Feligresía del Camino Francés en el municipio de Sarria, provincia de Lugo. Está situada entre las parroquias de San Miguel de Goián, al norte, San Xulián de Meixente, al este, Santiago de Barbadelo y Santo André de Paradela, al sur y San Miguel de Biville, al oeste. Consta de seis entidades de población, dos jacobeas: A Pena y Peruscallo; las entidades por donde no transcurre el Camino son: Belante, Casanova, Leimán y Sistelo.
De pequeña extensión, su único arroyo va a desaguar al río Marzán, subafluente del río Miño.
Tenía sesenta y ocho habitantes censados en 2019. Más de la mitad de los ocupados se encuentran empleados en las labores del campo.
En el testamento de Odoario del año 747 figura en el territorio de Páramo la iglesia de Belante con todas sus posesiones y frutos, entre todos los bienes que donó a la Iglesia de Lugo. La autenticidad de este documento ha sido puesta en duda, siendo muy probable que muchos de los lugares que se nombran fuesen añadidos en la copia que se conserva de este testamento, escrita en el siglo XIII. Lo mismo sucede con un diploma de Alfonso III, por el que el rey confirmó a la diócesis lucense todas sus haciendas, incluyendo la iglesia de Belante; el diploma data del año 897 y la copia es del siglo XII.
Lo que sabemos de cierto es que en el año 904 el abad Visclafredo hizo una copiosa donación a la basílica e iglesia de San Martiño Obispo, San Xurxo y Santa Mariña situada entre Páramo y Barbalelo, dentro de los términos de la antigua villa de Ranosinde (actualmente lugar de Rosende en la parroquia de Santa María de Ortoá); entre lo donado figuraba una cuarta parte de Santa María de Belante.
En el año 976 nos consta que Sunilano cedió a su hijo, el presbítero Vermudo, los bienes y demás pertenencias de la iglesia de Santiago y San Paio de Barbadelo que había recibido de sus abuelos y parientes; en el documento se especifica que la cesión incluía una villa en Belante y la misma iglesia de Santa María.
En el año 1009 Vermudo Sunilani, junto con su hermana Sendina, cedieron al abad Mandino y a la comunidad del monasterio de Samos el lugar santo y monasterio de Santiago de Barbadelo, dotándolo con la iglesia de sanctam Mariam domni Belanti, entre otras posesiones.
La misma iglesia figura en otro documento del tumbo Samos, datado también hacia el año 1009, que contiene noticia de las posesiones y heredades que Vermudo Sunilani donó al susodicho monasterio.
En el año 1031 Vermudo Onoriquiz y su mujer Onega García donaron al monasterio de Santiago de Barbadelo, varias villas que compraron y ganaron en Santa María de Belante.
En 1064 Marina, de la prole de Bermudo, junto con sus hijos donaron al monasterio de Samos la villa de Belante, cerca de la iglesia de Santa María, en tierra de Barbadelo.
En el año 1125 el abad de Samos, Pedro Froilaz, realizó el inventario de todas las heredades acrecentadas al monasterio desde el comienzo de su prelancia; entre ellas figuraba la iglesia de Santa María de Belante en Páramo, que había sido de Suario Gatoniz.
En el año 1162 Poncio de Cabrera, mayordomo de Fernando II, otorgó al monasterio de Samos las directuras que tenía en el territorio de Belante, Biville y Vilar.
En 1175, el papa Alejandro III confirmó al monasterio de Samos todos sus derechos jurisdiccionales y patronales que venían disfrutando de antiguo; entre las muchas propiedades que eran del monasterio se menciona de nuevo la iglesia de Santa María de Belante. Por esta última cuestión relativa a sus derechos, el monasterio de Samos mantuvo un largo litigio con la sede episcopal de Lugo, llegando a suscribir un acuerdo en el año 1195 por el que la iglesia de Belante pasó a depender de la diócesis de Lugo.
En 1320 Roi Álvarez renunció al “yantar” de Santa María de Belante que tenía a préstamo del monasterio de Samos.
Ya en la Edad Moderna se especifica en el Catastro de la Ensenada (1752) que el “Coto de Santa María de Belante” era señorío de Diego de Oca y Cadórniga, vecino de la ciudad de Betanzos, quien no percibía nada por dicha razón. De los diezmos de lo que se producía en el coto correspondía al cura párroco la mitad del centeno y de todos los demás productos, lo que sumaba 400 reales de vellón al año. La otra mitad del centeno era del convento de monjas de “la Nova” de la ciudad de Lugo, lo que sumaba 300 reales de vellón anuales. El derecho de primicia de la fábrica de la iglesia eran 22 ferrados de centeno repartidos entre todos los vecinos conforme al caudal de cada uno, lo que sumaba al año 66 reales de vellón. El derecho del voto hecho al apóstol Santiago era medio ferrado de centeno al año que pagaban los vecinos que tenían labranza, lo que suponían 31 reales y medio de vellón anuales. En total estaban censados 21 vecinos; entre los que desempeñaban un oficio se encontraba un zapatero, un curtidor y dos sastres. No había clérigo alguno. Se contaban 21 casas, todas habitables; había una taberna que se llevaba en arriendo. No existían molinos, ni batanes. Tampoco había hospital. Se explotaban en el término 13 colmenas.
En la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755, que se guarda en el Archivo Diocesano, figura en el arciprestazgo de Paradela “San Salvador de Pinza”, con “Santa María de Velante” y “San Miguel de Viville”, de “su Majestad” y el obispo de Lugo.
En 1828 Sebastián Miñano anotó en su Diccionario que la parroquia de “Santa María de Velante”, en la provincia de Lugo, era de la jurisdicción de “Meijente”. Tenía 32 vecinos y 160 habitantes que se repartían en las aldeas de Peruscallo y Leimán. Contribuía con 327 reales y 32 maravedís.
Ya en el año 1849 dice Pascual Madoz que esta parroquia era de la jurisdicción de Sarria. La iglesia parroquial era aneja de San Salvador de Pinza, servida por un curato de entrada y patronato laical. Comprendía por entonces los lugares de “Abelayra, Belante, Cabanela, Casanova, Lama, Leiman, Novelle, Pena y Peruscallo”, que reunían 28 casas. Los caminos locales estaban en mediano estado. Se producía centeno, patatas, maíz, nabos, castañas, pastos; se criaba ganado vacuno, lanar y de cerda. La industria era la agrícola. La población era de 28 vecinos y 123 almas.
En los años treinta del siglo XX, dice Amor Meilán que la parroquia de “San Salvador de Pinza” era de ascenso, con sus filiales “San Miguel de Bibille” y “Santa María de Belante”; esta última feligresía integraba los lugares de “Abelaira, Belante, Cabanela, Casanova, Cruceiro, Lama, Leiman, Novelle, Peruscallo, Pena Puinea”.
En la década de los setenta de esta última centuria figura en la Gran Enciclopedia Gallega que había 103 habitantes.
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