MELIDE, parroquia de San Pedro de

Feligresía del Camino Francés en el municipio de Melide, provincia da Coruña. Está situada entre las parroquias de San Xoán de Furelos, al sureste y Santa María de Melide, al suroeste. Consta de una entidad de población: Melide.

El término es de pequeña extensión; el río Furelos, afluente de la margen septentrional del río Ulla, constituye el límite oriental. Tributario del Furelos es el río Mera.

La parroquia tenía 4.544 habitantes en 2019. En ese momento predominaba con claridad la población empleada en el sector de los servicios.

El mercado de Melide, de carácter comarcal, se celebra todos los domingos y son expuestos alimentos y ropa, entre otras cosas. La feria del ganado es de carácter nacional y de las más importantes de la región; se celebra el último domingo de cada mes en el recinto ferial.

El 29 de junio es el día las fiestas patronales de San Pedro. También tienen relevancia dos concurridas romerías, la de San Roque y la del Carmen.

Historia

La historia de la parroquia de San Pedro de Melide es la misma que atañe al núcleo urbano de su nombre. Las primeras noticias referidas a la villa y burgo de Melide las encontramos en la colección diplomática del monasterio de Sobrado, que en los siglos XII y XIII aparece firmemente implantado en esta población, siendo poseedor de múltiples casas, molinos, solares y heredades ubicadas dentro del propio término.

A comienzos del siglo XIII el monarca Alfonso IX pobló “de novo” el Castro de la villa y en 1214 la donó a la catedral de Santiago. Desde entonces y hasta la Edad Moderna los arzobispos de Santiago fueron los señores Melide en lo temporal, dependiendo de ellos todas las cuestiones relacionadas con el gobierno y administración del lugar.

En el año 1285 se puso fin al pleito sostenido entre las Iglesias de Lugo y Mondoñedo por razón de la pertenencia de San Pedro, de Santa María y de otras feligresías que formaban el arciprestazgo de Melide; el pleito fue ganado por el obispado de Mondoñedo y estas dos iglesias pasaron a formar una vicaría dependiente de dicha diócesis.

Precisamente entre el final de esta última centuria y los comienzos del siglo XIV se ha venido fechado la fábrica de la iglesia parroquial de San Pedro, que hoy conserva su portada medieval incorporada a la fachada principal de la capilla de San Roque, sita en la propia población de Melide.

En el Libro de la Décima destinada a sufragar la guerra de Granada, del año 1488, figura en el obispado de Mondoñedo y arciprestazgo de “Milide” entre otras ocho feligresías: San Pedro y Santa María de “Milid” que contribuían respectivamente con 4.000 y 1.300 maravedís.

En 1575 el arzobispo de Santiago hizo una descripción de la villa de Melide al rey Felipe II diciendo que “que era un pueblo de unos cien vecinos, la mayor parte de ellos mesoneros, del señorío temporal de la mitra compostelana y jurisdicción eclesiástica de Mondoñedo”.

En el memorial de las iglesias del obispado de Mondoñedo, remitida por el obispo de dicha diócesis en 1587, se incluye la iglesia de “San Pedro de Mellid” que por entonces tenía 70 vecinos. Así mismo en el censo de población de la corona de Castilla del año 1594 figura que en el partido de “Villamellid”, en la provincia de Santiago de Compostela, había 75 vecinos pecheros.

En el año 1607 el cardenal Jerónimo del Hoyo giró una visita al arzobispado de Santiago de la que dejó constancia en una extensa memoria en la que dice: “La villa de Mellid con su jurisdicción está a nueve leguas de Santiago y en medio del reino: Tiene 400 vasallos. Vale como mil reales al Juez”.

En 1753 se dice en el Catastro de la Ensenada que las poblaciones y términos de la “villa de Mellid” y de la “feligresía de Santa María del mismo nombre” eran señorío del arzobispo de Santiago como dueño que era de la jurisdicción de “Mellid”, al que le contribuían los vecinos con 73 reales y 18 maravedís de vellón al año por el servicio que se llamaba de “mula y cuchara” y no le pagaban otra cosa, excepto algunas rentas forales; además, entre otros beneficios, el arzobispo tenía el derecho de portazgo que percibía en su nombre el procurador general de la villa. Por los diezmos de todos los frutos que se producían en término parroquial de la villa, contribuía cada vecino “cabo de casa” con 2 reales y 10 maravedíes al año y por razón de ofrenda pagaban las viudas y solteras un real y ocho maravedíes anuales. Diezmos y ofrendas pertenecían al cura párroco, excepto los diezmos que producían las tierras que cultivaba el convento del Santo Espíritu de Melide por medio de sus criados, que los cobraba el propio convento. Del lugar que trabajaba Andrés de Tarrio, casero del convento, la mitad lo cobraba el convento y la otra mitad el párroco. Por razón del “voto” del apóstol Santiago pagaba cada vecino que tenía yunta de ganado medio ferrado de centeno al año.

