Casa-palacio emplazada en la población jacobea de Portomarín, parroquia de San Nicolao de Portomarín, municipio del mismo nombre, provincia de Lugo.
La villa medieval de Portomarín surgió y se expandió a orillas del río Miño en torno al paso del Camino Francés. Comprendía dos burgos distintos: el de San Xoán, en la parroquia de San Nicolao, situado en la orilla derecha del río y el de San Pedro, en la parroquia del mismo nombre, sobre la orilla izquierda. El viejo Portomarín fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1946. Quedó totalmente anegado y destruido tras la construcción del embalse de Belesar entre finales de la década de los cincuenta y comienzos de los años sesenta del siglo XX.
El nuevo poblado de Portomarín se construyó al mismo tiempo que el embalse, emplazándose en el Monte do Cristo al noreste del antiguo del burgo de San Xoán. En la plaza donde hoy se encuentra la casa consistorial se recolocó la iglesia fortificada de San Xoán o San Nicolao, construida por los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén a comienzos del siglo XIII y frente a ella, el antiguo palacio del General Paredes o casa del Conde de la Maza del siglo XVI. Ambos edificios proceden del burgo de San Xoán; el antiguo palacio se encontraba en el llamado Carril do Lameiro, en Santa Clara, lindando su fachada septentrional con la rúa Nova y el Camino Real o de San Lázaro, sito en el extremo suroeste del burgo, por donde se salía de la población subiendo por la cuesta de San Roque en dirección a Compostela.
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| Fachada principal del Pazo del General Paredes. |
Esta casa palacio, junto con la de la Encomienda, fueron las de mayor envergadura de todas las que hubo en el burgo de San Xoán. Las fotografías antiguas que se conservan nos permiten apreciar la apariencia original del pazo en la ubicación primigenia, así como las diversas reformas y ampliaciones que han tenido impacto en él. De ellas podemos concluir que los muros eran de mampuestos esquisto recubiertos de enlucidos blancos, reforzando las partes más nobles con sillería de granitos. Además, las cubiertas eran de pizarra y las carpinterías de madera, además de los elementos de forja que se ubicaban en los distintos elementos de la fachada.
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| Torre meridional del palacio. |
Se trata de un edificio que se extiende longitudinalmente presentando un claro elemento central en forma de «U», que revela una suerte de simetría entre los dos salientes de los extremos a modo de torre y el cuerpo retranqueado, que se prolonga hasta su línea de fachada que se traduce en soportales en el primer piso y balconada en el superior. Esta estructura está formada por pilares cuadrangulares elevados sobre una alta y robusta basa y en cuyo encuentro con el forjado se fijan a este mediante ménsulas con relieves vegetales que lo flanquean.
El muro de sillares de granito de la balconada del piso superior se conecta con la cubierta a través de pequeñas columnas de granito (originalmente de madera) partidas que alternan secciones bulbosas y prismáticas. Ambos pisos están horadados dando servicio de luz y paso al interior, hoy con funciones diversas. Los muros se han construido con esquisto enluciendo sus aristas y los vanos con forrados de piedra granítica.
En cuanto a los volúmenes que flanquean al descrito, encontramos en el lado meridional una torre de grandes dimensiones que se eleva tanto en altura como en línea de fachada del cuerpo central. De idénticos materiales constructivos que el cuerpo central, se divide en tres registros: el primero, cuenta con un acceso a través de un arco de medio punto que, según apunta Paz López, daba acceso a las bodegas de la planta baja y a las escaleras que conducían al piso superior. A ambos lados se horadan sendos vanos cuadrados de distintas dimensiones. Sobre esta puerta se abre una ventana esquinera que tiene su correspondencia en el opuesto. La parte alta de la torre está enmarcada por el balcón cubierto en voladizo.
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| Torre septentrional del palacio. |
En el extremo septentrional del pazo se yergue una edificación construida con sillares de granito, claramente posterior a la fábrica anterior, en la que se mantiene la estética utilizada en el balcón en voladizo de la parte alta y en la que podemos destacar la hornacina con la imagen de la Virgen del Rosario. Antes del traslado, este edificio contaba con dos escudos que, siguiendo a Abel Expósito, representaban a los linajes fundadores de la casa. Ahora, cuanta con el escudo de armas del comendador Juan Piñeiro, procedente del anterior palacio de la Encomienda.
Antes del traslado del edificio, la fachada septentrional del palacio se prolongaba en un muro que cerraba el patio trasero al que se abrían varios anejos de servicio, utilizados como cuadras y pajares y también para guardar carros, apeos y herramientas; el patio se abría al Camino Real gracias a un gran portalón provisto de arco de medio punto. Nada de esto último se conserva.Historia
En el año 1509 Juan Piñeiro, comendador sanjuanista de Portomarín y Trebejo, llegó a un acuerdo con los hijos de Lope de Taboada, señor de la casa de Taboada, y de su mujer Sancha Álvarez de Vaamonde, para que dejasen libres la mitad de los bienes que su padre tenía aforados a la encomienda de Portomarín hacía más de cuarenta años. A cambio el comendador les volvió a aforar la mitad restante que incluía la casa que estaba en la parte de arriba de la villa y rúa de Portomarín. Según lo convenido entre los herederos, el fuero de esta casa recayó en García Vázquez, hijo del susodicho Lope. Por la ubicación indicada del inmueble podría tratarse del palacio del que hablamos.
