CEBREIRO, O (Pedrafita do Cebreiro)

Entidad de población del Camino Francés de la parroquia de Santa María do Cebreiro, municipio de Pedrafita do Cebreiro, provincia de Lugo. Se halla entre los lugares de La Laguna de Castilla (León), al sureste y Liñares (Lugo), al oeste. Tenía veintitrés habitantes en 2019.

Es la primera población jacobea de Galicia viniendo desde León cruzando por el puerto de montaña do Cebreiro de 1.293 metros de altitud, el mons Februaii de los documentos medievales y de los itinerarios jacobeos. El Camino Francés subía hasta el lugar pasando por las entidades de La Faba y la Laguna que pertenecen a la provincia leonesa.

En el límite interprovincial, un kilómetro antes de llegar al poblado do Cebreiro, se localiza el topónimo Teso dos Santos referido a las fincas de la margen meridional del camino. Aquí la tradición ubica la capilla dos Santos, que según Valiña Sampedro se desmoronó en siglo XIX. Las imágenes de la capilla se destruyeron y las piedras de las paredes se emplearon en las edificaciones del poblado. El lugar do Cebreiro constituye un pequeño poblado típico de la montaña del oriente lucense. Se rehabilitó siguiendo un proyecto del arquitecto Pons Soroya en la década de los años sesenta del siglo XX y fue posteriormente declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional.

Recinto del antiguo monasterio de Santa María do Cebreiro.

Entrando en el poblado por su extremo oriental, en la encrucijada que forma el Camino Francés con otros caminos locales, se encuentra el crucero da Mina —de reciente factura—. Tratándose de un crucero de tipo crucifico en el el que en el reverso de la cruz presenta la representación de la Virgen con el Niño en brazos y, en el anverso, a Cristo Crucificado, cuenta además con ciertos elementos relacionados con la tradición jacobea  como son la figura del apóstol Santiago vestido de peregrino sobresaliente en el fuste de la columna y el cáliz con la sagrada forma que recuerda el milagro que aconteció en este lugar. Además de las  veneras o conchas del peregrino ubicadas en las cuatro esquinas del capitel. Cerca del crucero se ha levantado un monolito conmemorativo de las distintas rutas que procedentes de toda Europa, confluyen en Compostela.

Cruceiro da Mina.

Detalle del anverso de la cruz con la Virgen con el Niño en brazos (izquierda) y del relieve de Santiago peregrino en el fuste del cruceiro (derecha).

Tanto el crucero como el monolito se alzan ante el recinto murado de lo que fue el antiguo monasterio y priorato de Santa María que ejerció poderoso dominio sobre toda la zona. Hoy en día tan solo se mantiene en pie la iglesia monástica, reconvertida en parroquial con su nuevo cementerio y, junto a ella, la casa del mesón que los monjes benedictinos edificaron en el siglo XVIII; ambos edificios fueron restaurados entre los años 1962 y 1966. El antiguo hospital de peregrinos que hubo aquí fue demolido en el siglo XIX y nada queda de él; lo mismo ocurre con el resto de las dependencias del antiguo monasterio.

El Camino Francés a su paso por O Cebreiro.

La iglesia de Santa María, a pesar de las reformas y ampliaciones experimentadas, mantiene el esquema original de su planta, en la que se siguió un trazado comparable a la de otras iglesias asturianas del siglo IX; según Yzquierdo Perrín, son de época prerrománica las dos capillas de las cabeceras de las naves laterales, los pilares que dividen las naves y los muros que cierran las naves laterales por el lado occidental. El resto del edificio se fue renovando en diferentes etapas.

Al oeste del recinto del antiguo monasterio se extienden las casas de la población, organizadas en torno al eje central del Camino Francés que en este tramo aparece empedrado. Casi todas las casas han sido recientemente restauradas y algunas de ellas se han edificado de nuevo; la mayor parte son de planta cuadrangular y se les ha añadido un piso alto, todas están construidas con mampuestos de procedencia local, madera y losa de pizarra, que se emplea en los tejados en sustitución de las antiguas cubiertas de entramado vegetal. Lo que fueron mayormente casas de labradores, se han reconvertido en hostales, tiendas y restaurantes para los viajeros y peregrinos actuales. Al lado de este tipo de edificaciones, llaman poderosamente la atención las “pallozas”, que son las viviendas tradicionales restringidas a esta zona de la alta montaña lucense, que reúnen gran interés etnográfico.

