TRIACASTELA, iglesia parroquial de Santiago de

La iglesia parroquial de Santiago de Triacastela se encuentra en el lugar y municipio del mismo nombre, provincia de Lugo. Está situada sobre el trazado del Camino Francés entre las poblaciones de Ramil, al este, San Breixo, al noroeste (por el ramal septentrional del Camino hacia Sarria por A Balsa) y San Cristovo do Real, al suroeste (por ramal meridional del Camino hacia Samos).

La iglesia se encuentra en el núcleo de Triacastela en un recinto que alberga el atrio y el cementerio parroquial rodeado de un muro de piedra. El edificio, construido con mampostería de sillarejos de pizarra enlucidos y sillares de piedra caliza ha sido intervenida en numerosas ocasiones desde su origen medieval. De esta época conserva el ábside y las trazas de su nave.

Alzado del muro norte de la iglesia de Santiago de Triacastela. (José Antonio Franco Taboada, Santiago

Tarrío Carrodeguas (dirs.),A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño

Francés en Galicia, Santiago[de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

Se trata de un edificio con planta de nave rectangular antecedida de una torre de campanario. Cuenta a los pies con un ábside de dos tramos rematado en semicírculo y, en el muro sur se anexa un edificio de planta irregular para los servicios de sacristía, comunicada con la nave y el ábside por sendos accesos, también un segundo volumen de planta rectangular separado del anterior.

Enrejado de la puerta de acceso de la fachada principal (izquierda) y enrejado de la puerta

secundaria ubicada en el muro norte (derecha).

El estado actual de la fachada se consolidó a finales del siglo XVIII cuando esta fue rehecha y se construyó la torre del campanario, que ahora está antepuesta a esta. Esta torre cuenta con un acceso exterior a través de una escalera adosada al muro norte construida en piedra y ahora con barandillas metálicas. Es de planta cuadrada se eleva en tres pisos más la cúpula de cierre, funcionando el primero como un pórtico, horadado en sus tres lados, de acceso al templo por arcos de medio punto que descargan sobre las líneas de imposta y los robustos pilares.

El segundo presenta un pequeño vano en su lado sur y una hornacina formada por un arco de medio punto que descarga sobre pilastras semicirculares adosadas, en cuyo interior se genera une espacio abovedado que alberga la escultura de bulto redondo en piedra caliza del patrón de la iglesia. Sobre la hornacina, bordeando la cornisa superior, es posible leer una inscripción que, según la traducción de López Pombo, dice: «ESTA OBRA SE HIZO A EXPENSAS DEL BIENHECHOR DON SANTIAGO POM[BO] PRESBÍTERO NATURAL DE ESTA VILLA». Mientras que a los pies de la hornacina es posible leer «ANO DE 1790» y, a continuación, el escudo heráldico de la villa que representa los tres castillos, que se repiten en los lados norte y sur de esta misma sección de la torre.

El tercer piso cuenta con reduce sus dimensiones en planta con respecto a los inferiores, decorando los vértices de la moldura sobresaliente con pináculos de piedra. En él sus muros están horadados por arcos de medio punto los cuatro lados con arcos de medio punto que albergan las campanas correspondientes. Sobre este piso se eleva un tambor de base octogonal cubierto con una cúpula, coronada esta por un pináculo y una cruz metálica. Las plantas están separadas por cornisas molduradas interpuestas y el volumen prismático se encuentra enmarcado por aristones de sillares de piedra en cada uno de los pisos, no de esquistos y gneises como la fachada y la torre.

Fachada principal y torre del campanario de la iglesia.

