SANTIAGO DE COMPOSTELA, iglesia de San Miguel dos Agros o da Cisterna de

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La iglesia de San Miguel dos Agros de la ciudad de Santiago de Compostela se encuentra en la plaza del mismo nombre, al noreste de la catedral y no muy lejos de ella. Aunque los orígenes de esta iglesia se remontan a la Edad Media, su fisonomía actual es producto de diferentes intervenciones realizadas en los siglos XVIII y XIX que responden a los cánones de los estilos barroco y neoclásico. En el transcurso de estas intervenciones se eliminó casi por completo la antigua fábrica medieval, llegándose a modificar la propia orientación del edificio que hoy se dispone de sur a norte.

Planta de la iglesia. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

Fue en el año 1823 cuando se iniciaron las obras de la nueva fachada principal, la actual, orientada al norte. Este proyecto fue obra de José Otero, quien articuló el conjunto a partir de un esquema rectangular que remata en un frontón triangular y dos torres laterales. Presenta un lienzo simétrico dividido en tres calles, situándose en la central la puerta de acceso adintelada, enmarcada en molduras y sobre la que se ubica un torna lluvias apoyado sobre ménsulas. Continúa el eje central con un óculo de gran diámetro cerrado con una vitrina que filtra la luz al interior de la nave. Este conjunto está flanqueado por dos pilastras adosadas al muro elevadas sobre un zócalo que nivela la diferencia de cota del suelo y cuentan con acanaladuras en su fuste. Se reatan con capiteles jónicos decorados con guirnaldas que reciben un entablamento amplio y moldurado sobre el que descarga un frontón triangular enmarcado por una cornisa denticulada. Sobre el vértice del frontón se alza el Agnus Dei con su cruz, que proviene de la fábrica medieval de la iglesia.

Las torres laterales que sirven de campanarios son gemelas. Tienen planta cuadrada con sus esquinas ochavadas, quedando ligeramente retranqueadas en relación con el frontón de la fachada. Se estructuran en dos pisos constituidos por cuerpos de diferentes dimensiones, que albergan cuatro ventanas (una en cada lado) en el cuerpo bajo y cuatro vanos horadados en la siguiente sección donde se cobijan las correspondientes campanas. Sobre los cuerpos prismáticos se elevan otros de planta circular interrumpido por pequeños arcos de medio punto abiertos en cada uno de sus lados y cubierto con una cúpula gallonada.

Fachada principal de la iglesia de San Miguel dos Agros.
Cabecera de la capilla de la Dolorosa Agnus Dei en el frontón de la fachada principal.

Se trata de un templo de planta rectangular formado por una nave central y dos laterales. La primera se prolonga sin solución de continuidad en el cuerpo rectilíneo del presbiterio y, tras este, se encuentra la sacristía, de menor altura que el resto del edificio, aunque dispone de un piso alto entarimado. La nave central y el presbiterio están cubiertos con bóvedas de arista de la mano del arquitecto Sarela en 1745 sobre un proyecto de Fernando de Casas. Las bóvedas se separan por arcos fajones que cargan en gruesos pilares de sección cuadrangular. Esos pilares sostienen los arcos de medio punto que se abren a las dos naves laterales que no cuentan con las mismas proporciones entre sí ni con respecto a la planta y albergan algunas capillas.

Sección longitudinal de la iglesia. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

El primer tramo de la nave del lado este, o del Evangelio, se ubica la capilla de Nosa Señora y de San Xerome, también llamada de San Cándido o capilla dos Abril, que mantiene una bóveda de crucería estrellada datada entre los siglos XV o XVI con cinco claves colgantes. Empotrada en el muro sur de esta capilla se encuentra una lápida sepulcral de mediados del siglo XV correspondiente a un porcionarius de la iglesia de San Miguel y, además, hay otras lápidas barrocas con escudos heráldicos.

Capilla de Nosa Señora y de San Xerome (también conocida como Capilla dos Abril).

El segundo tramo de esta misma nave, cubierto con bóveda de cañón ornada con pinturas murales, antecede a lo que fue la capilla mayor de la iglesia medieval, hoy conocida como capilla da Dolorosa. En 1772 la cofradía de los Dolores contrató a Juan López Freire y a Tomás del Río para la realización de reformas en el testero de esta capilla. La reforma supuso la demolición de la cabecera medieval de la iglesia, construyéndose en su lugar el ábside de la actual capilla que tiene planta poligonal y se cubre con una bóveda de cascarón. El tramo recto del presbiterio que precede al ábside dispone de una bóveda de cañón reforzada por arcos fajones. Como obra complementaria, el arquitecto Ferro Caaveiro propuso en 1781 las trazas de la pequeña sacristía que se adosó al lado sur de esta capilla.

