© Archivo fotográfico del IEGPS
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Transitando el Camino Francés, accediendo por lo que hoy es el casco histórico de Santiago de Compostela, nos encontramos en primer lugar con la llamada Rúa dos Concheiros y, a continuación, con el barrio de San Pedro. Entremedias se encuentra una plazuela en la que se alza un crucero del siglo XVIII tallado en granito con las imágenes del Cristo y la Virgen, apoyadas sobre una larga columna de fuste monolítico.
Nos dice Barreiro Vázquez que la Rúa dos Concheiros recibe este nombre por haber estado allí ubicados los puestos de venta del antiguo gremio compostelano que labraba en exclusiva las insignias de Santiago, consistentes en imágenes del Apóstol, pero principalmente en conchas que se hacían en metal, con las que los peregrinos adornaban sus esclavinas y sombreros. Lo cierto es que en los años 1259 y 1272 los papas Alejandro IV y Gregorio X promulgaron sendas bulas prohibiendo acuñar y vender las insignias jacobeas en cualquier otro lugar que no fuese Compostela y, en 1266, el papa Clemente IV prohibió a los peregrinos de Santiago comprar y llevar otras conchas que no fuesen las fabricadas en esta misma ciudad. Según el mismo Bernardo Barreiro, el crucero que se alza entre las rúas de Concheiros y de San Pedro marcaba los límites de las parroquias urbanas y también de las que tenía señaladas la cofradía de la Concepción, para ser “hijos de vecino” o clérigos “cofrades de ganancia”.
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| Travesía de San Pedro y su encuentro con Rúa dos Concheiros. |
El barrio de San Pedro agrupa un conjunto de casas de cierta antigüedad, que son relativamente modestas y que raramente tienen más de tres alturas. Están construidas con canterías graníticas y sillarejos de esquistos, las carpinterías son de madera y las cubiertas de teja. Las fachadas exteriores aparecen enlucidas y pintadas de blanco, algunas cuentan con balcones volados, balaustres de hierro y también galerías acristaladas, que por lo general se sitúan en los últimos pisos. Sobre los tejados destacan los amplios tiros de las chimeneas, que en su momento sirvieron a las antiguas cocinas de leña. Muchas de estas casas muestran, todavía hoy, inscripciones y emblemas distintivos de pertenencia, que corresponden mayormente al monasterio compostelano de San Martiño Pinario y en menor medida, a algunas de las antiguas cofradías de la ciudad.
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| Tramo alto de la rúa de San Pedro. |
San Pedro fue uno de los mayores arrabales de la ciudad medieval de Compostela. Según López Alsina, este arrabal se habría creado en el siglo X sobre a las márgenes del Camino Francés, extramuros y en el entorno del antiguo monasterio de San Pedro de Fóra. La fábrica medieval de este monasterio, demolida en 1839, era de estilo románico semejante a la del monasterio de Santa María do Sar, sito en la misma ciudad. En el solar del antiguo monasterio se levanta hoy en día el edificio neoclasicista de la iglesia parroquial de San Pedro.
El Camino Francés a su paso por el arrabal lleva el nombre preciso de rúa de San Pedro con que se conoce hoy en día. La rúa de San Pedro termina en la llamada Porta do Camiño, ante lo que fue una de las entradas principales al antiguo recinto amurallado de la ciudad; más allá, de puertas adentro, se seguía por la Vía Francígena que llevaba directamente hacia la catedral.
A la plaza que hoy se abre delante la Porta do Camiño se ha traslado el llamado crucero do Home Santo, que originariamente se encontraba frente a la portada norte de la antigua iglesia monacal de San Pedro, desde donde se trasladó al lugar da Lavacolla en el año 1840, para volverlo a traer finalmente a este nuevo emplazamiento. La tradición lo ha vinculado con Juan Tuorum, personaje compostelano devoto de la Virgen de Bonaval, que, según la leyenda, en torno al año 1330, fue condenado a muerte por rebelarse contra el arzobispo de Santiago, Berenguel de Landoira. Al ser llevado a la horca, pidió el amparo de la Virgen para caer fulminado en el sitio y librarse así de la humillación que estaba sufriendo. Otros relacionan a san Vicente Ferrer (del que se dice, predicó en Compostela alrededor del año 1412) con el hombre santo que da nombre al crucero.