Los muros laterales y el ábside están recebados y pintados, a diferencia de la fachada principal y la torre del campanario. Presentan vanos para la iluminación en el muro norte, dos ventanas abocinadas formadas por arco de medio punto, también un acceso secundario al templo en ese mismo muro, más cerca del ábside, que ha sido enrejado recientemente. En el exterior, el ábside presenta una serie de contrafuertes que dividen su contorno en tres secciones que cuentan con estrechos y alargados vanos de iluminación rectangulares en los tramos externos y, en los sucesivos, serán de mayor tamaño y en forma de arco de medio punto con derrame hacia el interior. En esta sección del templo, bajo el alero de la cubierta, se suceden una serie de canecillos sin decoración. El edificio se cubre con pizarra en una estructura dispuesta a dos aguas en la nave y el ábside y poligonal en la sacristía.

Ábside de la iglesia.

En el interior, la iglesia cuenta con coro alto a los pies y, en el primer registro, la pila bautismal que cuenta con un cuenco semiesférico gallonado y tallado en piedra. A la derecha de este, es posible ver la pila de agua bendita con el pie y la taza circular labrados en un bloque monolítico. La nave que se comunica con el presbiterio por un arco de medio punto a modo triunfal que descarga sobre pilastras adosadas al muro e imposta moldurada continua. La vuelta interior del arco está enlucida, pero la exterior permite ver los restos de piedra. El ábside se articula en dos tramos: el primero, de planta rectangular está cubierto con una bóveda de cañón reformada por un arco fajón; y, el segundo tramo, con planta semicircular que se cubre con bóveda de cuarto de esfera. En la nave se deja ver la estructura de la cubierta con estructura de madera.

Nave de la iglesia de Santiago de Triacastela.

La iglesia cuenta con diferentes focos donde se extiende su programa iconográfico. De mayor envergadura es el del retablo mayor. Se trata de un retablo barroco del siglo XVII de madera donde el pan de oro hace resaltar una estructura, a priori sencilla, que se complejiza por la ornamentación empleada en cada elemento. Consta de un banco con Sagrario en la parte central que sirve de peana para la imagen correspondiente, y un piso con tres calles verticales. Los guardapolvos son columnas adosadas de fuste muy estrecho y talladas, mientras que las entrecalles son robustas columnas salomónicas de madera decoradas con frutas y pámpanos. Todo el conjunto del primer piso se remata en los extremos exteriores con alerones que describen sinuosas líneas que se enroscan entre sí. Este conjunto de columnas remata en un entablamento decorado con motivos vegetales y flanqueado por sendos pináculos estilizados. En la hornacina de la calle central se encuentra la imagen de Santiago vestido de peregrino, a la izquierda el Cristo del Sagrado Corazón y, a la derecha, la de la Virgen del Carmen.

Retranqueado con respecto al primer piso, cuenta con un ático, también dividido entres calles por columnas de base ática, capitel compuesto y fuste estriado en diagonal que rematan de nuevo en un entablamento ricamente ornamentado con patrones geométricos tallados. El frontón que corona todo el conjunto es de tipo partido.  En la calle central del ático Cuentan con la imagen de San José con el Niño cogido de la mano, a su izquierda se ubica San Francisco y en la calle restante, la Virgen de la Inmaculada. Quizá sea esta última talla la que podría conservarse del programa iconográfico original del retablo. Una cartela en el centro del retablo nos informa de que el retablo y sus imágenes se pintaron a costa de la fábrica de iglesia en el año 1663.

Retablo del ábside en la iglesia de Santiago de Triacastela.

El templo cuenta con un segundo retablo ubicado en la nave, en el lado del Evangelio, de una factura muy diferente al del altar mayor. Este, del siglo XIX continúa el estilo barroco en sus trazas pero predomina la policromía sobre los dorados. Con una paleta de pardos y burdeos, formas sinuosas bordeando el conjunto y una estructura común, el retablo se alza sobre una mesa de altar de bordes curvilíneos a la que siguen un banco y un primer cuerpo que adelanta el espacio central, el dedicado a la imagen de la Virgen de los Dolores, sobresaliendo de los elementos laterales. La Virgen está enmarcada en espacio abovedado y decoración interior y flanqueada en el exterior por columnas de fuste liso, basa ática y capitel corintio, al igual que las exteriores. Sobre este conjunto, que remata en un entablamento en cuyo centro se dispone la efigie de la Santa Faz, se eleva un ático que sigue una estructura similar y que ubica en el centro la imagen de San José con el Niño. Corona todo el conjunto un medallón orlado de haces de luz, que tiene en el centro la paloma del Espíritu Santo asomando entre un círculo de nubes.