Se celebraba, por entonces, una feria todos los domingos de cada mes donde se vendían todo género de ganados y otras cosas; la facultad de vender libremente en la feria la había cedido el arzobispo de Santiago en beneficio del común. El ramo que llamaban de “ferrado”, de todo fruto que se vendía en la plaza de la villa, se lo tenía arrendado Ignacio Moscoso, administrador que era de la Obra Pía de San Antón, a Ignacio García. Se registraban en el término 64 vecinos. Las más de las casas en que vivían se hallaban cargadas de pensiones y en esta parroquia y la de Santa María de Melide se contaban 11 arruinadas. Entre los que desempeñaban algún oficio o se dedicaban a las “artes mecánicas” había dos cirujanos, dos escribanos, dos tenderos de paños, un mercero, cinco herradores (tres de ellos de “obra gruesa”), dos carpinteros, once zapateros, ocho curtidores y un maestro guarnecedor. Había una taberna, tres hornos propiedad de particulares y un estanco de tabaco al por mayor. Algunas posadas servían a los estudiantes de gramática y otros estudios mayores que concurrían a las cátedras de la villa en los meses correspondientes. Existía un hospital que solo era para alojar a los peregrinos que iban al apóstol Santiago, con 12 camas, sin que en él se curase de enfermedad alguna y tenía de renta anual 162 ferrados de centeno y 150 reales de vellón; en su administración intervenía el convento del Santo Espíritu. Había además una botica que corría a cargo de un religioso del mismo convento; el convento era de la Orden Tercera de San Francisco y acogía entonces a treinta y tres religiosos de misa, un novicio y tres legos.

En 1826 Sebastián Miñano anotó en su Diccionario que la feligresía de “San Pedro de Mellid”, en la provincia de Santiago, jurisdicción de “Mellid”, obispado de Mondoñedo, tenía 116 vecinos y 558 habitantes. Estaba situada en “la carretera de la Coruña a Orense”. Distaba 7 leguas de Lugo y desde Ferreiros a la villa de Melide había cuatro horas y media de marcha militar y en su intermedio se encontraban las poblaciones de “Burres, Cortove, Arzúa, Rabadizo, Castañeda, Boente y Barreiro”. Había en el término un convento de terceros de San Francisco y un palacio bastante deteriorado, propio del marqués de Corvera, que se llamaba de “San Antonio” por estar en él la fundación pía de la capilla de este santo. Así mismo había un hospital ruinoso y una estafeta para la correspondencia de la provincia de Lugo y Santiago. Se celebraba mercado todos los domingos, donde se vendía mucho grano y algunas frutas; también se celebraba feria todos los últimos de cada mes, en el cual se hacía bastante tráfico de ganados yeguar y vacuno, con algún comercio de paños, quincalla, herraje, jabón, sal y otros productos. Había administración subalterna de tabacos. Carecía de cárcel, pero cuando había algunos reos se les detenía por turno en casa de uno de los vecinos que se titulaba alcaide carcelero. Contribuía junto con la feligresía de Santa María de Melide con 9.787 reales y 27 maravedís y 900 por el convento.

En el año 1842, tras la aplicación de la leyes de la desamortización y producirse la exclaustración de los conventos, la iglesia del monasterio del Santo Espíritu pasó a servir como templo parroquial en lugar del de San Pedro, que finalmente fue demolido.

En 1848 Pascual Madoz dice igualmente que esta parroquia pertenecía a la diócesis de Mondoñedo. Su iglesia era matriz de las de Santa María de Melide y San Martiño de Moldes, el curato era de primer ascenso y el patronato pertenecía a la casa del conde de Lemos. La industria era la agrícola y la panadería. Había en la parroquia 150 casas de pocas comodidades y la población total sumaba 150 vecinos y 700 almas.

Carré Aldao señala que en las primeras décadas del siglo XX había en esta feligresía 1.195 habitantes de hecho y 1.239 de derecho. Se contaban en total 290 casas (244 formaban el casco de la villa), 62 de ellas eran de una sola planta, 215 de dos plantas y 13 de tres plantas.

En 1956 esta feligresía pasó a ser de la diócesis de Lugo. Dos décadas después figura en la Gran Enciclopedia Gallega que había en el término parroquial 2.485 habitantes en las entidades de Agueiros y Melide (capital del municipio).

Fuentes y bibliografía

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