SAN CRISTOVO DO REAL, iglesia parroquial de

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La iglesia parroquial está situada sobre el trazado del Camino Francés en la población de San Cristovo do Real (municipio de Samos, provincia de Lugo, entre Triacastela, al nordeste y Lusío y Renche, al oeste), en el ramal de Triacastela a Sarria por Samos.

La iglesia está ubicada en medio del núcleo rural, rodeada de viviendas, sobre un terreno en pendiente que debe salvar a través de un acceso elevado a la puerta de entrada. El conjunto, robusto en desde el exterior, se ordena en cuatro volúmenes: el pórtico cubierto y cerrado, las naves del templo, la cabecera adosada de planta cuadrada y la sacristía adosada a la cabecera en el muro sur.

A excepción del lienzo de la fachada oeste, la principal, los muros están recebados y pintados de blanco. El pórtico está cerrado al exterior y es fruto de un añadido relativamente reciente con respecto al resto de la fábrica y se presenta elevado, por lo que es necesario acceder a él a través de un patín escalonado. Presenta una forma irregular en planta, trapezoidal, que en alzado se resuelve a través de un espacio central de acceso con un arco de medio punto flanqueado en altura por vanos también con arco de medio punto. Misma morfología que la aplicada a los arcos, pero de mayores dimensiones, son los ubicados en dos de los laterales de este pórtico, que se presentan con un enrejado que cubre el espacio. Un cuarto lateral orientado al norte cuenta con un acceso mediante escaleras al interior de este pórtico.

Fachada principal de la glesia de San Cristovo do Real.

El espacio interior del pórtico está cubierto por la estructura de madera empleada para la cubierta con vigas tirantes a la vista. El muro que se interpone entre el atrio y el interior de la iglesia pertenece a la fachada y está concebido como un paramento con triple vano en el registro inferior, siendo el central un arco de medio punto y los laterales vanos adintelados, todos protegidos con puerta. En el dintel de la puerta del lado sur se encuentra una inscripción alusiva a la reedificación de la iglesia en el año 1693. Siguiendo la fachada, que se eleva sobre el pórtico, cuenta con un vano en el segundo registro y una espadaña de un cuerpo con doble vano de arco de medio punto rematado con un frontón triangular con un arco estrecho. Esta pieza está tanto flanqueada como coronada en su vértice por pináculos de piedra.

Interior del atrio y puerta principal.

En los muros norte y sur se abren sendos pares de ventanas en derrame de forma rectangular. Igualmente, en el ábside se horada el muro para vanos de las mismas características a ambos lados, sin olvidar los que filtran la luz hacia el interior de la sacristía. Para la cubierta del edificio se utiliza pizarra, dispuesta en una estructura a tres aguas en el pórtico y la sacristía, a dos en el cuerpo principal y a cuatro en la cabecera.

Alzado del muro sur. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.),

A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

En el interior, la iglesia tiene tres naves, siendo la central de mayores dimensiones que las laterales. En el pie de la central se ubican dos pilas bautismales de granito con cuencos semiesféricos gallonados. Las naves se comunican entre sí a través de arcos formeros que en el primer tramo descargan sobre el muro y una columna adosada al muro que con imposta moldurada. Imposta que se con la del arco triunfal que ocupa el espacio de transición entre la nave y la cabecera, elevada esta sobre la primera en tres alturas. Las tres naves están bajo una misma cubierta a dos aguas de estructura de madera vista con vigas tirantes.

Planta de la iglesia. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño

de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

La policromía adquiere relevancia en el templo, ya que tanto el intradós de los arcos formeros como los pilares centrales se acentúan en burdeos, combinándose con la decoración de tipo geométrico ubicada en el zócalo alto que rodea el perímetro de la cabecera y se extiende por el frente del muro que la precede dando sentido de continuidad, sumando a la paleta cromática verdes y azules. Estas pinturas murales de la Edad Moderna salieron a la luz tras la última restauración del templo. De forma aislada, en el hueco de una de las ventanas encontramos pinturas de motivos vegetales y guirnaldas en rojo sobre fondo blanco.

Interior de la iglesia.

