PORTOMARÍN, iglesia de San Pedro de
Iglesia del Camino Francés en la población de Portomarín, parroquia de San Pedro de Portomarín, municipio de Portomarín, provincia de Lugo. Se halla entre las entidades de Vilachá y San Pedro, al sudeste, O Souto y San Roque, al sudoeste y Toxibó, al noroeste.
La villa medieval de Portomarín surgió y se expandió a orillas del río Miño, en torno al paso del Camino Francés a Compostela. Comprendía dos burgos distintos: el de San Xoán, en la parroquia de San Nicolao, situado en la orilla derecha del río Miño y el de San Pedro, en la parroquia del mismo nombre, sobre la orilla izquierda.
El Camino descendía hacia el burgo de San Pedro desde el lugar da Fonte da Agra por la cuesta da Peitadiña, que desembocaba frente a la iglesia parroquial; atravesaba el caserío y doblaba enfilando el puente medieval que cruzaba el río, para entrar a continuación en el burgo de San Xoán.
Portomarín con sus dos burgos medievales fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1946. Quedó totalmente anegado y destruido tras la construcción del embalse de Belesar entre finales de la década de los cincuenta y comienzos de los años sesenta del siglo XX. El nuevo poblado de Portomarín se construyó al mismo tiempo que el embalse, emplazándose en el Monte do Cristo, sobre la desembocadura del arroyo da Torre o de Cortapezas, al noreste del antiguo del burgo de San Xoán. La iglesia parroquial de San Pedro se reubicó en este nuevo poblado, en las inmediaciones del parque Antonio Sanz Valdés. El traslado y reconstrucción en su nuevo emplazamiento de la fachada principal de estilo barroco, con la portada románica de la iglesia, fue proyectado y dirigido por el arquitecto Pons Sorolla y Arnau, a partir del año 1955. El resto de la fábrica de la actual iglesia es de nueva planta.
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| Iglesia de San Pedro, Portomarín. |
Elevada sobre una amplia terraza y presidida por una escalinata, emerge la iglesia de San Pedro. De herencia románica, fue consagrada por el obispo lucense Rodrigo II en el año 1182, aunque su construcción data del siglo anterior. A pesar de la cronología que enmarca al templo, su fachada presenta evidentes formas barrocas. Se trata de un solo lienzo construido con sillarejo dispuesto en hiladas regulares a soga y tizón. La atención recae sobre el eje central en el que se dispone la portada abocinada con triple arquivolta. La primera, enmarca el acceso al templo con un tímpano ciego con mochetas con forma de cabeza de toro y decorado con pequeños arcos de medio punto rodeados de un festón con arquillos. El tímpano cuenta con una inscripción, ahora de difícil lectura debido a la erosión de le piedra, que según la publicó Ramón Yzquierdo Perrín, conforme a la lectura del canónigo Piñeiro, reza así:
CONSECRATA
ESTE ECCL(es)IA HEC IN HONORE
BEATE MARIE ET S(ancti) APHOSTOLI PETRI COSME
ET DAMIANI D(omi)NO R(UDERICO) II LUCE(n)SE EP (iscop)
O SUB ERA MCC
XX
FER(an)DUS
Cuya traducción es: «Fue consagrada esta iglesia en honor a Santa María y a los apóstoles Pedro, Cosme y Damián, por el obispo de Lugo, Rodrigo II, en la era de 1220 (año 1182)». El nombre de Fernando al final del texto podría referirse al artífice de la obra o a su patrocinador.
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| Detalle de la arcada en la fachada de la iglesia de San Pedro, Portomarín. |
Los arcos de medio punto dan forma a estas arquivoltas, muy ricas en ornamentación, como la ubicada en el intradós del arco (el espacio interno de este) con perlas. También en la rosca, con la arista interior en bocel y la exterior con una fina acanaladura, enmarcando la ornamentación dispuesta: grupos de perlas en la primera vuelta y perlas individuales en las sucesivas. Entre estas, y como remate de la tercera, los arcos se ciñen con chambranas con ornamentación de ajedrezado.
Cada uno de los mencionados arcos descarga sobre pilares acodillados de fuste circular sobre basa doble de igual sección. Los capiteles de las vueltas externas se resuelven con decoración vegetal e inspiración corintia y de orden compuesto por las hojas de acanto y volutas que presenta su talla. Mientras, los correspondientes a la vuelta interna, incorpora en sus caras figuración zoomorfa: la izquierda con tallas de cuadrúpedos enfrentados y la derecha con aves. Sobre estos, el cimacio continuo está biselado y prolonga en la fachada la línea de imposta con decoración ajedrezada, igual que la que presentan las vueltas de los arcos.
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| Izquierda: detalle de la talla en los capiteles de la parte derecha de la arcada.
Derecha: detalle de la talla en los capiteles de la parte izquierda de la arcada. |
Continuando el eje vertical, suceden a la portada el vano adintelado correspondiente a la cota superior y la coronación de la fachada, compuesta por pináculos de forma bulbosa en los vértices laterales y una espadaña de un piso con doble vano formado por arcos de medio punto y un tímpano partido en cuyo culmen emerge una cruz metálica.
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| Fachada principal de la iglesia de San Pedro, Portomarín. |
Tanto el cuerpo de la nave principal como los anexos se han construido con mampuesto de lajas de esquisto remarcando las aristas verticales principales con bloques graníticos. El cuerpo central se levanta en altura sobre la cabecera adosada, también lo hace con respecto al volumen anexo en el lado del Evangelio en la que está ubicada la capilla perteneciente a los Berbetoros.La construcción se cierra con cubiertas de teja a dos aguas en el tramo central y a tres aguas en los volúmenes restantes.
