, algo alejado del sepulcro apostólico y fuera del primer cerco amurallado que rodeaba el Locus Santus. Es éste el primer hospital de la ciudad del que tenemos noticia.
Según López Alsina, fue en el segundo tercio del siglo XI cuando debió producirse su traslado a un nuevo emplazamiento localizado entre el monasterio de San Martiño Pinario y la puerta norte de la catedral.
En el año 1094 consta que Gonzálo Vidragiliz dejó en su testamento a la alberguería del lugar apostólico cinco modios de pan y a los frailes y hermanas de illa porta, otros cuatro modios de pan. Esto último lo interpreta López Ferreiro como una alusión a las personas que servían y atendían a los peregrinos en el hospital de la Iglesia de Santiago.
En la Historia Compostelana consta que en 1105 el arzobispo Diego Gelmírez ordenó que la mitad de las limosnas dadas por los fieles a los altares de Santa María Madalena y da Santa Cruz en la iglesia-catedral de Santiago fuesen cedidas a los peregrinos y enfermos del hospital, que antes de su consagración como obispo había comprado y engrandecido con sus propios medios.
Por entonces el hospital contaba para su subsistencia con los legados y donaciones de otras muchas personas piadosas, que podían ser tanto enseres domésticos, como propiedades e inmuebles con sus respectivas rentas. Así sabemos que el cardenal de Santiago, Gudesindo, que murió en el año 1113, dejó al hospital de Santiago la mitad de sus casas, que estaban delante del palacio arzobispal.
Así mismo, en el año 1128 el propio Gelmírez concedió a este hospital un terreno para que sirviese de cementerio y para que edificasen en él una iglesia destinada para orar por la salvación de los pobres y peregrinos que allí yacían; en el Códice Calixtino se menciona entre las diez iglesias de Santiago: “la quinta, la de la Santísima Trinidad, que es el cementerio de los peregrinos”.
En el mismo año de 1128 se había murmurado que el arzobispo recibía dinero a cambio de los nombramientos de procurador o administrador del hospital, lo que dio lugar a que muchos se retrajesen de dar limosnas a este establecimiento. Gelmírez dictó un decreto prometiendo solemnemente que no haría tal cosa y que elegiría siempre persona sabia, discreta y religiosa, que sería nombrada para ejercer el cargo mientras él viviese, rogando a sus sucesores en el episcopado que hiciesen lo mismo. En ese momento figura como administrador del hospital un tal Pedro.
En 1154 el papa Atanasio IV expidió una bula confirmando a la Iglesia de Santiago todos sus privilegios y posesiones incluyendo el hospital, que se dice estaba situado ante dicha iglesia.
El lugar concreto donde se encontraba aparece detallado en el Códice Calixtino: “Cuando nosotros los franceses queremos entrar en la basílica del Apóstol, lo hacemos por la parte septentrional, ante cuya entrada está junto al camino el hospital de peregrinos pobres de Santiago y después, más allá del camino, se encuentra un atrio en donde hay nueve peldaños de bajada”. En el mismo códice se especifica que “la semana que va de Ramos a Pascua debe darse [limosna] de acuerdo con la costumbre a los peregrinos pobres de Santiago en el hospital. Es más, si se cumple la justicia de Dios, la décima parte de las ofrendas del altar de Santiago debe darse en todo tiempo a los pobres que lleguen al hospital. Pues todos los peregrinos pobres deben recibir por amor de Dios y del Apóstol hospitalidad completa en el hospital la noche siguiente al día en que lleguen al altar de Santiago. En cambio, los enfermos han de ser atendidos allí caritativamente hasta su muerte o total restablecimiento. Pues de esta forma se hace en san Leonardo. Cuantos pobres peregrinos allí llegan, reciben comida”.
En el año 1175 al hospital de la iglesia de Santiago le fue agregado el hospital de Bruma con sus rentas (en el camino da Coruña y Betanzos); en el correspondiente documento consta que antes de que Alfonso VII de León y Castilla acotase las propiedades del hospital de Bruma por carta del año 1140, se puso en la escritura que el orden que se estableciese en el hospital de Santiago se debía guardar en el de Bruma.
En el año 1195 hay constancia de que Guto de Sanuiz dejó varias mandas a los hospitales compostelanos de “Jerusalén, Santiago y San Paio“, para el sustento de sus pobres.
