LUSÍO (Samos)

Entidad de población del Camino Francés en la parroquia de San Cristovo do Real, municipio de Samos, provincia de Lugo. Está situado entre las entidades de San Cristovo do Real, al noreste y Renche, al oeste. En el ramal de Triacastela a Sarria por Samos. Su altitud es cercana a seiscientos metros. Su población era de tres habitantes en 2019.

En este lugar destaca el Pazo de Lusío, antigua casa-fuerte, que tiene anexa la capilla de San Blas. Actualmente el pazo está restaurado y acoge un nuevo albergue de peregrinos. Ante la fachada principal del pazo, hacia el noreste, se extiende una amplia explanada abierta a modo de plaza, en torno a la cual se agrupan una serie de edificaciones, hoy en estado ruinoso, que, según Vázquez Seijas, fueron las viviendas de los caseros del pazo y sirvieron también para alojar a los peregrinos en otros tiempos.

Plazoleta ante la entrada principal del Pazo de Lusío.

A escasos metros de distancia, a los pies de la casa y en la orilla del río Ferreira, se encontraba la antigua herrería del pazo, que hoy está abandonada y de la que quedan unos muros de bastante espesor.

Siguiendo el curso del Ferreira, más abajo de la herrería, hubo un batán para el lino, que no se conserva; sí se mantiene, en cambio, un antiguo molino hidráulico a orillas del río Oribio.

Historia

La historia del lugar de Lusío es la de su casa-fuerte, cuyo vínculo y patronato lo estableció Pedro Vázquez, por escritura fechada el 28 de mayo de 1444; su sucesor don Lope Vázquez de Vilamexe, con su esposa doña Leonor Alfonso de Balboa, reedificaron la casa en el año 1451, tal como reza en una inscripción que se halla junto al escudo colocado en la fachada de una de las torres.

Según López Pombo, ésta no fue la primera construcción que hubo en el solar, ya que varios documentos (entre ellos la división de la herencia de Manuel Vázquez Queipo, del año 1852), se refieren a la casa principal y a otra casa que llaman “pazo vello con una caseta en el corral que estaba destinada a fragua con su pajar, de un ferrado de superficie”. En cualquier caso, el edificio se fue ampliando a lo largo de los siglos con el añadido de varios cuerpos constructivos. De su antiguo carácter castrense mantiene dos torres, a las que se adosan las dependencias residenciales de la Edad Moderna.

Poco después de la muerte de la última propietaria, Mª del Rosario de la Barrera, acaecida en el año 1939, la casa pasó a ser del monasterio de Samos. El edificio fue abandonado y se mantuvo en estado ruinoso durante los últimos años del siglo XX.

En el año 2006 el prior de Samos firmó un convenio con la Xunta de Galicia, por el que la abadía cedió a la Sociedad Anónima de Xestión do Plan Xacobeo el derecho real de uso sobre el inmueble, con sus edificaciones subalternas y la finca principal, por un período de 55 años. Posteriormente la Sociedad promovió un concurso de rehabilitación de la casa para su uso como albergue de peregrinos, con dos espacios museísticos, uno que sería dedicado al matemático Vázquez Queipo y el otro de carácter etnográfico.

De la herrería que fue de la casa, nos dice Arias Cuenllas que hubo problemas para levantarla, puesto que al estar Lusío dentro de la jurisdicción de Samos se necesitaba el consentimiento del monasterio, que tenía sus propias herrerías con las que entraba en competencia; al parecer, fue por este motivo que Lope Vázquez de Vilamexe dijo que lo que estaba haciendo era un “mazuco” y cuando empezó a producir hierro, el abad samonense le interpuso querella que fue resuelta a favor de Lope Vázquez.

En 1570 consta que Baltasar Ruiz hizo un contrato para trabajar en las rejas de la capilla mayor del templo diocesano de Lugo y en este convenio entró entre otros Lope Vázquez de Vilameixe, “señor de la herrería del Rial de Samos”, para facilitar el hierro necesario.

Con el fin de abastecer la herrería, los de Lusío obtenían carbón vegetal de los montes que están al oriente de la casa, para ello quemaban leña de roble y de brezo. En 1674 se suscitó un nuevo pleito con el monasterio de Samos, porque sus criados fueron a hacer carbón al mismo monte; esta vez la sentencia fue favorable para el monasterio.

En 1753 se dice en el Catastro del Marqués de la Ensenada que había una fábrica de hierro situada en Lusío, en la parroquia de San Cristovo do Real, que pertenecía a Isidro Valcarce. Por entonces esta fábrica funcionaba solamente en los “tiempos de avenidas” y carecía de carbón.

En 1847 Pascual Madoz dice del lugar de Lusío que tenía una población de 5 vecinos y 28 almas.

En los años setenta del siglo XX figura en la Gran Enciclopedia Gallega que había aquí 16 habitantes.

Fuentes y bibliografía

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