En el interior de la iglesia destaca el retablo del altar mayor, que alcanza una notable calidad artística. En un principio este retablo estaba destinado al templo parroquial de San Xoán de Torés (en el ayuntamiento lucense das Nogais), donde no llegó a encajar. El conjunto, de estilo barroco con reminiscencias compostelanas, data de los siglos XVII y XVIII. Es de madera policromada y su forma se adapta a la pared sobre la que se apoya, estando vertebrado por una estructura de tres calles verticales sobre banco y un ático. La ornamentación recorre cada uno de los elementos arquitectónicos, destacando las formas sinuosamente unidas de los conjuntos de uvas que recorren los guardapolvos y entrecalles a los que dan forma columnas de base ática y capitel corintio con fuste de tipo salomónico. Las líneas serpeantes que convergen en florones, roleos o volutas se suman a la vocación de crear un conjunto vibrante con el color. El fondo burdeos sirve de lienzo para simular con él el veteado del mármol (en el entablamento que separa el primer piso del ático) o el tejido de unas falsas cortinas en una de las hornacinas. Los querubines inundan la parte superior del primer piso, dispuestos siguiendo un semicírculo se adelantan dando volumen en esa parte y acoplándose al entablamento.

En la parte baja de la calle central está colocado el Sagrario y sobre éste una hornacina con la imagen de san Cristóbal. A su vez, sobre la hornacina se encuentra un bajorrelieve que representa el busto de la persona de Dios padre que bendice con la mano derecha, mientras sostiene en la otra mano el orbe del mundo. Bajo del Padre aparece el Espíritu Santo en forma de paloma, ambas figuras asoman entre nubes y están flanqueadas por cuatro querubines.

En las calles laterales se encuentran otras dos hornacinas con las imágenes de San Juan Bautista (a la izquierda) y del arcángel San Miguel (a la derecha), esta última con ricos estofados dorados. De las tres imágenes que albergan las hornacinas, solo la de san Miguel pudiera tener correspondencia con el programa iconográfico original del retablo. Las imágenes de San Juan y San Cristóbal parecen de distinta procedencia, siendo la más reciente la de san Cristóbal. La imagen de San Juan es copia de la que el escultor Francisco de Moure realizó para la iglesia del monasterio de Samos entre los años 1619 y 1621. EN la parte central del ático se representa la escena del Calvario con Cristo Crucificado y, a sus pies, la Virgen María y San Juan.

 

Retablo mayor.

La nave del Evangelio remata en el muro sur con un retablo, también barroco, de excelente calidad, posiblemente del siglo XVIII. Cuenta con una sola calle flanqueada por dos columnas a ambos lados que, como el conjunto, se llenan de color, luz a través del dorado, y ornamento conectado a través de curvilíneas que adquieren diferentes formas en función del lugar que ocupan. Las columnas son de fuste tipo salomónico, de base ática y capitel cuadrado que remata en pequeños alerones dorados. Estas rematan en la parte superior en una cornisa que describe los entrantes y salientes que escalan dichas columnas y hacen que avancen con respecto a la base dando sensación de profundidad. El remate del retablo, igualmente ornamentado, remata en roleos, florones y conchas, ocupando así con sus dorados todo el espacio. Y es que el dorado se mezcla con el color, una paleta tonal de burdeos, pardos y azules que simulan textiles, materiales nobles y dan cuerpo a la decoración vegetal. En la hornacina central se ubica la talla de la Inmaculada Concepción, ricamente policromada, que transmite sensación de movimiento debido a los pliegues del manto que recorre a la figura desde la cabeza hasta los pies, envolviendo su cuerpo.

Retablo de la Inmaculada.

La nave contraria, la de la Epístola, remata igualmente en el muro este con un retablo que, según Valiña Sampedro es del año 1945, aunque emula cierto estilo clasicista. Se trata de un retablo de madera policromada que se eleva sobre un amplio sotabanco y un banco que recibe las tres calles verticales con las que cuenta. Tanto los guardapolvos como las entrecalles están formados por columnas de base ática, fuste de sección circular y capiteles corintios que sintetizan la paleta cromática que predomina en el conjunto, formada por rojo y verdes. Sobre esta estructura, se ubica un entablamento que sostiene el remate triangular que se adelanta en la calle central, acercándose al espectador. En la calle central se encuentra la Santa Cruz junto con los demás instrumentos de la Pasión. En las calles laterales, se colocaron sobre peanas, las imágenes de San Roque y San Antonio.

Retablo de la Santa Cruz.

En el lateral de esta misma nave se encuentra el retablo de San Victorio del siglo XIX, que sigue también modelos clasicistas. Se eleva sobre una mesa de altar y dispone de banco, un cuerpo principal y el ático, ambos divididos en tres calles. De nuevo, la policromía cobra un papel fundamental, utilizándose aquí para simular materiales nobles como el mármol que, gracias al veteado de azules, grises y rosados logra simularse en todo el fondo del conjunto, así como en los elementos sobresalientes, como los guardapolvos, que se adelantan con respecto a la base para crear un espacio que remata en la parte superior en un profundo entablamento.