Nos dicen Crespo Pozo y Vázquez Seijas, que en las primeras décadas del siglo XVII estaba en posesión de la Casa Grande de Portomarín (más tarde llamada Pazo del General Paredes o del conde de la Maza) el capitán Gregorio Villar y Castelo, casado con Clara Fernández do Barrio y Estrada, hijo de Gregorio Villar y Castelo “el Viejo” y de Lucía Vázquez de Castelo, señores de los cotos de Sabadelle, San Clodio y Cabezais; el capitán agregaría al vínculo de su padre los cotos da Laxe, Berea y del Hospital da Cruz, más los derechos de presentación del beneficio eclesiástico de Santa María de Francos y su anejo. En 1633 Clara Fernández do Barrio y Estrada otorgó testamento en su Casa Grande de Portomarín, siendo su voluntad ser enterrada en la capilla de Nuestra Señora del Rosario de la Colegial de San Nicolás de Portomarín, donde ya estaba enterrado su marido. La hija de ambos, Marcela de Villar Fernández do Barrio y Estrada, se casó con Antonio de Prado Ulloa y Montoto, señor de la fortaleza de Friol, que incoó expediente de ingreso en la Orden de Santiago en 1666.
Descendiente de Marcela de Villar y Antonio de Prado fue Francisco Antonio Silvestre de Prado Ulloa y Ribadeneira que murió sin sucesión en 1699 dejando por heredero a su sobrino Álvaro Antonio Losada Prado Sotomayor, casado con Rosa Gayoso Arias Ozores, hija de los condes de Amarante y marqueses de San Miguel das Penas. El matrimonio tuvo por hijos a Juan José Alonso de Losada Prado y Gayoso (el primogénito), casado con Josefa Garza y Sarmiento, hija de los señores de la casa de Tor y a Antonio Losada Gayoso, que -a su vez- se casó con Benita Josefa Pimentel. Del primero de los dos hermanos dice Vázquez Saco que fue señor de la casa de Portomarín, entre otras muchas. No obstante, en el Libro de Vecindad de Legos del Catastro de la Ensenada, que extractan Abel Expósito y Fernández López, consta que a mediados del siglo XVIII era Antonio Losada, de 38 años y soltero (que vivía con tres criados), quién tenía una “casa de alto en el sitio de la Rúa Nova” de Portomarín, que medía de frente ocho varas por dieciocho de fondo y colindaba por la izquierda con el Camino Real. Tenía además otras cuatro casas de planta baja en la misma rúa, diecisiete terrenos pequeños de buena calidad y un canal de truchas y anguilas en el río Miño. Percibía de doce vecinos de la villa treinta y cinco cañados de vino, sesenta y ocho ferrados de trigo y sesenta y tres reales de vellón. Entre fincas urbanas y rústicas sumaba unas treinta y ocho partidas en Portomarín y su entorno, por las cuales pagaba determinadas rentas a la fábrica de la iglesia de San Xoán, al prior y capellanes de la misma iglesia y, también, al comendador de Portomarín. A mayores, en las Respuestas Generales del mismo catastro, se dice de Antonio Losada que era vecino de la villa de Portomarín y señor del coto de Santiago da Laxe, que delimitaba con el camino real de Castilla, que no es otro que el Camino Francés en el tramo de Portomarín a Sarria. Así mismo, en la relación publicada por Abel Expósito correspondiente al Padrón de Callehita del año 1762, figura Antonio Losada Gayoso entre las personas nobles que había en la villa y jurisdicción de San Xoán de Portomarín.
Los apellidos Paredes y de la Maza por los que se conoce este pazo en la actualidad corresponden a los descendientes de Antonio Losada. Así, en su línea sucesoria figura María Josefa Losada Prado de Figueroa Villar de Estrada, vecina da Coruña y dueña de las casas de Portomarín, Cabezais y Laxe, con sus vínculos y mayorazgos. En 1805 esta señora contrajo matrimonio con José García de Paredes Herrera, mariscal de Campo de los ejércitos nacionales. El hijo de ambos, Francisco Javier García de Paredes y Losada casado con Manuela Agar Roldán, condesa de Taboada, fue capitán general de Baleares entre los años 1867 y 1868. Tuvo por hija a Amelia García de Paredes y Losada, que a su vez se casó con Leopoldo de la Maza, siendo su heredera María Presentación de la Maza García de Paredes que falleció en 1959, muy poco antes de que se terminase de construir el embalse de Belesar que acabaría por anegar el viejo burgo de San Xoán de Portomarín donde se encontraba el pazo. Por entonces ya hacía tiempo que el inmueble permanecía deshabitado y en estado ruinoso, manteniéndose al cargo diversos apoderados que se ocupaban de cobrar las correspondientes rentas. Al tiempo que fue trasladado piedra a piedra al poblado nuevo de Portomarín su titularidad pasó al Ministerio de Agricultura y en el 2014 fue adquirido por el ayuntamiento con la intención de rehabilitarlo para uso de la vecindad.
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