BIVILLE, iglesia parroquial de San Miguel de

La iglesia parroquial de San Miguel de Biville forma parte del Camino Francés. Se ubica en el municipio de Sarria, provincia de Lugo, en el lugar de Biville o de San Miguel, situado a unos trescientos metros al sur de la población Lavandeira, por donde transcurre el Camino.

El templo está acotado por la orografía que lo sitúa por debajo de la cota de camino, utilizando el perímetro del terreno para ubicar el atrio y cementerio parroquial. El edificio, de planta rectangular con ábside cuadrado adosado a la cabecera y sacristía anexa en el muro sur, se ha construido con sillería de granito en todos sus muros, conservando la fábrica románica solo en los muros laterales. La fachada principal es de estilo barroco, construida en el último cuarto del siglo XVIII. De un solo lienzo, se presenta enmarcada entre aristones de granito que delimita su anchura, estos coronados por esbeltos pináculos del mismo material. Los elementos que contiene el lienzo se ordenan en torno a un eje vertical determinado por la portada de acceso, los elementos que le siguen en la fachada y la espadaña que corona el frontal.

Iglesia de San Miguel y su entorno.

La portada cuenta con un vano adintelado enmarcado por una moldura en la que se talla una inscripción en la que puede leerse: «CACHAFEIRO MAESTRO AÑO DE 1776». Este maestro trabajó también trabajó en la ampliación del monasterio de Santa María Madalena de Sarria, realizada en fechas similares a la de esta portada bajo el patrocinio del obispo Armañá. Este vano está abrazado por elementos que evocan el estilo clasicista, lo que se traduce en un par de columnas de sección circular con basa ática que se elevan sobre un alto plinto. Sobre los sencillos capiteles se apoya un entablamento moldurado (ahora prácticamente liso, aunque es posible advertir en él la presencia anterior de una inscripción) y un frontón triangular decorado con baquetillas, coronado en su vértice más elevado por la escultura del santo patrón de la iglesia.  

Portada de la fachada principal de la iglesia.

Continuando el eje vertical, se ubica un vano rectangular con moldura plana y placas bajo el alféizar, a la que le sigue un vano con forma de arco de medio punto que también contiene la escultura de bulto redondo de San Miguel. La cornisa, sigue la forma curvilínea que desemboca en el cuerpo de la espadaña. Se trata de un elemento de un piso con doble vano de arco de medio punto que alberga sendas campanas. Remata con un frontón triangular con las aristas redondeadas por elementos curvilíneos, también horadado en el centro y rematado, tanto en los extremos como en su vértice por pináculos de piedra.

Fachada de la iglesia de San Miguel de Biville.

Los muros laterales apenas son interrumpidos por los vanos que iluminan el interior: cuatro aspilleras enfrentadas dos a dos y hoy tapiadas en el lado norte, aunque todavía se pueden apreciar los pequeños arcos de medio punto que se proyectan hacia el interior del muro en pequeñas bóvedas de cañón. El lado norte cuenta con un acceso secundario, una portada de estilo románico, austera, formada por un arco de medio punto que se apoya sobre dos mochetas con relieves de cabezas de bóvidos sobre jambas lisas. La arquivolta que rodea al arco principal está resaltada por baquetones y escocias y rodeada por una chambrana con motivos de billetes que nace de la misma línea de imposta que la vuelta anterior.

En la obra escultórica de la iglesia medieval de Biville se encuentran ciertos paralelismos con la iglesia sanjuanista de Portomarín, que estaba en plena construcción en el año 1195, como las mencionadas cabezas de bóvidos que comparten similitudes de taller entre ambos templos.

Portada en el muro norte.

La iglesia se cubre con teja con una estructura a dos aguas en la nave y a cuatro aguas en el ábside, mientras que la sacristía se resuelve a un agua. Entre la cornisa y los paramentos verticales se coloca una cornisa corrida con sencillos canecillos tallados a nacela que, en su mayor parte, no presentan decoración, ya que tan solo uno de ellos se adorna con una bola tallada en relieve, en un segundo se adivina la talla de unas aspas que se suceden formando un zigzag y, un tercero, que presenta una composición geométrica que alterna formas en triángulo inscritas en cuadrados, al, igual a la decoración que adorna los ventanales de la iglesia de San Xoán de Portomarín.  Esta estructura se deja ver en el interior de la nave, en la que se pueden ver las vigas tirantes de madera que conforman la techumbre y en la cabecera, la bóveda poligonal, del mismo material.

