La iglesia de la parroquia de Santiago de Arzúa (A Coruña) se encuentra entre el Camino Francés y la plaza situada en el centro de la villa de Arzúa, donde originariamente se establecía el mercado. Se edificó en el mismo solar de otra iglesia anterior, que por resultar insuficiente y encontrarse en estado ruinoso fue derribada.
La práctica totalidad de la fábrica del templo actual de Santiago de Arzúa se levantó en el año 1956, empleando mayormente el hormigón. Los muros construidos con ese material se enlucieron tanto en el interior de la iglesia, como en el exterior. La fachada principal, el campanario, los esquinales del edificio, algunos vanos y el tejaroz, tienen sillería de granito vista. La cubierta es de teja a dos aguas.
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| Fachada principal de la iglesia de Santiago de Arzúa. |
La iglesia tiene planta rectangular con tres naves. La nave central es más alta; se cubre con una bóveda reforzada por arcos fajones rebajados, que se apoyan sobre pilastras. Las naves están separadas entre sí por tres arcos formeros apoyados sobre columnas de sección cuadrada con las esquinas achaflanadas. El presbiterio, rectangular, tiene la anchura de la nave central, y detrás está la sacristía. En las paredes de las naves laterales existen vanos rectangulares agrupados de dos en dos, con vidrieras policromadas que representan las imágenes de la Virgen y otros santos. A los pies de la iglesia hay una tribuna alta.
La fachada principal está orientada al oeste. Posee tres puertas de entrada y sobre cada una de ellas se abren tres óculos; el central es más grande y encima tiene un moderno escudo con los símbolos jacobeos. Sobre el vértice del tejado se alza la torre del campanario que corona todo el conjunto; es obra del siglo XIX con clara inspiración en el barroco compostelano. Fue levantada por Ramón Santos Verea, maestro de obras de Pantiñobre, entre los años 1820 y 1829; construida para ser integrada en la antigua iglesia, sobrevivió a su derribo.
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| Capilla mayor. |
En el interior destaca el retablo de la capilla mayor, que es de estilo neoclásico y está dedicado al apóstol Santiago, patrón de la villa; fue labrado en 1706 por el tallador arzuano Antón Varela Taboada, por encargo de la Hermandad del Sacramento. El retablo tiene en su parte baja un banco o predela que ostenta en el frontal una cruz flanqueada por dos veneras. Al banco se sobrepone el cuerpo principal del retablo, que se divide en tres calles separadas por medio de columnas de orden jónico que están policromadas imitando el veteado del mármol. En la calle central -más ancha- se sitúa el sagrario y sobre él se alza un expositor que semeja un templete coronado por una pequeña cúpula; tras el expositor se abre una ventana y a ambos lados, dispuestas sobre peanas, se encuentran las imágenes de san Antonio de Padua (a la izquierda) y san Antonio Abad (en el lado derecho). En las calles laterales se disponen las imágenes del Sagrado Corazón (a la izquierda) y de la Purísima (a la derecha); sobre el cuerpo principal del retablo se levanta el ático, constituido por un frontón semicircular que enmarca un arco de medio punto de igual anchura que la calle central; este arco flanqueado por sendos angelotes acoge la figura de Santiago Peregrino. Corona el frontón, un tondo o medallón circular sostenido por dos querubines; el medallón contiene un bajo relieve que representa la imagen de Santiago Matamoros.
A ambos lados del retablo mayor se colocaron en sendas peanas las imágenes de Santiago Matamoros (a la izquierda) y de san José con el Niño (a la derecha). Estas dos tallas son de muy buena calidad.
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| Retablo de la Virgen del Carmen. |
En los testeros de las naves laterales hay dos retablos más pequeños: el del lado norte está dedicado a la Virgen del Carmen; el del lado sur a la Virgen del Rosario, cuya imagen está colocada en el centro junto con el Niño, que está de pie sobre un globo terráqueo; la imagen de san Isidro Labrador está colocada en la calle de la izquierda y la de san Ramón Nonato en la calle de la derecha. En el ático se encuentra la imagen de san Roque Peregrino. A cada lado del retablo y sobre ménsulas están santa Teresa de Lisieux (a la izquierda) y la Virgen del Pilar (a la derecha). A un lado de la nave meridional existe otro retablito de inspiración gótica con la imagen de Inmaculada Concepción.
En la iglesia también se encuentran imágenes de san Francisco Javier y del divino Salvador, una cruz procesional y dos limosneros portátiles con las imágenes de santa Felicísima Mártir y de la Virgen del Socorro.
En la Baja Edad Media Arzúa fue señorío perteneciente a la Iglesia Compostelana. En el llamado Tumbo Vermello de don Lope de Mendoza (1399-1445), se detallan los derechos que el prelado compostelano tenía en Arzúa, tanto en lo espiritual como en lo temporal. Por lo que respecta a lo primero, el arzobispo era patrón de la iglesia de Santiago de Arzúa, teniendo derecho de presentación del candidato al curato de almas, por lo que percibía cada año diez sueldos de León y la colación.
En 1607, de la feligresía de Santiago de Arzúa nos deja constancia el cardenal del Hoyo, quien dice que pertenecía al arciprestazgo de Ferreiros y tenía por anexo San Pedro de Lema; añade: “Esta feligresía tiene diez y ocho feligreses; los frutos todos a la cura, que valdrán diez cargas de todo pan. Presentaçión de nuestra dignidad. La fábrica tiene dos ferrados de çenteno de renta que dotó Jácome de Coral por una sepultura”.
En 1845 Pascual Madoz anota que la iglesia parroquial de Santiago de Arzúa era matriz de la de San Pedro de Lema de la que fue anejo. El curato de la matriz de Santiago de Arzúa, así como el del anejo, era de patronato lego y se proveía por presentación alternativa de la casa de Goiráldez y otros partícipes. Del templo parroquial dice Madoz que era mediano, pero con buena torre; dentro de él se encontraba la capilla del Carmen propia de la cofradía de él.
Según Pardo Villar, la hermandad de la Tercera Orden del Carmen, junto con la del Rosario, la del Santísimo Sacramento, la de las Ánimas y la del Clero estaban ya arraigadas en Arzúa en el siglo XVII.
En las primeras décadas del siglo XX Carré Aldao vuelve a decir que esta parroquia tenía por anexo la de San Pedro de Lema y su presentación correspondía alternativamente a la dignidad arzobispal y a particulares.
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