SANTIAGO DE COMPOSTELA, hospital de Xerusalén de

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Antiguo hospital de peregrinos emplazado en la llamada rúa de Xerusalén de la ciudad de Santiago de Compostela, al nordeste de la catedral y muy cerca de ella.

Rúa de Xerusalén, donde estuvo el antiguo hospital del mismo nombre.

Historia

En una carta de venta del año 1175 consta que los canónigos del Santo Sepulcro de Jerusalén tenían una casa en la rúa do Vilar en Santiago. Esta información ha inducido a pensar a diversos autores, que dichos canónigos pudieran haber sostenido o administrado este hospital y de ahí el nombre con era conocido; nos dice Uría y Ríu que esta conjetura no se basa en ningún dato fehaciente.

Sobre los orígenes de este establecimiento sostienen Barreiro Mallón y Rey Castelao, que el llamado hospital de Xerusalén de la ciudad de Compostela fue fundado por Diego Muñiz en el año 1150, sobre su casa en Santiago y diferentes bienes y rentas en Padrón y Lestrove.

Nos consta que para el sustento de sus pobres y también para los de los hospitales de Santiago y San Paio, sitos en la misma ciudad, Guto de Sanuiz dejó dispuestas varias mandas en su testamento fechado en el año 1195.

En 1230 sabemos por una escritura de contrato que el procurador del hospital de Xerusalén de la ciudad de Santiago vendió a los dominicos un campo en el monte da Almáciga.

En 1309 el obispo don Rodrigo de Padrón donó este hospital con todas sus posesiones, derechos y pertenencias al cabildo compostelano, al que impuso la condición de que continuase ejerciendo la hospitalidad con los pobres según se había acostumbrado hasta entonces. Ordenó que dos buenas mujeres sirviesen en él, donde habría doce camas, advirtiendo que lo que sobrase después de pagar los emolumentos señalados a los capitulares y las atenciones de los sirvientes, fuese dividido entre los pertenecientes a dicho capítulo. Debía, además, cantarse diariamente la “Salve” después del oficio de completas, celebrarse las tres principales fiestas de la Virgen y en las fiestas del apóstol Santiago debía hacerse un responso en el altar mayor de la catedral, por todo lo cual cada canónigo recibiría en recompensa de este trabajo un azumbre de vino y un pan de ración.

Nos dice López Ferreiro que en 1316 el mismo obispo donó al cabildo compostelano la mitad de las rentas del hospital de Xerusalén, que ya había donado antes, para terminar la obra del propugnáculo que se estaba construyendo sobre el crucero de la catedral.

Las rentas procedentes de legados y donaciones con las que contó el hospital se incrementaron con el correr del tiempo; de ello nos queda constancia en varios documentos del siglo XIV.

En 1501 el cabildo compostelano acordó proceder a la reedificación del hospital, desmembrando de la tenencia de él la casa colindante en que vivía el carpintero Juan Cobas. La obra del hospital, del que se dice estaba “dedicado especialmente a hospedar a los peregrinos pobres de las regiones de Oriente”, no comenzó hasta el año 1521, fecha en que el cabildo tomó un acuerdo comisionando a dos capitulares para que fuesen a hablar con el arzobispo sobre “quel ospital e casa de jerusalem se haga e repare al tenor de la institucyón del dicho ospital e que suplicavan a Su Señoria [el arzobispo] que en caso que martin de Reyno no quisiese dexar la dicha casa le compela a que la dexe libre e desembargada sin contienda de juicio” y además les facultaban “para que tomasen qualesquier oficiales que para el dicho edificio fuesen necesarios e comprasen piedra e madera para hacer la dicha casa e ospital”. La obra se terminó a principios de 1528 y fue nombrado mayordomo el capellán Rodrigo Manero, a quién se impuso la obligación de celebrar todos los viernes en el oratorio de la casa una misa de Cruce por los fundadores y bienhechores de ella.

Las doce cargas de pan y los cuatro ducados en dinero que sumaban las rentas del hospital a principios del siglo XVI pasaron a financiar las cargas religiosas del cabildo, que celebraba las fiestas acordadas, de modo que en 1571 se dice que “no a lugar de acerse ospitalidad”.

Tras la visita ocular que se realiza al hospital ese mismo año, se describe como “una casa questá en la calleja llamada de Jerusalen que tiene dos suelos con algunas piececillas mal reparadas y no se haze en el ospitalidad ninguna ni ai pobres ni camas para ellos y ordinariamente está zerrada la dicha casa si no es quando alguna bez alguna mujer pobre está allí”.

En 1607 el cardenal Del Hoyo visitó este hospital y dice de él: “Paresçe por una scriptura de concordia, que pasó entre el arçobispo don Rodrigo y el dean y cabildo, queste hospital que está en esta ciudad, en una calle traviesa que va desde la calle de la Açabacharia hacia la fuente de San Miguel, que llaman la calle de Jerusalén se aplicó e incorporó por o para siempre jamás en el cabildo de esta Sancta Iglesia, por el dicho arçobispo don Rodrigo […]. No se cumple la hospitalidad; es necesario se remedie./ Yo llegue a ver este hospital y hallé vivía en él un sastre, me paresce, y la muger me dixo que en años atrasados había imbiado el señor arçobispo dos padres de la Compañía para que biesen la disposición que había de poner doze camas para pobres./ Anda este hospital en tenecia del Cabildo. Solía tenerle el canónigo Aliseo de las Faas y por su muerte le tiene al presente el doctor Villafane, canónigo magistral. Yo le hablé y dixo que no sabe de carga ninguna; que se olgará saber si la hay para que se cumpla./ Es menester hazer diligencia con el cabildo y ver la scriptura y saber que es la causa porque no se cumple y hacerla cumplir”.

En 1610 Castellá Ferrer da noticias relativas al hospedaje de los armenios en este hospital y dice además, que había allí “libros en su lengua y dezian Missa con sus ceremonias” y también que “los libros perecieron con las mudanzas”, siendo infructuosas las diligencias que hizo para encontrarlos. Estas noticias las repiten otros autores posteriores.

A finales del siglo XIX Bernardo Barreiro afirma que este hospital se hallaba en la antigua rúa de Abril, vulgarmente conocida por rúa da Figueira y que ya entonces se llamaba rúa de Xerusalén. Añade que era el antiguo barrio de los mercaderes hebreos, fuera de muros y contiguo a las vías Francígena y Sacra. Había allí una sinagoga que ocupaba las casas con los números 1 y 2 de esa misma calle. El hospital y hospedería “que se dice de armenios” ocupaba el solar donde por entonces se encontraba el palacio de los condes de Espasantes y Torrenovaes. Añade el autor que “arrojados los judíos se apropió de sus bienes el Cabildo, vendiendo la sinagoga y hop. en 1525”. Acerca de esta información aportada por Bernardo Barreiro, Uría y Riú hace hincapié en el hecho de que el autor no consigna las fuentes.

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