SANTIAGO DE COMPOSTELA, iglesia de Santa María do Camiño de

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El actual edificio que alberga la iglesia compostelana de Santa María do Camiño fue levantado en el solar de un templo anterior de época medieval en la confluencia de las calles Travesa y Oliveira en la ciudad de Santiago de Compostela. Está ubicada en el tránsito de la Vía Francígena, que conducía a la catedral partiendo desde la Porta do Camiño senda que conducía a los caminantes del Camino Francés traspasando el antiguo recinto amurallado.

De la iglesia antigua medieval, Otero Túñez nos dice que constaba de una sola nave de planta rectangular de idéntico ancho que la actual que estaba flanqueada por sepulcros y cubierta de madera. Por el naciente se le adosaba el cuerpo de la cabecera también de planta rectangular, aunque más estrecho que la nave y en ella estaba ubicada la capilla mayor con la imagen de la Virgen María presidiendo el altar principal, mientras que los retablos de San Gabriel y de la Anunciación encabezaban sendos lados de la nave.

Perspectiva de la iglesia. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

Del templo primigenio se conservan dos cruces de consagración, localizadas a cada lado del tramo en el acceso a la iglesia y otras varias formando parte de los muros exteriores. Se conserva, además, el tímpano de la portada principal donde se representa el tema de la Adoración de los Reyes Magos fechada en el año 1425, tal y como reza la inscripción del dintel. Se deben sumar los arcosolios enfrentados de dos sepulcros bajomedievales con arcos apuntados enmarcados por gruesos boceles que están empotrados en los muros laterales de la iglesia, ocultos tras los confesionarios. El sepulcro del lado norte tiene un escudo partido por una banda con tres veneras que puede corresponder a las armas del apellido Pelegrín.

En el siglo XVI se hicieron importantes reformas en la iglesia, época a la que corresponde la construcción de la capilla que fue de los marqueses de Camarasa, descendientes de los Neira y Luaces, sus primeros patrocinadores. La capilla es de estilo tardogótico y constituye un cuerpo independiente de planta rectangular que se adosa al lado norte de la cabecera de iglesia. Está distribuida en dos tramos cubiertos con sendas bóvedas de crucería de arcos apuntados. En el muro norte se abren dos arcosolios de tamaño y altura desiguales. El del extremo del poniente está ocupado por un sepulcro sobre el que se encuentra la estatua orante de Gonzalo de Neira y Luaces Bermúdez de Castro, quien en el año 1608 heredó el señorío de Oca.

Tímpano medieval de la adoración de los Reyes Magos.

Entre los años 1760 y 1770 la iglesia de Santa María do Camiño fue reedificada según el proyecto trazado por Ferro Caaveiro que se enmarca en los inicios del neoclasicismo galaico, todavía con el empleo de ornamentos barrocos e incluso rococós. La fachada principal, orientada al oeste, sigue una estructura simétrica enmarcada por un par de pilastras adosadas al muro elevadas sobre un zócalo y rematadas con un capitel jónico en ambos lados. Estos reciben el entablamento partido en el centro para dejar espacio al desarrollo de los elementos que forman el eje vertical del edificio. Sobre el entablamento, y como remate de la fachada, se halla un frontón curvo y moldurado

El eje vertical central se desarrolla en torno al acceso al templo, siendo este adintelado y enmarcado por molduras sobre la que se coloca una pequeña cornisa. En el registro superior y entre el espacio que deja el entablamento partido, se abre un gran óculo orlado por laureles y palmas entrelazadas, al que se sobrepone la corona real. Continuando este eje, destaca el campanario, un cuerpo prismático que cuenta con pilastras adosadas e cada una de sus aristas que están rematadas por pináculos de piedra. En cada una de las caras del prisma se horada un espacio a través de un arco de medio punto, que conforma el espacio abovedado interior para el volteo de las campanas. Se remata con una cúpula de media esfera, también coronada por un pináculo de piedra.

Fachada principal de la iglesia de Santa María do Camiño.

La nave tiene planta rectangular y está dividida en cinco tramos longitudinales con cabecera cuadrada y, tras ella, el cuerpo de la sacristía de planta rectangular, que recibe luz a través de tres pequeñas ventanas que se abren en cada uno de sus muros. A los pies de la iglesia se eleva un coro alto al que se accede mediante una escalera arrimada al muro sur del templo. El primer tramo de la iglesia se cubre con bóveda de cañón y los cuatro siguientes con bóvedas sostenidas por arcos fajones. El interior se ilumina gracias a la apertura de un gran óculo en la fachada principal y de seis ventanas adinteladas que se abren en lo alto de los muros laterales. Por el exterior dos contrafuertes por cada lado del edificio contrarrestan el empuje de las bóvedas.