Retablo ubicado en la nave de la iglesia de Santiago de Triacastela.

Al parecer en el lado norte de la nave hubo otro retablo que, según López Pombo, era de estilo neoclásico y disponía de sendas columnas con relieves en el tercio inferior, de estrías verticales en la parte superior y pilastras en los laterales. Tenía un frontón en el ático con el busto del Padre Eterno. En los laterales contaba con dos relieves dedicados a San Pedro y San Pablo, que dice el mismo autor aludían al primitivo monasterio que hubo en el lugar do Ermo y también al hospital de peregrinos de Triacastela. Además, custodiaba las tallas de san Francisco de Asís, de la Inmaculada Concepción y de San Mamede. Este retablo fue desmontado para abrir la puerta norte de la iglesia, que estaba tapiada y fue depositado en la casa rectoral.

Añade López Pombo, que tanto el retablo del lateral norte de la iglesia, como el retablo mayor y las imágenes de ellos, fueron pintados y dorados en 1692 por Francisco de Lanzós y Montenegro, vecino de San Martiño da Ribeira, siendo cura de Triacastela Jacobo Núñez de Neira. Todo ello con el consentimiento y aprobación de los vecinos de dicha villa, según lo vio recogido en un acta del escribano de Triacastela, Andrés Pardo. López Pombo añade que en las hornacinas laterales del altar mayor se encontraban dos imágenes que representaban a san Andrés y a la Virgen de la Manzana, ambas del siglo XVI.

Actualmente, se guarda en esta iglesia la imagen de Cristo Crucificado que, según el mismo López Pombo, es una escultura popular del siglo XVIII que correspondía a una capilla lateral situada en el lado del evangelio, de la que era patrono Julián Quiroga. También se guardan imágenes de la Inmaculada, de la Virgen de Fátima, de San Antonio con el Niño y de Santiago Peregrino, todas de reciente factura, pareciendo más antiguas un par de santos de difícil identificación.

Detalle de los restos de las pinturas murales en la iglesia de Santiago de Triacastela.

Finalmente, conviene resaltar que, durante unas obras llevadas a cabo hace unos años por la Xunta de Galicia, se pusieron al descubierto unos fragmentos de pinturas murales de cronología indeterminada, que fueron recuperados y colocados en el lienzo de la pared posterior de la tribuna.

Historia

Las primeras noticias referentes a la existencia de una iglesia en la puebla nueva de Triacastela se remontan al año 1228, cuando el rey Alfonso IX de León concedió a la Orden de San Juan del Hospital la iglesia de San Xoán del Barrio de Trives a cambio de la iglesia que el propio rey les había donado anteriormente en la población que había hecho en la nueva Triacastela, que no era otra más que esta iglesia de Santiago.

En la Edad Moderna consta en el Catastro de Ensenada (1752) que, de los diezmos de los frutos de la parroquia, como también de los cerdos, corderos, lana, lino y manteca, percibía la tercera parte de los de centeno, trigo y cebada el cura párroco y de las demás especies lo percibía íntegramente. El mayordomo de la iglesia parroquial, en nombre de la fábrica de ella, percibía la primicia por entero.

En la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755, que se guarda en el Archivo Diocesano, figura la iglesia de Santiago de Triacastela, con “San Breijo de Triacastela”, en el arciprestazgo del mismo nombre; era de “Su Majestad” y del arcediano de Triacastela.

En 1849 Pascual Madoz nos dice que la iglesia parroquial de Santiago era matriz de “San Verísimo de la Balsa” y de San Pedro do Ermo: el curato era de entrada y el patronato real y eclesiástico.

Fuentes y bibliografía

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