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| Cabecera y sacristía anexa en el muro sur en la iglesia de San Pedro, Portomarín. |
En el interior, la nave rectangular de la iglesia se comunica con la cabecera, el presbiterio, a través de un arco de medio punto, cuya rosca, línea de imposta y ménsulas destacan en piedra granítica sobre el blanco de los muros. Al igual que los vanos laterales, tres en cada uno de los paramentos, que abocinados, se cierran con vidrieras enrejadas que iluminan la nave cubierta desde dentro con entramado de madera siguiendo las aguas de la cubierta exterior. El presbiterio, de planta cuadrada y cerrado mediante bóveda de arista, se ilumina mediante los vanos horadados en el lado de la Epístola y en la capilla que alberga el sepulcro de los Berbetoros, en el lado del Evangelio.
Aquí es donde se encuentra la expresión iconográfica del templo, principalmente en el retablo que preside la cabecera. Este consta de predela, donde está ubicado el Sagrario, dos pisos y tres calles verticales, enmarcadas en los extremos por los guardapolvos —rematados por pináculos— y, en el interior, mediante las correspondientes entrecalles. La ornamentación de ambos tipos es idéntica: una basa de aristas prominentes seguida de una sección con decoración de diamantes tallados; a continuación, un anillo estrecho acanalado de forma helicoidal con surcos poco profundos al que continúa una sección más amplia con el mismo tipo de acanalado, pero contraponiendo su orientación y aumentado la profundidad, lo que genera un juego de luces y sombras que domina todo el conjunto. Se rematan con capiteles compuestos que describen volutas y hojas de acanto.
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| interior de la nave en la iglesia de San Pedro, Portomarín. |
El segundo piso está resuelto con entrecalles acanaladas —de forma diagonal en el primer tramo y vertical en el segundo— y se cierra con un tímpano de roleos. Estos elementos verticales son los que construyen los espacios para la iconografía, de tal forma el retablo está presidido por la escultura policromada de San Pedro en la hornacina central del primer piso, reconocible por los atributos que presenta, como la cruz y las llaves del cielo en su mano derecha. A su izquierda, se replica la talla del mismo santo, en esta ocasión sin la mitra papal y el manto y, en el lado opuesto, un Ángel de la Guarda. Ninguna de estas tres esculturas se corresponde con el programa iconográfico original del retablo.
En el ático, el segundo piso, sobre la imagen de San Pedro, se ubica la correspondiente a San Francisco en posición orante, mirando al frente y ampliando los márgenes de la hornacina en la que se ubica de la que sobresalen la cabeza y parte del torso.
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| Retablo ubicado en el ábside en la iglesia de San Pedro, Portomarín |
En el pie de la iglesia mantiene el arco de medio punto con la línea de imposta marcada en sillería de granito que se revela en el exterior, recebando y pintando el resto del paramento, al igual que en los muros del Evangelio y de la Epístola.
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| Pie de la nave en la iglesia de San Pedro de Portomarín. |
Historia
En el último cuarto del siglo XII encontramos la primera noticia de la instalación de la Orden Santiago en los términos de San Pedro de Portomarín. En el tiempo que la Orden de Santiago disfrutó de la posesión del burgo de San Pedro fue cuando se consagró la iglesia de dicho lugar.
La fecha concreta de tal consagración ha sido establecida por determinados especialistas en el año 1182, basándose para ello en la lectura de una inscripción presente en el tímpano de la portada románica de la iglesia.
Para Yzquierdo Perrín y D’Emilio el modelo formal del tímpano tendría su origen en la puerta septentrional de la catedral de Lugo; es muy probable que el mismo taller que la realizó trabajase después en San Paio de Diomondi y más tarde en San Pedro de Portomarín y Santa María de Ferreiros, lugares todos ellos próximos entre sí, estando los dos últimos emplazados sobre el Camino Francés. Dicho taller sería uno de los que continuaron aplicando en el mundo rural gallego, y hasta fechas muy tardías, el arte derivado del maestro Esteban, artífice de los últimos tramos de la girola y del crucero de la catedral de Santiago de Compostela.
Ya en la primera mitad del siglo XV la villa y burgo de San Pedro de Portomarín era del arzobispo de Santiago. Así en el llamado Tumbo Vermello de don Lope de Mendoza se dice que el arzobispo de Compostela percibía una determinada renta en la propia iglesia del burgo.
Dos siglos más tarde el señorío de San Pedro de Portomarín pasó a una rama familiar del linaje de los Berbetoros, que en el siglo XVIII vinieron a entroncar con los marqueses de Bovéda. Esta familia tuvo lugar de enterramiento dentro de la iglesia, conservándose todavía el sepulcro de José Pimentel y Miranda fallecido en la villa de Portomarín en 1885, último de los Pimentel y Berbetoros, tal como reza en su lápida funeraria.
Al menos desde mediados del siglo XVIII nos consta que la iglesia de San Pedro pertenecía al patronato laical del marqués de Bóveda y Limia. Por entonces, según se dice en el Catastro de la Ensenada, a la fábrica de la iglesia pagaba cada vecino un real y cada viuda medio, que en total suponían 24 reales y medio al año.
En 1827 Sebastián Miñano señala de nuevo que la iglesia parroquial de San Pedro de Portomarín estaba servida por un cura electo por el marqués de Bóveda. Posteriormente, dirá Pascual Madoz que esta iglesia era única, el curato de entrada y el patronato real y eclesiástico.
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