Planta de la iglesia. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

En el interior, el primero de los tramos es el correspondiente a los pies de la iglesia y es el de mayores dimensiones en planta, elevando sobre un arco carpanel un coro alto con balaustrada. Las bóvedas de arista se sostienen mediante arcos fajones de piedra granítica que reciben las cargas, distribuyéndolas por las pilastras adosadas al muro del mismo material cuya línea de imposta se marca y permanece continua hasta el altar mayor. Es en el segundo registro donde se abren vanos adintelados con derrame para la iluminación interior.

Sección transversal (izquierda) y sección longitudinal de la iglesia (derecha).

El primero de ellos, correspondiente a los pies de la iglesia, es el de mayores proporciones, se cubre con bóveda de cañón y alberga una tribuna elevada que se apoya sobre un arco carpanel. Los otros cuatro tramos son de iguales dimensiones, correspondiendo el último de ellos al presbiterio con el suelo ligeramente elevado sobre el nivel de la nave. Estos cuatro tramos se cubren con bóvedas de arista sostenidas por arcos fajones rebajados que, a su vez, se apoyan sobre pilastras de sección cuadrangular con capiteles toscanos sobre los que discurre una cornisa volada, que recorre longitudinalmente todo el espacio interior de la iglesia separando las dos alturas que tiene la edificación.

Interior de la iglesia.

El retablo mayor de la iglesia de Santa María ubicado en el muro testero de la cabecera data de la segunda mitad del siglo XVIII, contratándose en 1758 siguiendo el diseño trazado por Manuel Leys con imaginería rococó de Benito Silveira. Con una rica ornamentación y con el uso del dorado y la policromía que imita la madera noble, se ordena en torno a un sotabanco y banco que sostienen un único piso con tres calles verticales y un ático, con el mismo número de calles. A ambos lados del conjunto se abren sendas puertas que dan acceso a la sacristía.

La calle central acoge el expositor eucarístico flanqueado por dos pares de columnas salomónicas de orden corintio profusamente decoradas con motivos vegetales y geométricos. En las hornacinas laterales se sitúan las imágenes de San Juan Bautista y del apóstol Santiago que se cubre con una capa de peregrino (anteriormente ocupaba su lugar una imagen de san Juan Nepomuceno, que ha sido trasladada al retablo lateral de la iglesia de donde procede la imagen de Santiago, que es obra de Antonio Sanjurjo, de principios del siglo XIX). El ático del retablo aloja en el centro la imagen de la Asunción de María, rodeada de ángeles. En los lados se sitúan las figuras de san José con el Niño en brazos y San Antonio, también con el Niño. En el documento de contratación del retablo se hace alusión al programa iconográfico que forma parte de esta obra: “En la parte alta terminaría con el Padre Eterno; en las dos cajas del primer cuerpo colocaría las imágenes de san Juan Bautista y san Juan Nepomuceno, y en las del segundo, a los lados de la Virgen de la Asunción, san José y san Antonio de Padua”.

Retablo mayor.

Dos retablos barrocos del tercer cuarto del siglo XVIII ocupan las capillas laterales del tramo de la nave inmediatamente anterior al presbiterio. El de la izquierda está dedicado a Santa Bárbara y el de la derecha alberga hoy en día la imagen de la Virgen de la Aurora. La estructura de ambos retablos se articula a base de pilastras que sostienen amplios arcos de medio punto con el intradós cóncavo y decorado con cabezas de querubines. Nos dice García Iglesias que las trazas del retablo de santa Bárbara y el estilo escultórico de sus imágenes (santa Bárbara, santa Lucía y santa Catalina) indican que su artífice pudo ser el maestro compostelano Miguel de Romay. El retablo de la Virgen de la Aurora fue realizado también por el taller de Romay, poco antes de 1737. Flanquean la imagen de la Virgen, sus padres san Joaquín y santa Ana en el lado derecho del retablo y san José con el Niño en el lado izquierdo. La figura de la Virgen es obra de principios del siglo XIX, atribuyéndose su autoría al escultor Antonio Sanjurjo, con cuyo taller también se relacionan los medallones con los bustos de los apóstoles san Pedro y san Pablo, situados sobre los confesionarios empotrados en los muros laterales.

Retablo de Santa Bárbara y detalle del retablo de la Aurora.

En el segundo tramo de la nave se colocaron dos nuevos retablos gemelos de estilo neoclásico, uno de ellos dedicado a la Inmaculada, mientras que el otro está presidido en la actualidad por la imagen de san Juan Nepomuceno que procede del retablo mayor. El retablo de la Inmaculada acoge en su hornacina, enmarcada con columnas jónicas y frontón triangular, la imagen de la Virgen obra maestra del escultor Manuel de Prado Mariño (1773-1814). Este mismo escultor también proyectó para esta iglesia el mausoleo de la marquesa de Camarasa que nunca llegó a realizarse.

Retablo de san Juan Nepomuceno (izquierda) e imagen de la Virgen de la Inmaculada de Prado Mariño (derecha).