En la central del cuerpo principal se encuentra la imagen de san Victorio, a su izquierda otra imagen más pequeña del mismo santo y, a su derecha, San Benito. Arriba en el centro se registra la imagen de Santa Lucía, a su izquierda aan Antonio con el Niño y, a su derecha, la imagen de un santo obispo. En el entablamento que sostiene el ático hay una inscripción que informa de la ejecución del retablo en el año el año 1885.

Era costumbre que el día de san Vitorio se subiese en procesión la imagen del santo hasta la ermita que se encontraba a unos trecientos metros al noroeste de San Cristovo do Real. La ermita fue arrasada por un incendio y hoy está derruida, pudiéndose ver entre la maleza los restos de sus muros.

 

Retablo de san Victorio.

Historia

En una bula pontificia de Alejandro III, expedida en 1175, se enumeran las propiedades monasteriales de Samos, entre las que figura la iglesia de San Cristovo en el río Sarria, junto a las de San Martiño y Renche.

En otro documento del tumbo samonense, fechado el año 1195 aparece la iglesia de San Cristovo entre las que estaban dentro del coto del monasterio de Samos.

Ya en plena Edad Moderna, concretamente en el año 1753, consta en el Catastro de Ensenada, que la feligresía de San Cristovo do Real era señorío del real monasterio de Samos, que no percibía por razón de vasallaje más que la luctuosa.

Con la aplicación de las leyes de desamortización y la exclaustración, que se produjo en Samos en 1835, San Cristovo do Real, con su anejo de “Freijo”, dejó de formar parte del coto redondo del monasterio de Samos, considerado, hasta entonces, territorio Nullius Diocesis.

Así, en 1849 Pascual Madoz nos dice de esta feligresía que pertenecía a la diócesis de Lugo y al partido judicial de Sarria, ayuntamiento de Samos. La iglesia era entonces matriz de la de “San Sivestre de Freijo”, el curato de entrada y patronato real.

Tras el arreglo parroquial del año 1890 el curato de Renche, en el arciprestazgo de Samos, fue suprimido pasando a ser esta parroquia filial de la de San Cristovo do Real, tal como indica Amor Meilán en las primeras décadas del siglo XX.

Fuentes y bibliografía

AMOR MEILÁN, Manuel, Geografía General del Reino de Galicia: provincia de Lugo, Francisco Carreras Candi (dir.), Barcelona, Casa Editorial Alberto Martín, [s.f.].

ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS, Dirección General de Rentas, Primera Remesa, Catastro de Ensenada, Respuestas Generales, Libro 184, fol. 13100r.

FRANCO TABOADA, Juan Manuel et al., “Tramo IV: Triacastela-Sarria por Samos”, en José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000, pp. 65-98.

GARCÍA CONDE, Antonio, LÓPEZ VALCÁRCEL, Amador, “Episcopologio Lucense (X-1990)”, Liceo Franciscano, 43, 130-132 (1991), pp. 792-794 [Sección tercera: Territorio de la Abadía “Nullius Diocesis” del Real Monasterio de Samos], pp. 794-796 [Arreglo parroquial de 1890. Curatos e iglesias parroquiales suprimidos].

INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL, Mapa topográfico nacional, escala 1:25.000. Hoja 124-II (2001).

LUCAS ÁLVAREZ, Manuel, El tumbo de San Julián de Samos (siglos VIII-XII), Santiago de Compostela, Caixa Galicia, 1986.

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RIELO CARBALLO, Nicanor, voz “Real, San Cristobo de”, en Ramón Otero Pedrayo (dir.), Gran Enciclopedia Gallega, t. 26 (Puga – Riña), Santiago de Compostela, Gijón, Silverio Cañada, 1974, p. 91.

RODRÍGUEZ CANCIO, María Regina, Formación, consolidación y evolución del dominio del monasterio de San Julián de Samos en los siglos IX al XIV (850 a 1325), Apéndice: Documentos del monasterio de San Julián de Samos, siglos IX al XIV (850 a 1325), Universidad de Santiago de Compostela, 1978, memoria de licenciatura inédita.

VALIÑA SAMPEDRO, Elías, voz “Real (San Cristobo). Samos”, en Elías Valiña Sampedro et al., Inventario artístico de Lugo y su provincia, t. 5 (Pacio – Senande), Madrid, Centro Nacional de Información Artística, Arqueología y Etnológica, 1983, pp. 275-278.