Plano del núcleo urbano do Cebreiro. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

Las “pallozas” son construcciones generalmente de planta oval, aunque también las hay rectangulares de esquinas redondeadas y de planta circular. Suelen tener muros de mampostería pizarrosa o granítica asentada en seco. Poseen una altura media de un metro con setenta centímetros a dos metros y tienen cubierta vegetal sobre armazón de madera, apoyado en un poste central; la inclinación de estas cubiertas es muy notable para evitar que en los meses de invierno se acumule la nieve. Los vanos de las ventanas se reducen a pequeñas aberturas y las puertas de entrada a veces son dos, para dar paso a personas o ganado. El interior de la vivienda puede constituir un único espacio o estar dividido en varios aposentos comunicados entre sí.

Alzado, planta y secciones de una palloza. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

La parte más amplia de las pallozas es la destinada a la vida de las personas, en ella se encuentra el lar (en torno al cual se hacía la vida cotidiana), el horno y los cuartos para dormir, de tamaño muy reducido y muchas veces separados por tablas. En lugar de los cuartos, puede haber un entarimado alto sobre el que se extienden los lechos, aunque en principio es lugar destinado para almacenar la hierba, leña, patatas u otros productos. El espacio dedicado a establo se llama “estrevariza” si está separado del lugar de habitación; las “estrevarizas” solían tener comederos comunicados con la vivienda, para evitar salir al exterior en invierno con el fin de alimentar al ganado. A veces hay otro espacio independiente, para guardar las ovejas.

Casas do Cebreiro.

Una de estas “pallozas” del lugar do Cebreiro ha sido acondicionada como museo etnográfico donde se exponen aperos de labranza, muebles y telares manuales, ya que fue muy importante en toda la comarca la industria familiar de tejidos, principalmente los derivados del lino y la lana. Según Lucas Labrada, a comienzos del siglo XIX, había en esta jurisdicción do Cebreiro ochenta y cuatro telares, con otros tantos operarios.

En medio del poblado y a un lado del Camino Francés, se encuentra una fuente de agua potable que se halla en el interior de un recinto abierto al frente y cerrado en los restantes lados con muros de mampostería, a los que adosa un banco corrido; el recinto se cubre con techumbre de losa a dos aguas, apoyada sobre un armazón de madera con vigas tirantes.

“Palloza”.

En el lugar se conserva un único hórreo o panera de planta cuadrangular, que se eleva sobre nueve pedestales monolíticos provistos de “tornaratos”. La panera tiene estructura formada por gruesas vigas que sostienen paredes y suelo de tablazón; dispone de una balconada de madera que mira al sur y que da paso a la puerta de entrada. La cubierta es de entramado vegetal con forma cónica.

Finalmente, saliendo del poblado por el extremo oeste hacia Santiago se encuentra algo apartado del caserío el edificio de un nuevo albergue para peregrinos. Este albergue se emplaza a los pies de un monte en cuya cima se alza una cruz de madera; la cima del monte alcanza los 1.350 metros de altitud y recibe el nombre de Teso da Cruz.

Historia

Por ser un enclave destacado del Camino Francés, el puerto de montaña y la población do Cebreiro con el monasterio de Santa María y su hospital de peregrinos aparecen repetidamente señalados en los itinerarios de todas las épocas. Así en el Códice Calixtino, escrito en el siglo XII, se describe la undécima etapa del Camino que iba de Villafranca a Triacastela pasando por el puerto do Cebreiro y se dice que desde este puerto se iba al hospital que estaba la cumbre del monte. En 1494 Münzer menciona la villa do Cebreiro a la que denomina Sebroros, diciendo que estaba en el monte Malfaber. Así mismo. Arnold von Harff cita Marie de Sebreo en el relato de sus viajes por Egipto, Venecia y Santiago que realizó entre los años 1496 y 1499.