En cuanto a la orfebrería que posee esta parroquia destacan un relicario perteneciente a la cofradía de santa Bárbara fechado en el año 1734; es una pieza anónima, aunque de la escuela compostelana. También son destacables una naveta barroca labrada en plata realizada en la segunda mitad del siglo XVIII, un candelabro realizado por Jacobo Pecul a comienzos del siglo XIX y, sobre todo, la cruz atribuible a Bernardo Méndez realizada en la década de 1840 a 1850 en plata sobredorada.

Naveta de plata de la escuela compostelana del último tercio del siglo XVIII.

Historia

El punto donde el Camino Francés desembocaba ante la muralla la ciudad de Compostela hoy se conoce como Porta do Camiño, antiguamente Puerta Francígena, que el Códice Calixtino denomina primus introitus de la urbe. Traspasada esta puerta los peregrinos continuaban hasta la catedral por la calle que, al menos hasta el siglo XIII, llevaba el nombre de Vía Francígena. A pocos metros y a la mano izquierda del primer tramo de la calle se encontraba la iglesia de Santa María do Camiño.

La primera noticia que se refiere a esta iglesia la encontramos en el testamento del cardenal de Santiago don Lorenzo Domínguez, fechado en el año 1276, donde se menciona junto a otras iglesias de la ciudad de Santiago que reciben una manda del cardenal. Por el mismo motivo en 1348 vuelve a mencionarse la iglesia de “sta. Maria do camio” en el testamento de María López, vecina de Compostela.

Muy cerca de Santa María y enfrente de ella estaba el hospital para peregrinos de San Miguel, fundado en el año 1400 por canónigo de Santiago y Arcediano de Deza, Ruy Sánchez de Moscoso, quien se hizo enterrar en la iglesia de Santa María; se dice en su testamento: “se en esta terra de Galicia fiincer meus días […] en a capela de Sta. María do Camino, aos pes da sepultura do meu aboo, Juan Vidal do Caminno, cibdadao de Santiago, a quen Deus perdoe, ena outra sepultura conjunta coa sua, cerca de altar de San Grabiel Arcángeno, que está fora das gradicelas do altar mayor de dita capella; as quaes sepulturas, ambas sciptas et labradas et estrenadas, están dentro en dous arcos”.

En el siglo XVI se efectuaron reformas en la iglesia que debieron afectar a la antigua fábrica medieval. De esa época tan solo se conserva la capilla funeraria fundada por el regidor de la ciudad de Santiago, Juan de Outeiro, a comienzos de esa misma centuria, que actualmente se conoce con el nombre de los marqueses de Camarasa o de los condes de Amarante.

Nos dice Zepedano que en el último cuarto de esta última centuria, concretamente en el año 1576, el curato de Santa María se unió al de San Bieito do Campo. Por entonces la iglesia de Santa María participaba en el negocio de las curtidurías que se estaban emplazadas fuera de murallas entre las puertas do Camiño y da Mámoa.

En 1607 el visitador Jerónimo del Hoyo describe así la iglesia: “Esta capilla e iglesia está intramuros desta çiudad, aunque la capilla mayor della topa con la muralla. […] Al lado del Ebangelio desta dicha capilla, antes de entrar en la capilla mayor, hay dos arcos con dos entierros. Dicen son del que fundó y dotó el hospital de San Miguel, que en el de más arriba está el dicho fundador y en el otro sus padres”.

Entre los años 1605 y 1619 nuevamente se hicieron importantes obras que estuvieron a cargo del cantero Melchor López, quien siguió las trazas del escultor Juan de Moreiras. En el contrato de las obras se habla de abrir un arco en el presbiterio, sin afectar a la estabilidad del cimborrio que por entonces tenía la iglesia y que sería demolido con toda probabilidad a mediados del siglo XVIII, momento en que se amplió y se reedificó la capilla mayor. Además, en el año 1618 se contrató y encargó un nuevo retablo de madera al entallador Bartolomé Delgado y al escultor Pedro Suárez. Este retablo con sus imágenes sería pintado por Juan Rodríguez de Barros.

Entre los años 1760 y 1770 la iglesia fue reedificada por completo según el proyecto trazado por Ferro Caaveiro en un estilo ecléctico, ya que por un lado el arquitecto se vio obligado a seguir las formas del presbiterio que había sido reconstruido pocos años antes y por otro lado, introdujo en la fachada un nuevo diseño que se enmarca en los inicios del neoclasicismo galaico. La fachada conserva, sin embargo, elementos ornamentales barrocos y hasta rococós.

En 1886 Bernardo Barreiro dice de la iglesia de Santa María do Camiño, que se llamaba de adentro por haberse dividido por cuenta del Real Patronato la antes única y extensa parroquia de Santa María do Sar extramuros.Fuentes y bibliografía
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