En el interior, la iglesia mantiene la austeridad románica. Eliminado el primitivo arco triunfal que comunicaba la nave con la cabecera, la transición entre las partes es abierta, siendo de menor altura el cuerpo del ábside. No obstante, sí se conservan dos capiteles románicos en el espacio que debieron ocupar en dicho arco, a lo que el autor Yzquierdo Perrín aporta que en ellos se distinguen tallas de dos cuadrúpedos y una singular sirena que agarra con las manos su cola de pez, respectivamente.

Retablo mayor.

El retablo mayor está ubicado en el muro testero de la cabecera. Se trata de un conjunto de estilo barroco, de madera policromada en la que predominan los pardos y olivas y sigue una estructura sencilla de un piso con tres calles verticales y un ático, separados por un entablamento. Este, al igual que los alerones que rodean al ático y al banco sobre el que se yergue el retablo, están decorados con filigranas doradas que destacan sobre la policromía en formas sinuosamente entrelazadas que ocupan el espacio arquitectónico.

En el retablo, entre las entrecalles y los guardapolvos se ubica gran parte del repertorio iconográfico de la iglesia, presidido en el espacio central por Jesús del Sagrado Corazón, flaqueado a la izquierda por San Roque y, a la derecha, por San Juan Bautista. La hornacina del ático está ocupada por el santo titular, San Miguel. A los lados del retablo se han colgado dos cuadros con las estampas recientes del Sagrado Corazón y del Corazón de María. En las esquinas del testero de la nave se arriman otras dos tallas que representan a la Virgen del Carmen y a san Marcos. En su momento Valiña Sampedro anotó en su Inventario, que la iglesia guardaba un cáliz y un copón de plata de finales del siglo XVIII

Historia

La iglesia de Biville figura en una copia de un diploma de Alfonso III que se conserva en el archivo capitular de Lugo, por el que el rey confirmó a la Iglesia lucense todas sus haciendas, hizo restituir lo que le habían enajenado y amojonó nuevamente su coto; el documento data del año 897. Entre las donaciones que se confirman se dice: “En Paramo iglesia de San Miguel de Biville con esa villa y familia”. La veracidad de este documento ha sido cuestionada, siendo muy probable que muchos de los lugares relacionados en él fuesen añadidos en la copia que se hizo en el siglo XII.

Lo cierto es que en el año 1120 el obispo de Lugo, Pedro III, hizo una distribución de todos los bienes catedralicios entre la mesa episcopal y la capitular, confirmando las divisiones que habían hecho sus antecesores y añadiendo una copiosa lista de villas, posesiones e iglesias que dio perpetuamente a los canónigos. En esta relación figura la siguiente cláusula: “En Paramo la mitad de Biville, con la iglesia, heredades y familia”.

En una relación de las posesiones de la iglesia de Lugo, sin fecha, pero que se estima entre los años 1114-1133 en los tiempos de Alfonso VII, o a lo más en los de su sucesor inmediato, se incluye la heredad de “Lavandaria” (actual lugar de Lavandeira, perteneciente a la parroquia de Biville) y la iglesia de San Miguel de Biville que había fundado doña “Vivili”, con su coto, sus siervos y las heredades de Sona y Couso con sus familias, por lo íntegro.

En el año 1229 nos consta que fue donada a la iglesia de Biville una casa en Sarria.

En 1415 el cabildo de Lugo aforó a Arias López el coto de “Viville” y en 1469 hizo lo mismo en la persona de Fernando Arias, quien había de dar entre otras cosas seis moyos de centeno puestos en la “tulla” de la iglesia de San Miguel de dicho lugar de “Bebille”.

Ya en la Edad Moderna se especifica en el Catastro de la Ensenada (1752) que el derecho de primicia de la fábrica de la iglesia de San Miguel de Biville eran 32 ferrados de centeno repartidos entre todos los vecinos conforme al caudal de cada uno, lo que sumaba al año 90 reales de vellón. Había en el término 2 clérigos, uno de ellos el cura párroco.

En la relación de los beneficios parroquiales contenida en el libro titulado Razón Universal de todas las piezas eclesiásticas de este obispado de Lugo. Año 1755, que se guarda en el Archivo Diocesano, figura en el arciprestazgo de Paradela “San Salvador de Pinza”, con “Santa María de Velante” y “San Miguel de Viville”, de su Majestad y el obispo de Lugo.

Ya en el año 1849 dice Pascual Madoz que esta parroquia era de la jurisdicción de Sarria. La iglesia parroquial era anejo de “San Salvador de Peiral” (sic.).

En los años treinta del siglo XX, Amor Meilán señala que la parroquia de “San Salvador de Pinza” era de ascenso, con sus filiales “Santa María de Belante” y “San Miguel de Bibille”.

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