SAN XIAO DO CAMIÑO, iglesia parroquial de

Iglesia parroquial de San Xillao do Camiño forma parte del patrimonio del Camino Francés a su paso por la población de San Xiao do Camiño, municipio de Palas de Rei, provincia de Lugo. Entre los lugares do Carballal, al este y A Graña, al oeste.

La iglesia y su entorno.

La nave de la iglesia describe una forma rectangular a la que se le adosa una cabecera de dos tramos, siendo el primero semicircular y, el segundo, rectangular. La cabecera es de origen románico, y es que este templo, como suele ser habitual, se ha visto sometido a reformas, de forma específica durante el siglo XVIII. El edificio está construido con sillería de granito, tanto en la cabecera como en los muros laterales. La fachada de un solo lienzo presenta un eje vertical descrito por el vano adintelado que permite el acceso al interior en la planta baja y la espadaña que se alza en la fachada sobre la línea de cubierta. Esta está formada por un único vano adintelado que, siguiendo la tendencia de los elementos de la misma datación, remata en un pequeño frontón flanqueado por pináculos y coronado en el centro por una cruz, siempre de piedra.

Fachada principal de la iglesia.

La nave, más ancha que la cabecera, está construida con muros de sillería. En el lado norte presenta un acceso secundario al templo a través de un vano adintelado y, en el lado sur, una ventana en la parte central superior que aporta una leve iluminación interior debido a su ubicación y a sus dimensiones. En los extremos de las fachadas, cercano a la línea de cubierta, se sitúan dos canecillos de apariencia zoomorfa. La cubierta exterior se cubre con teja, siguiendo la forma a dos aguas en todo el cuerpo longitudinal y adaptándose geométricamente al semicírculo del ábside.

Cuerpo de la iglesia y ábside.

Como adelantamos, el ábside está formado por un cuerpo recto y un segundo semicircular, ambos elevados sobre un zócalo doble. En el centro destaca la ventana saetera enmarcada entre un arco de medio punto decorado con bocel en la arista interior de la rosca, con grupos de perlas en cada dovela y con decoración de billete en la chambrana que rodea al conjunto y en la línea de imposta, ahora parcialmente perdida. Las columnas adosadas al muro que flanquean el vano y forman parte del conjunto son de basa ática, fuste liso y semicircular y rematan en capiteles con hojas de acanto bastante erosionadas en la actualidad. La cubierta remata en voladizo sostenido por canecillos lisos en todo el perímetro.

Cabecera románica de la iglesia.

No es de extrañar que la sobriedad exterior permee al interior, de tal forma que se concentra el foco de atención en la cabecera, ya que la nave se cubre con entramado de madera, cuenta con coro alto a los pies y la iluminación de la mencionada ventana en el muro norte. El presbiterio, elevado sobre la cota de la nave, tiene como punto de entrada un arco triunfal de medio punto de granito con semicolumnas adosadas al muro elevadas sobre un zócalo corrido que recorre el presbiterio y el ábside con base reducida y fuste formado por tambores de la misma piedra que los elementos que la acompañan. El capitel, con roleos sobresalientes, es el encargado de recibir al arco. Este último está rodeado por una chambrana de aristas en bocel y una moldura de ajedrezado que recorre el perímetro exterior hasta su encuentro con la línea de imposta, ligeramente alargada en la horizontal con respecto al arco.

A este arco le sucede un espacio recto con un arco fajón que da paso al semicircular del ábside. Mientras el primero está cubierto por una bóveda de cañón, el segundo lo hace con una de un cuarto de esfera. Las características formales de este arco fajón son idénticas a las descritas en el triunfal. Es en este espacio en donde se ubica la carga iconográfica de la iglesia, materializada en un retablo de madera policromada de estilo neoclásico que se adapta a las formas del muro. Así, consta de un cuerpo principal y un ático, siguiendo un esquema frecuente en este tipo de retablos, como es la división en tres calles verticales en ambos registros con el cuerpo central resaltado con respecto a los laterales gracias a un sobresaliente entablamento moldurado que, además de separar ambos pisos, aporta movilidad al tramo central del primero de ellos con una suerte de baldaquino de escasa profundidad. Este espacio, horadado por un arco de medio punto abocinado permite la entrada de luz de la ventana saetera del ábside.

Vista interior de la cabecera.

Siguiendo la paleta borgoña y parda, la policromía simula materiales nobles, como los dorados empleados para resaltar tanto elementos ornamentales como «constructivos» y los fustes tanto de las entrecalles como de los guardapolvos con efecto marmolado. En el espacio central del primer piso se ubica la escultura del siglo XVIII de San Julián (santo titular de la iglesia), flanqueada por San Jerónimo a su derecha y San Ramón Nonato en el lado contrario. El ático sirve de lienzo para representar la escena del Calvario. Así, en el cuerpo central está ubicado Cristo Crucificado y en las laterales las tablas pintadas de San Juan y la Virgen María.

Debemos sumar a este conjunto iconográfico el compuesto por un retablo, también neoclásico, ubicado en el muro del Evangelio que custodia la imagen de la Virgen del Carmen. Como elemento singular del templo debemos resaltar la pila bautismal instalada a los pies de la iglesia. Se trata de una pieza de tosca labra y moderadas dimensiones elevada sobre una basa con decoraciones esféricas del mismo material pétreo que antes fue un capitel románico

Detalle de la hornacina central del primer piso del retablo del altar (arriba). Pila bautismal a los pies de la iglesia (abajo).

Cercano a la iglesia es posible encontrarse con un cruceiro. Siendo de tipo crucifijo elevado sobre una doble plataforma de base cuadrada a la que se ancla la basa prismática y, sobre esta, el fuste hexagonal que sostiene un sencillo capitel que, a su vez, recibe la cruz latina.

Cruceiro cercano a la iglesia y pila bautismal ubicada en el interior de esta.

Historia

Según Delgado Gómez, en una obra de limpieza se descubrió una piedra reutilizada en el muro sur de la nave de esta iglesia, con una inscripción que nos remite a la era 1231, (es decir al año 1193).

Nos consta que en ese mismo año el rey Alfonso IX donó en perpetuidad al monasterio cisterciense de Santa María de Sobrado (A Coruña) todo el realengo de la iglesia de sancti Juliani de Yuloa, que anteriormente lo había tenido de su mano Alfonso Rodríguez. El mismo monarca confirmó este privilegio en 1227.

Ya en plena Edad Moderna, concretamente en 1752, se dice en el Catastro de Ensenada que la mitad de los diezmos que se cobraban en el término de esta feligresía la percibía el conde de Monterrey y la otra mitad el cura párroco. Así mismo por razón de primicia cada vecino labrador pagaba a la fábrica de la iglesia parroquial un ferrado de centeno, que sumaban doce al año.

En la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755, que se guarda en el Archivo Diocesano, figura en el arciprestazgo de Ulloa-Repostería “San Martín de Curbián” con “San Julián del Camino”, “San Sebastián de Carballal” y “Santa María de Sanbreijo”. El patronato era laical del conde de Monterrey.

En 1846 Pascual Madoz volvía a señalar que esta iglesia de era uno de los anejos de San Martiño de Curbián. Ya en los años treinta del siglo XX, dice Amor Meilán que era aneja de San Pedro de Meixide.

Fuentes y bibliografía

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