VITIRIZ, iglesia de San Vicente de

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Pasando el lugar de Parabispo en dirección a Compostela —y antes de llegar a A Peroxa y Boente— se localiza la iglesia parroquial de San Vicente de Vitiriz (ayuntamiento de Melide, provincia da Coruña). El templo está situado a unos quinientos metros al norte de la margen septentrional del Camino Francés.

Un muro de media altura rodea casi por completo al recinto que contiene tanto al templo como al antiguo cementerio parroquial.  La fábrica actual de la iglesia puede datarse, por su estilo románico junto a algunos elementos tardíos del gótico, entre finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIV, aunque sufrió transformaciones posteriores y fue restaurada por última vez a finales del siglo XX.

Iglesia de San Vicente de Vitiriz.

El templo se ordena en torno a una nave de planta basilical de planta rectangular a la que se le adosa la cabecera en el muro este, siendo esta de menores dimensiones en planta y altura que la nave, así como el volumen correspondiente a la sacristía en el muro norte. En cuanto a la fábrica de la iglesia, cabe mencionar que los muros son de mampostería enlucida, con sillares de granito vista en los esquinales, vanos, tejaroz y espadaña. La entrada principal de la iglesia se abre en la fachada oeste de la nave, que ha sufrido diversas modificaciones en su estructura. En la actualidad, mantiene la austeridad ornamental centrando en su eje vertical los tres elementos que le dan forma: la portada de acceso, el vano que ilumina la nave en el segundo registro que es una estrecha aspillera con derrame interior, proyectada a través del muro mediante un pequeño arco de medio punto abocinado; y, por último, la espadaña. Esta, es fruto de una obra posterior a la fábrica medieval de la iglesia y está formada por un único cuerpo de un vano con arco de medio punto con  campana, coronado por una cruz de piedra.

Fachada principal de la iglesia.

La portada de acceso mantiene la sobriedad a pesar de contar con un tímpano historiado. En forma de arco apuntado y con la solidez que le da el material utilizado, el granito, el tímpano se apoya sobre sendas mochetas con las cabezas labradas de un hombre (en el lado derecho de la puerta) y de un lobo con las fauces abiertas (en lado izquierdo). En todo su perímetro, el tímpano está recorrido por una sencilla moldura que enmarca un bajorrelieve que representa la escena del calvario. En el centro se representa a Cristo con los brazos extendidos y una ligera inclinación de la cabeza, flanqueado por la Virgen Maria y San Juan Evangelista, arrodillados ambos ante él.

Tímpano de la portada en el acceso principal de la iglesia.

 

En la fachada sur se ubica un acceso secundario a la iglesia, además de dos vanos para ventana de forma rectangular. El vano de acceso ahora se presenta adintelado al exterior, pero desde el interior es posible apreciar cómo antes contaba con un arco apuntado, ahora tapiado y recubierto. En la misma fachada, a ambos lados de la entrada lateral, se abren dos ventanas con arcos rebajados y amplio derrame interior, que corresponden a una reforma tardía. Bajo el tejaroz de la iglesia, en las fachadas norte y sur de la nave, se sucede una extensa serie de canecillos de estilo románico, que reúnen una variada decoración con motivos geométricos, vegetales y figurados (estos últimos representan tanto animales como a personas en distintas actitudes).

Alzado del lado meridional de Iglesia. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).
Portada secundaria de acceso ubicada en el muro sur (izquierda) y detalle de los canecillos del alero (derecha).

En el muro norte se abre una ventana idéntica a las descritas. El conjunto de vanos destinados a la iluminación interior de la nave cuenta con modernas vidrieras policromadas, que fueron realizadas en un taller de Bertamiráns (San Xoán de Ortoño, A Coruña) en la última década del siglo XX por encargo del cura párroco Andrés Guerreiro Sánchez. En el muro este, por encima del cuerpo de la cabecera, se horada el muro para acoger un rosetón con el vano calado, de manera que en torno al óculo central se dibuja una cruz de brazos ensanchados entre los que se intercalan las cuatro puntas de una estrella. El abocinamiento del rosetón, en el exterior y en el interior, está ornamentado con flores, hojarascas, botones y otros motivos tallados en bajorrelieve; además, por fuera, el perímetro del rosetón se orna con una serie de puntas de diamante. El edificio se cubre con teja dispuesta en una estructura a dos aguas en la nave y en el  ábside y a un agua en la sacristía.

Vista del ábside de la iglesia.

En el interior, a los pies de la iglesia, se ubica el coro alto de madera con acceso mediante escaleras del mismo material. Bajo el coro alto, en la esquina noroeste de la nave, se colocó la pila bautismal, que es una gran pieza tallada en un solo bloque de piedra granítica. La pila no presenta decoración alguna y denota cierta antigüedad. La transición entre la nave y la cabecera se resuelve mediante un arco de medio punto de tipo triunfal. La sacristía se comunica con la capilla mayor a través de una puerta adintelada y tiene una pequeña ventana rectangular con derrame exterior, orientada al naciente.

En el suelo de la nave, ante el arco triunfal, se encuentran dos lápidas funerarias con sus correspondientes inscripciones, en las que Broz Rei lee el nombre de «Dionisio Vata». Por otro lado, Taboada Roca dice que los sepulcros de los Baladas, poseedores de la casa de su nombre sita en la misma parroquia de Vitiriz, tocaban con la «reixa da Capela Maor».