Ya en la Edad Moderna, Antoine Lalaing nombra O Cebreiro con motivo de la venida de Felipe I “el Hermoso” a España en 1502. Por su parte, Bartolomé Villalba, en su Itinerario del Pelegrino Curioso y Grandezas de España del año 1577, pormenoriza sobre el milagro eucarístico que supuestamente aconteció aquí en torno al año 1300. En 1673 Domenico Laffi, en la primera edición de la publicación de su segundo viaje a Compostela, se refiere igualmente al milagro eucarístico y a las reliquias do Cebreiro. Más detallado es el relato de la estancia de Antonio Naia que pernoctó aquí en enero del año 1718, dejando vívida constancia de las condiciones y costumbres de las gentes del lugar. Por último, diremos que O Cebreiro y el port Sebierou, son nuevamente reseñados por Guillermo Manier en 1726, por Martín Sarmiento en 1755 y por Jean Pierre Racq en 1790.

La historia de este lugar está intrínsecamente ligada a la del antiguo monasterio de Santa María do Cebreiro. Desconocemos la fecha de su fundación, aunque la tradición le ha dado mucha antigüedad fijando su origen en el siglo IX. Así parecen corroborarlo los restos arqueológicos de una edificación prerrománica que fue descubierta bajo los escombros del viejo convento y también la morfología de las capillas laterales de la propia iglesia, que se adscriben a ese mismo período.

A lo largo de la Edad Media el monasterio ejerció poderoso dominio feudal sobre toda la zona. Fue objeto de privilegios regios y las propiedades que recibió en donación llegaron a extenderse por todas las parroquias de la serranía lucense del entorno y aun por la comarca leonesa del Bierzo. Tuvo coto y horca y fue enclave jurisdiccional francés en la ruta jacobea, ya que su vida se orientó durante un largo período a través de Aurillac y Cluny.  Más tarde pasó a depender de los abades comendatarios de Espinareda (en el Bierzo) y ya en año 1496 quedó definitivamente anexionado como priorato a la Congregación de San Benito el Real de Valladolid y así se mantuvo hasta el final de sus días, ya bien entrado el siglo XIX.

El núcleo poblado do Cebreiro se formó en torno al monasterio manteniéndose sujeto a su señorío jurisdiccional hasta el fin del Antiguo Régimen, ya que se encontraba dentro de los términos del coto monástico.

Los habitantes del lugar eran considerados vasallos del monasterio al que tenían que pagar los tributos correspondientes y prestar su servicio siempre que les fuera requerido. Entre sus obligaciones se encontraba el deber de ayudar a los peregrinos en sus necesidades y contribuir al mantenimiento de los edificios de la iglesia, del hospital y del convento, ya fuera aportando mano de obra o materiales. También debían contribuir al trabajo en la fábrica de los caminos, en el rompimiento de nieves y en el plantío de palos y divisas de señalización de las cunetas con el fin de facilitar el tránsito de los peregrinos y pasajeros en el invierno. En contrapartida, para que pudiesen servir al hospital sin otras trabas y no desamparasen las viviendas de un lugar tan inhóspito, estaban eximidos de los pagos de servicios e impuestos debidos a la corona.

El rey Enrique II de Castilla les otorgó ese privilegio por primera vez en el año 1369. Posteriormente distintos monarcas vendrían a confirmarlo reiteradamente, no solo en la Edad Media, si no también en la Edad Moderna. Así, a mediados del siglo XVIII consta en el Catastro de Ensenada que los vecinos de Santa María do Cebreiro habían presentado tal privilegio en el Real Consejo de la Guerra y que en su conservación habían ganado varias ejecutorias.

Este estado de cosas no cambió hasta el siglo XIX, primero con la creación del ayuntamiento constitucional do Cebreiro en 1822 lo que convirtió al lugar en capital municipal con su correspondiente casa consistorial y cárcel y más tarde, con la aplicación efectiva de las leyes de desamortización que supusieron el principio del fin de la existencia del monasterio.