Cuenta con un retablo barroco de madera concebido a modo de baldaquino que se articula sobre cuatro columnas de fuste circular y liso y capitel corintio y basa ática que generan un espacio interior abovedado para la imagen de la Virgen. Le sigue un entablamento curvilíneo flanqueado por sendas parejas de ángeles alados que dirigen su mirada hacia el ático decorado con evocaciones del rococó con motivos propios de la advocación. Este retablo tiene un especial valor la imagen de la Virgen, que fue retocada por el escultor Manuel de Prado Mariño de tal manera “que aunque estaba hecha por uno de los mejores escultores de esta Ciudad, no obstante, si hoy viviese su autor, no la conocería por obra de sus manos”.

Interior de la capilla da Dolorosa.

En el primer tramo de la nave oeste o de la Epístola se encuentra la capilla de Santa Constanza, cubierta por bóveda de aristas y, en el segundo tramo, la capilla del Santo Cristo do Perdón o do Nazareno, cubierta por bóveda de cañón.

A los pies de la iglesia hay otras dos capillas. La del lado oeste tiene un retablo con un bajo relieve que representa la coronación de la Virgen; acoge el baptisterio que dispone de una pila gallonada de mármol. La capilla del lado este está dedicada al Cristo de la Misericordia, de la que Fernández y Freire aportan que en esta capilla de la Misericordia se daba en otros tiempos sepultura a los ajusticiados. Por encima de estas dos capillas y sobre la entrada discurre el coro alto en el que está instalado un órgano de tubos del año 1842 obra de Pedro Méndez Mernies, que fue organista de la catedral.

Entre los retablos de las distintas capillas llama la atención el retablo barroco del Nazareno realizado por Jacobo Rey. Este alberga, en la amplia y saliente hornacina de la calle central, un paso procesional tallado por el escultor Manuel de Prado. El paso está formado por un grupo con la figura principal de Cristo caminando hacia el Calvario. El cristo aparece vestido con un sayón y avanza ayudado por el Cirineo bajo la custodia de un soldado. En las calles laterales del retablo se labraron en relieve dos escenas relacionadas con la pasión: a la derecha la oración en el huerto y a la izquierda, el prendimiento. Sobre el frontón se encuentra una pintura que representa a san Gregorio Magno. Corona el retablo una cruz flanqueada por las figuras de la Verónica y san Juan.

 

Retablo del Cristo Nazareno.

En el interior de la iglesia destaca el retablo mayor con elementos barrocos, que fue trazado por autor desconocido y realizado por Pablo Rosende en 1786. Pablo Fernández se encargó de hacer las imágenes y el pintor Antonio Mariño lo policromó en el año 1794. El retablo consta de dos cuerpos divididos en tres calles. En la calle central del primer cuerpo se encuentra el sagrario de líneas clasicistas coronado por la figura de la Fe, tallada por Juan Pernas en 1809. El sagrario aparece flanqueado por dos pares de columnas con capiteles corintios. En las calles laterales se colocaron las imágenes de un ángel custodio con la figura de un niño en el lado izquierdo y del arcángel Rafael en el lado derecho. En los extremos unas pilastras ayudan a sostener el entablamento sobre el que, a su vez, se eleva un frontón semicircular que está partido para dejar ver una hornacina central con la imagen de san Miguel flanqueada por dos ángeles orantes arrodillados. A los lados de la hornacina dos pares de pilastras retranqueadas sostienen un frontón quebrado que tiene en el centro un triángulo trinitario con rompimiento de gloria.

La nave central está enriquecida con pinturas murales que fueron realizadas por Manuel Fernández en el último cuarto del siglo XIX. Representan cuatro escenas con pasajes bíblicos: en el muro del lado este aparece Moisés con la zarza ardiendo y Moisés con las tablas de la ley, mientras que en lado opuesto podemos ver a Caín y Abel y el sacrificio de Isaac. La bóveda de arista del presbiterio fue decorada por el mismo pintor con figuras de ángeles niños. También realizó los medallones en los que se representan a los evangelistas que están situados a lados de las ventanas del presbiterio.

Nave central de la iglesia y vista del retablo mayor.

Los retablos-relicarios de san Cándido y santa Constanza fueron realizados por Julián Cornide en 1795. Junto a ellos se encuentran otros dos retablos dedicados a la Virgen de la Asunción y a Nuestra Señora del Amparo, que son obras posteriores del siglo XIX realizadas en un estilo eclético por el escultor Francisco Rodeiro Permui. A este último artista se deben también las imágenes de san Jerónimo y san Juan Bautista que flanquean el retablo de la Asunción.