Ya en los siglos XIII y XIV la documentación acredita un importante incremento de las donaciones al hospital de Santiago y así mismo, nos ofrece los nombres de algunos de los fratres o freires que estaban empleados en dicha institución. Por entonces la administración del hospital dependía del cabildo, que se encargaba de nombrar a los procuradores responsables de la gestión.
Nos dice López Ferreiro que a comienzos del siglo XV el hospital vivía con holgura y era llamado “Hospital Mayor”. En 1465 el administrador Alonso González autorizó a Fernando Castanal para que pudiera cobrar y recaudar en el arzobispado demandas, limosnas y otras cosas pertenecientes al hospital, como ropas de vestir o de cama, joyas, ornamentos, pan, vino y ganados. También para que pudiera “devulgar et declarar” los perdones, bulas e indulgencias otorgadas por los santos padres a los benefactores de aquel establecimiento y recibir cofrades, servidores, hermanos y familiares de dicho hospital; se concedía esa autorización para el reparo de dicho hospital y para el sustentamiento de los pobres y enfermos que allí iban “de todas las quatro partidas del mundo”.
En 1492 los Reyes Católicos dieron orden de que “el dean y cabildo, fábrica y pobres del hospital de la ciudad de Santiago [pudiesen cobrar] la renta que corresponde de los votos de Granada”. Poco antes el hospital se había arruinado por un incendio, según se dice en una bula expedida por Inocencio VII en 1490. Dicho papa concedió al hospital de Santiago ciertas gracias espirituales, a petición del arzobispo Alonso de Fonseca II, para la hermandad de él. En noviembre de ese mismo año de 1490 el cabildo cedió, para la obra de ensanche del hospital, parte de una casa que tenía en la rúa da Acibechería.
La reedificación y ampliación del establecimiento hospitalario se hizo entre finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI siendo su administrador Pedro de Aragón. En 1499 consta “que en este momento se labra e edifica en la dicha ciudad un hospital que está junto a la iglesia de Santiago en donde algunos pobres se acogen e reparan” y consta, además, que se instó al prior de San Benito de Valladolid a que se aviniese a la cesión de unas casas viejas, que eran propiedad del monasterio de San Martiño Pinario, “por que el dicho hospital tiene muy poco sitio”. Las obras se hicieron a pesar de que en 1507 la Corona había obtenido una bula papal en la que se ordenaba la supresión y extinción del “Hospital Viejo de Santiago Alfeo” pasando sus rentas a los fondos del nuevo Hospital Real.
López Ferreiro sostiene que debió ser en esos momentos cuando se labró la portada del hospital presidida por la imagen de la Virgen María (que hoy se conserva), ya que así parece indicarlo el blasón de los Fonseca que está esculpido en el intradós del tímpano. A este respecto añade Caamaño Martínez que hay constancia de que en el año 1520 ya estaban colocadas las imágenes en las jambas de dicha portada.
En 1521 falleció el susodicho Pedro de Aragón, quien otorgó testamento cuando estaba “enfermo en cama dentro del hospital antiguo del señor Santiago” dejando por heredero universal “al dicho Hospital antiguo del Señor Santiago, donde soy administrador e a la obra de fabrica del dicho hospital, para que haya e goze mis bienes e hazienda”. Por entonces los cometidos primordiales del hospital eran asistir “a los peregrinos et romeros que vienen a vesitar el cuerpo santo del Señoe Santiago”, cuidar de los pobres y enfermos y velar por los huérfanos y pupilos pequeños.
En 1522 el arzobispo Fonseca III instituyó el colegio universitario dedicado a estudios de teología, que fue instalado en el mismo edificio donde se encontraba el ahora llamado “hospital Vello”. Aunque este último establecimiento seguía cumpliendo con su labor asistencial, el arzobispo llegó a un acuerdo con el cabildo para que sus rentas y bienes se invirtiesen en la dotación de preceptores, lectores y estudiantes pobres. El edificio de la Acibechería comenzó a cumplir ahora una doble función, siendo los rectores del colegio los mismos que administraban el hospital.
En 1546 el hospital Vello dejó de funcionar traspasándose todas sus competencias al Hospital Real. En ese momento la Universidad tomó plena posesión del inmueble de la rúa da Acibechería vendiéndolo al monasterio de San Martiño Pinario en 1651; de esta venta la Universidad excluyó algunos materiales y elementos de construcción, entre los que se encontraba la portada que sería incorporada en la fachada principal de la nueva sede del colegio de San Xerome, sita en la plaza do Obradoiro.
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