El siglo había comenzado con las luchas sostenidas contra los franceses durante la Guerra de la Independencia que tuvieron un gran impacto sobre toda la comarca, ya que era paso obligado para las tropas militares que se movían entre Castilla y Galicia. Nos dice Valiña Sampedro que los libros parroquiales guardan notas del paso devastador de las tropas francesas que prendieron fuego a la villa do Cebreiro y a otros muchos lugares próximos.

En 1826 confirmaba Miñano que por la villa del “Cebrero” iba la “vía militar de los romanos” (refiriéndose al Camino Francés) de la que se conservaban diferentes trozos, y a un cuarto de legua en dirección norte pasaba el camino real para Lugo.

Al mediar esa misma centuria anotaba Madoz que la villa tenía noventa y un habitantes. Por entonces el monasterio do Cebreiro ejercía todavía el señorío de la jurisdicción con otros partícipes, nombrando conjuntamente juez ordinario. Los monjes benedictinos no abandonarían el lugar hasta el año 1858.  Con ello, la institución monástica desapareció definitivamente y Santa María do Cebreiro pasó a ser una feligresía más del obispado de Lugo.

Poco después, en 1862, el ayuntamiento do Cebreiro se cambió por el de Pedrafita. Nos dice Fariña Jamardo que las razones expuestas en la correspondiente sesión de la Diputación Provincial de Lugo eran “La absoluta nulidad del pueblo del Cebrero para la capitalidad del municipio y la oportunidad del cambio”. Señala el autor que mientras Pedrafita era punto más céntrico y mejor comunicado al estar en el camino de Madrid a Coruña, era además un núcleo mucho más abrigado que O Cebreiro, población ésta ventisquera y aislada.

Con todo, según Amor Meilán, en los años treinta del siglo XX había en esta población cinco posadas y se celebraban ferias el cinco y veintiuno de cada mes y el tercer domingo de septiembre, pero ni eran de las que más sonaban, ni de las que más valían, traficándose con productos de la comarca entre los que destacaban los quesos propios de la zona. Con el paso del tiempo, las ferias también acabaron trasladándose al lugar de Pedrafita donde permanecen en la actualidad.

En las décadas siguientes los establecimientos do Cebreiro fueron cayendo en una progresiva ruina hasta que en el año 1962 la Dirección General de Arquitectura acometió las obras de restauración de la iglesia, del mesón y de la totalidad del caserío, que fue declarado Conjunto Monumental y pasó a depender de la Dirección General de Bellas Artes. El proyecto de restauración lo firmó el arquitecto Pons Sorolla Arnau y se hizo con la idea de construir un “típico poblado de primitivas pallozas”. En 1964 el obispo de Lugo procedió a la consagración de la iglesia y sus altares. En 1965 se creó un museo etnográfico acondicionando para ello una palloza, y en 1966 se abrió de nuevo al público la casa del mesón del siglo XVIII restaurada como un moderno hotel que se llamó “Mesón de San Giraldo de Aurillac”.

A pesar del esfuerzo realizado por revitalizar la población, pocos años después se dice en la Gran Enciclopedia Gallega que la aldea do Cebreiro tenía treinta y ocho habitantes, constatando de este modo un descenso demográfico continuo desde los tiempos de Madoz, que aún persiste en nuestros días. La actividad agropecuaria, que configuraba el modo tradicional de vida basado en una economía autárquica, ha perdido gran parte de su peso, adquiriendo mayor protagonismo el sector del turismo y la hostelería, patente en el número desproporcionado de alojamientos y mesones abiertos al público, y también de tiendas de recuerdos y productos típicos, que hoy encontramos en una entidad tan pequeña.

Por otra parte, el milagro eucarístico, que dio fama internacional al lugar, ha convertido O Cebreiro en uno de los santuarios más importantes de Galicia y León al que acuden en romería millares de devotos. Todos los años, el día ocho del mes de septiembre se viene a honrar aquí a Nuestra Señora y el día nueve del mismo mes se dedica al Santo Milagro. Por tradición se considera el día ocho de los gallegos y el día nueve el de los leoneses.

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