Entre los objetos de orfebrería destinados al culto de parroquia, las piezas más antiguas son la custodia y unas vinagreras del siglo XVIII. La cruz parroquial de plata sobredorada es una pieza señera realizada por el platero compostelano Antonio García Candal en el primer tercio del siglo XIX.

 

Historia

Según López Alsina el origen de la iglesia de San Miguel dos Agros habría que fijarlo en el siglo X. Sostiene el autor que con toda probabilidad el Cronicón Iriense se refiere a esta iglesia cuando recuerda la concesión del giro otorgado por Alfonso II de Asturias a la Iglesia de Santiago y da estas referencias geográficas: Siaoniam, Lestetum. Villa Astructi, ecclesia Sancti Michaelis, Tamare.

En la Historia Compostelana se dice que la iglesia de San Miguel había sido usurpada por el subdiácono Suero hacia el año 1110. El arcediano Gaufrido y el capellán Pedro acudieron al Papa con la correspondiente queja y el pontífice ordenó su restitución. En la misma crónica se dice que la fábrica de su edificio fue renovada por completo por el arzobispo Gelmírez hacia el año 1122, junto a las de San Fiz y San Bieito.

San Miguel es la tercera de las diez iglesias que según el Códice Calixtino había en la ciudad de Santiago a mediados del siglo XII. En el mismo códice se dice que era llamada “de la Cisterna” por encontrarse ante ella un depósito de agua donde se decantaba el agua traída por un acueducto desde los manantiales de Vite, situados al norte de la ciudad.

Según Yzquierdo Perrín, de la fábrica gelmiriana de San Miguel hoy sólo queda parte de los muros laterales donde se pueden ver cuatro de las antiguas cruces de consagración, también restos de la puerta sur, algunos sillares reaprovechados y el Agnus Dei que corona el frontón de la fachada con una cruz antefija igual a la de San Fiz de Solovio, reconstruida quizá por los mismos canteros. Además de éste, sobre el vértice del tejado de la capilla da Dolorosa se encuentra otro Agnus Dei de características muy similares.

En 1276, en el testamento del cardenal de Santiago Lorenzo Domínguez, se menciona esta iglesia que con otras de la ciudad de Santiago recibe una manda. En 1279, en el testamento del tesorero Pedro Abril de Santiago, se menciona junto a otros monasterios de Compostela una Capelle sci. Michaelis a la que deja doscientos sueldos. Quizá este último legado esté en relación con la llamada capilla dos Abril que estuvo en el lado del evangelio de la iglesia medieval de San Miguel. En la Edad Moderna, concretamente en el año 1607, Jerónimo del Hoyo se refiere a la capilla dos Abril nombrándola de “Nuestra Señora y San Jerónimo”, diciendo que la fundó el capitán Jerónimo de Tobes y que tenía “muy buen retablo de talla y una reja de maderos y sus ventanas con su bidrieras y armadura”. Frente a la capilla dos Abril hubo otra dedicada a san Isidro Labrador que fue fundada y dotada en 1336 por el tendero Domingo Yanes y su mujer, María Fernández, según se lee en la inscripción de su lápida sepulcral.

La iglesia medieval de San Miguel estaba orientada de este a oeste conforme a los cánones litúrgicos. A mediados del siglo XVIII se cambió su orientación iniciándose con ello una serie de obras en el edificio que lo transformaron por completo y que fueron las que configuraron su aspecto actual. Estos cambios comenzaron en 1745 cuando Fernández Sarela, siguiendo planos de Fernando de Casas Novoa, contrató la construcción de las bóvedas de la nueva iglesia. Las obras de reedificación concluyeron en 1823, fecha en que José Otero construyó la nueva fachada neoclásica hacia la plaza colindante.

La que fue la capilla mayor de la antigua iglesia es la que hoy se conoce con el nombre de capilla da Dolorosa o dos Axustizados, por ser en la que oraban los condenados a la horca y donde eran depositados posteriormente sus cadáveres antes de su inhumación. En el año 1752 fue cuando se cedió su antiguo presbiterio a la cofradía de los Dolores, pues la parroquia “tiene deliberado mudar y hacer nueva Capilla Mayor frontero a la puerta principal […], dejando para ello libre la Capilla Mayor que oy tiene […] y […] que se alla a mano izquierda como se entra por dicha Puerta principal”; la puerta principal no se abría, pues, en el extremo occidental de la antigua nave, sino en el muro norte de la fábrica medieval. El testero de la capilla da Dolorosa fue rehecho por completo en el año 1772. Su forma poligonal se debe a los arquitectos Juan López Freire y Tomás del Río.

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