 

Planta de la iglesia.(José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

En el muro que conecta la nave con el ábside se mantiene la piedra vista tanto en el zócalo como en la rosca del arco. Este es ligeramente apuntado y se apoya sobre impostas molduradas que se prolongan a lo largo del muro. En lo más alto del muro testero, sobre el rosetón y en el vértice del tejado, se colocó la figura del Agnus Dei y sobre él, una simple cruz de piedra. Tanto el arco triunfal como el rosetón y la figura del Agnus Dei, junto con las portadas, son elementos destacados de la fábrica medieval del templo.

La cabecera acoge en su interior la capilla mayor que recibe luz a través de una ventana abierta en el muro sur. La cabecera, tal como la vemos hoy en día, es fruto de varias intervenciones, tal como apunta Broz Rei cuando afirma que las obras que llevaron a elevar su cubierta debieron realizarse cuando de forma simultánea a la construcción de la sacristía, incorporada tardíamente al lado norte de la iglesia.

Interior de la iglesia: pies de la nave (izquierda) y vista de la nave a la cabecera (derecha).

En la capilla se ubica un retablo de estilo rococó que Broz Rei ha datado en torno a la primera mitad del siglo XVIII. Su cuerpo principal se divide en tres calles verticales dando lugar a un sencillo conjunto en su estructura, pero no por ello se ha renunciado a la rica ornamentación ayudada de la policromía sobre madera. Así, entrecalles y guardapolvos están formados por estípites con capiteles corintios. La calle central destaca por su mayor altura y en ella acoge el Sagrario sobre el que, a su vez, está colocada la imagen de la Virgen de Rocamador con el Niño en brazos. Por su estilo esta imagen recuerda formas del último medioevo, aunque cabe la posibilidad de que sea de un periodo posterior. La calle del lado derecho del retablo acoge la imagen de santa Lucía del siglo XVIII, mientras que en la contraria se ubica la imagen de san Vicente, patrón de la iglesia, que porta en la mano la palma del martirio y tiene a su lado un cuervo. Al cuerpo principal del retablo se le sobrepone el ático, que está coronado por la paloma que representa al Espíritu Santo sobre la que se alza el símbolo mariano. Los laterales del ático se adornan con amplias rocallas y pináculos.

El retablo se apoya sobre una bancada de piedra adosada al muro testero de la capilla. En el frontal de esta bancada se expone un antiguo cordobán, recientemente restaurado. A un lado del retablo se colocó el busto de san Eleuterio al que se profesa especial devoción en la parroquia, una talla del siglo XVIII. En el lado contrario se ubica la imagen de San Antonio. La pared de atrás conserva restos de pinturas murales con formas esquemáticas y estilizadas, que representan dos arbustos en flor dibujados en tonos rojo y azul, que ascienden hacia el techo de la capilla. En el muro norte de la nave, sobre una peana de madera, se encuentra una talla de san Francisco datada en el siglo XIX.

Retablo mayor.

El retablo se apoya sobre una bancada de piedra adosada al muro testero de la capilla. En el frontal de esta bancada se expone un antiguo cordobán que ha sido recientemente restaurado. A un lado del retablo se colocó el busto de san Eleuterio al que se profesa especial devoción en la parroquia; es una talla del siglo XVIII. En el lado contrario se colocó la imagen de san Antonio con el hábito franciscano. La pared de atrás conserva restos de pinturas murales con formas esquemáticas y estilizadas, que representan dos arbustos en flor dibujados en tonos rojo y azul, que ascienden hacia el techo de la capilla. En el muro norte de la nave, sobre una peana de madera, se encuentra una talla de san Francisco datada en el siglo XIX.

Virgen de Rocamador de Vitiriz.

En las proximidades nos encontramos con un crucero de dos gradas de perfil abocelado y pedestal tronco-piramidal con atributos de la pasión como son las tenazas, los tres clavos, el martillo, la escalera y la corona de espinas. Tiene también una inscripción que está muy desgastada e ilegible, además de cuatro calaveras en las aristas. El basamento es original, pero el fuste y la cruz son modernos hechos de cemento y con una inscripción en la que se dice que fue regalo de José Montero Garea, en el año 1940.

Crucero en las inmediaciones de la iglesia.

 

Historia

La parroquia denominada de “San Vicenço de Vitiris” y también de “Nuestra Señora de Rocamador”, fue cuando menos en la Edad Moderna del arcedianato de Abeancos, obispado de Lugo.

En la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755, que se guarda en el Archivo Diocesano, figura en el arciprestazgo de Abeancos “San Juan de San Cibrao”, con “Santa María de los Ángeles” y “Santa María de Roquemador”; esta última era de presentación del dueño del coto de “Hérmora”.

En los años treinta del siglo XX Carré Aldao dice que Santa María de los Ángeles de Boente pertenecía al obispado de Lugo, arziprestazgo de Abeancos y tenía por filiales San Vicente de Vitiriz y San Xoán de San Cibrao.

También en esta última década apuntaba Taboada Roca que junto a las iglesias de Vitiriz y de Santa María de Melide, hubo pequeñas casas destinadas a las ermitañas que cuidaban del mantenimiento de los templos, al tiempo que daban posada a los caminantes a cambio de recibir limosna.

Por entonces la iglesia de San Vicente de Vitiriz estaba a cargo de la Cofradía de Rocamador, integrada por la hermandad de clérigos de Abeancos, Toques, Santiso y Melide. Al parecer, los estatutos de la cofradía se remontaban al año 1692, teniendo por costumbre celebrar misa por los cofrades difuntos los jueves siguientes al día del Corpus.

Han sido numerosos los estudiosos que han visto influencias del Camino en el topónimo de Rocamador, relacionando Vitiriz con el santuario francés de Sainte Marie de Rocamadour.

Fuentes y bibliografía

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