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| Iglesia de San Pedro. |
Según algunos especialistas, la labra e iconografía de la cruz sugieren una cronología fijada en torno al último cuarto del XV, siendo de época posterior la plataforma, el pedestal, el fuste y el capitel que conforman el resto del conjunto. La cruz medieval se ve potenciada por remates de botones en flor, colocados en los extremos de los brazos. En su anverso se representa al Crucificado y a ambos lados se disponen las imágenes de la Virgen y de San Juan. Bajo ellos, Santiago Peregrino sobre dos figuras arrodilladas, que Bernardo Barreiro identificó con sus discípulos san Teodoro y san Atanasio. En el reverso, también bajo doselete, se representa a la Virgen sosteniendo al Niño en el brazo izquierdo, a su derecha santa Catalina con la espada y la rueda de su martirio, a la izquierda otra santa difícil de identificar por no portar atributo ninguno; en la parte inferior se sitúa un santo con hábito monacal y debajo él, a ambos lados, otras dos figuras arrodilladas.
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| Crucero do Home Santo. |
A mediados del siglo XVI las rúas de San Pedro y de Hortas (esta última en la salida hacia Fisterra) eran las dos calles principales de la ciudad por el tráfico de personas y mercancías; según varios testimonios de la época, ninguna de ellas estaba empedrada, por lo que “las dichas calles ban muy fondidas e las casas quedan muy altas e descobiertos los cimientos y en muchas partes ha menester para subir a ellas dos o tres grades y están muy peligrosas para se caer […]” y en el invierno el agua de la lluvia, traía “muchos lodos y fosas de tal manera que no pueden por ellas andar ni caminar a pie ni a caballos sino con trabaxo”, todo ello iba en detrimento de los vecinos, moradores “e peligrinos e romeros y caminantes”.
El barrio estaba atravesado por otros dos antiguos viales que transcurrían en paralelo con el Camino Francés, llamados de Arriba y do Medio. El primero correspondía a la calzada de Bonaval, que todavía lleva hasta el monasterio de San Domingos y confluye con el vial do Medio en el punto donde se encuentra la capilla de Nosa Señora da Quinta Angustia de Arriba.
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| Tramo bajo de la rúa de San Pedro. |
La primera iglesia del monasterio de San Domingos de Bonaval se consagró en el año 1230. Fueron muchos los clérigos de la ciudad, y también miembros de la nobleza y de la burguesía más acomodada, los que se enterraron tanto en el interior de la iglesia, como en el claustro de este monasterio. Destacan los cuatro sepulcros de la capilla mayor que ostentan las armas de los Moscoso, los Do Campo y los Andrade, realizados en el primer cuarto del siglo XV, cuando Constanza de Moscoso fundó el patronato de dicha capilla y comenzó con ello, el mecenazgo de esa familia a favor del convento.
La capilla de Nosa Señora da Quinta Angustia de Arriba, junto con un hospital anexo, fue reedificada en 1465 por Cristóbal Francés, que recibió de manos del abad de San Pedro de Fóra el foro de un solar para poder edificarla. Cuando a finales del siglo XV se fusionó el monasterio de San Pedro de Fóra con el de San Martiño Pinario, todas las pertenencias del primero, entre las que se encontraba esta capilla, pasaron a ser de San Martiño. A lo largo del siglo XIX se hicieron una larga serie de obras y reparaciones, que en buena medida han conformado el aspecto de su actual edificio.Fuentes y bibliografía
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