CALVOR, parroquia de Santo Estevo de

Feligresía del Camino Francés en el municipio de Sarria, provincia de Lugo. Está situada entre las parroquias de Santiago de Zoó, al este y San Mamede do Camiño, al oeste, en el ramal del camino de Triacastela a Sarria por A Balsa. Consta de cinco entidades de población; tres jacobeas: Aguiada, Pintín y Perros, las otras dos son A Barxa y A Cal.

El término está cruzado de este a oeste por el río de Sarria, que forma en la margen izquierda un meandro encajado. La cota de máxima altura se registra sobre el límite con la parroquia de Santiago de Zoó, en el Agra de Furela con 684 metros.

La parroquia tenía setenta y siete habitantes en 2019. Las labores del campo son las principales ocupaciones de sus vecinos.

Historia

La primera referencia a Calvor la encontramos en un documento del tumbo del monasterio de Samos fechado en el año 785, momento en que Adilano fundó bajo la jurisdicción de dicho monasterio una basílica dedicada a los santos Stephani Levite y Iohanis Baptiste y a los apóstoles Petri y Pauli, en el territorio del Montis Seri, sobre el castro Astorica y villa Calvaria, dotándola con heredades suyas para servicio de esa misma iglesia y también de los viajeros, pobres y peregrinos que a ella llegasen. Si bien la autenticidad de este documento es considerada como incuestionable por Lucas Álvarez y otros especialistas, hay que puntualizar que la referencia a los peregrinos (salvo que no aludiese a los que iban a Santiago) debe tratarse o bien de una mera fórmula diplomática, o bien de una interpolación documental dado que en la fecha correspondiente todavía no se había descubierto el sepulcro apostólico.

A la fundación de Santo Estevo de Calvor se refiere también otra escritura de testamento, dote y donación que hizo el arcipreste Teodenando en el año 902. En ella se cuenta como el antepasado de Teodenando, Egila, había venido de los confines de Hispania con su mujer y sus hijos en tiempos del rey Fruela I de Asturias haciéndose con una villa desolada en los alrededores del río Sarria; villa que más tarde llevaría el nombre de su hijo Adilano. Se dice que fue Egila quién construyó en ese lugar un monasterio dedicado a sancto Stephano levite y sancto Martino episcopo y que Teodenando lo dotó con numerosos bienes que debían servir para su sostenimiento, así como el de los frailes que allí perseverasen en la vida santa, el de los pobres y necesitados y también para hospitalidad de los peregrinos allegados al claustro construido a tales efectos en el lateral derecho de la basílica cenobial. Todo ello lo concedió Teodenando al monasterio de Samos, obteniendo del rey Alfonso III de Asturias y León la confirmación de todos los términos contenidos en la correspondiente escritura.

Sabemos que poco más de un siglo después, en 1033, el vicario de Samos acordó entregar a Odoario Randiniz la casa de Santo Estevo de Calvor por treinta sueldos anuales.

Además de la iglesia, también tuvo el monasterio de Samos una villa en Calvor que había sido de Gutiérrez Didaco y que adquirió el abad Pedro Froilaz, figurando así en el inventario del año 1125 que recoge todas las heredades acrecentadas por él en el coto monástico desde el comienzo de su prelancia.

No mucho después, concretamente en el año 1175 el papa Alejandro III ratificó los derechos jurisdiccionales y patronales que el monasterio de Samos venía disfrutando de antiguo sobre alrededor de un centenar de iglesias con sus pertenencias, rentas y servicios. Entre entre esas iglesias se encontraba in rivo Sarria Santo Estevo de Calvor. Precisamente por la cuestión relativa a sus derechos, el abad y los monjes de Samos venían manteniendo de tiempo atrás un largo litigio con la sede episcopal de Lugo llegando a suscribir un acuerdo en el año 1195 por el que la iglesia de Calvor, lo mismo que las otras iglesias que también estaban dentro del coto monástico, quedaba en manos de la abadía sujeta a su jurisdicción temporal y espiritual, y así permaneció hasta la época de la desamortización y de la exclaustración que se produjo en Samos en 1835.

Mientras tanto, a mediados del siglo XVIII la parroquia de Santo Estevo de Calvor aparece integrada en el Partido del Camino Francés correspondiente a la división administrativa del monasterio de Samos. Por entonces, según consta en el Catastro de Ensenada, había en esta feligresía treinta y cuatro vecinos, contándose treinta y cinco casas; de éstas treinta era habitables, cuatro servían para caballerizas y una estaba arruinada. Había, además, ocho mesones de maragatos y arrieros. Se explotaban cincuenta colmenas y funcionaba todo el año un molino de tres ruedas en el sitio de “Barja”, habiendo otro más en el lugar de Perros que se hallaba arruinado.

En 1826 nos recuerda Sebastián Miñano que la feligresía de “Calbor” era todavía de la jurisdicción de Samos. Tenía noventa y siete habitantes, comprendiendo las aldeas de “Quintín, Aguiada, Perros y Barja”.

En 1846 la situación había cambiado ya, de modo que Pascual Madoz nos dice en esa fecha que esta misma feligresía pertenecía a la diócesis de Lugo, al partido judicial de Sarria y al ayuntamiento del mismo nombre. La iglesia parroquial era única y su curato de patronato real y eclesiástico. El tramo del Camino Francés que atravesaba el término se encontraba poco cuidado. La industria era la agrícola y ganadera. Había varios telares y dos molinos harineros. En total se contabilizaban doscientos habitantes en las cuarenta y dos casas de pocas comodidades que componían los lugares de Aguiada, “Barja”, “La-cal”, Perros, “Pintin de Abajo” y “Pintin de Arriba”.

Desde entonces y hasta nuestros días se ha venido experimentado aquí un continuo descenso demográfico, registrándose en esta parroquia 187 habitantes en los años setenta del siglo XX.

Fuentes y bibliografía

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