SANTIAGO DE COMPOSTELA, capilla de Ánimas de

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Traspasada la antigua Porta do Camiño, donde el Camino Francés desembocaba ante la muralla medieval la ciudad de Compostela, los peregrinos continuaban hasta la catedral por la Vía Francígena. En el tramo de esta vía —que hoy se llama Rúa das Casas Reais— se encuentra la capilla de Ánimas.

Abriéndose a la Rúa das Casas Reais, se levanta la capilla de las Ánimas, un proyecto de estilo neoclásico que fue diseñado en el año 1784 por el arquitecto Ferro Caaveiro. Su fachada principal sigue los preceptos de Ventura Rodríguez en su factura y mantiene una estructura muy sencilla, aunque contundente, con un cuerpo central que destaca anticipándose una portada de orden gigante formada por dos pares de semicolumnas adosadas al muro elevadas sobre un alto zócalo con basa ática y capitel de orden jónico. Reciben un entablamento y una cornisa denticulada que sostiene el frontón triangular denticulado en cuyo vértice se ubica una cruz flanqueada por dos ángeles orando.

Fachada principal de la capilla das Ánimas.

En el eje vertical de esta portada se ubica el acceso al templo, una gran puerta adintelada sobre la que se ubica una cornisa sostenida por dos ménsulas estriadas. Sobre ella, destaca en la fachada un relieve con la representación de las ánimas que se hunde en el muro, abriéndose en él un espacio, y se enmarca en una doble moldura. Este eje termina con el gran óculo para vidriera que ilumina el interior del templo en el segundo registro.

Relieve de las ánimas en la fachada de la iglesia.

En planta la iglesia se articula a través de un nártex a modo de vestíbulo en el primer registro y, sobre él, se eleva el coro alto y la tribuna, esta última recorre la nave en los muros norte y sur hasta el presbiterio. El rectángulo que da forma a la nave se prolonga en el este para acoger a la cabecera, que apenas sobresale hacia el exterior, y recibe en el lado oeste a la sacristía.

Planta de la capilla. (José Antonio Franco Taboada, Santiago Tarrío Carrodeguas (dirs.), A arquitectura do Camiño de Santiago: descrición gráfica do Camiño Francés en Galicia, Santiago [de Compostela], Xunta de Galicia, A Coruña, Universidade da Coruña, D.L. 2000).

La nave queda enmarcada por ocho capillas comunicadas entre sí mediante arcos de medio punto, dialogando con la nave a través de arcos formeros, también de medio punto y mayores dimensiones. Entre estos se disponen grandes pilastras de orden toscano sobre las que discurre un entablamento que recorre longitudinalmente todo el espacio interior del edificio, potenciando la visión horizontal y separando las diversas alturas. En el interior, se cierra por una bóveda de cañón que arranca del entablamento. Entre los arcos fajones que refuerzan la bóveda se abren lunetas con amplios ventanales que permiten la entrada de abundante luz cenital. La nave entronca con la cabecera gracias a dos paños de pared semicirculares que flanquean el arco triunfal abierto al presbiterio; el arco se apoya sobre grandes columnas adosadas de orden toscano. La cabecera se cubre igualmente con bóveda de cañón.

Interior de la nave y cabecera.

El programa iconográfico desarrollado en la capilla responde a la advocación del Santo Cristo de la Misericordia, a la religiosidad de la cofradía de Ánimas, y al ceremonial específico del viacrucis. Se trata de un diseño por el arquitecto académico Melchor de Prado Mariño ejecutado por su hermano, Manuel de Prado Mariño que, entre los años 1803 y 1814, modeló una serie de relieves en estuco veneciano policromado que representan el relato evangélico de la Pasión del Señor. En los altares de las capillas laterales y de la capilla mayor se despliegan las escenas de la Flagelación, el Ecce Homo, el Camino al Calvario, el Alzamiento en la Cruz, la Crucifixión, el Descendimiento de la Cruz, la Lamentación sobre Cristo muerto, el Santo Entierro y la Resurrección del Señor.

Relieves en las capillas laterales de la nave: Lamentación sobre Cristo muerto (izquierda) y Resurrección del Señor (derecha).
Relieves en las capillas laterales de la nave: Ecce Homo y Flagelación de Cristo.
Relieves en la capilla: Alzamiento en la Cruz (izquierda) y  Descendimiento de la Cruz (derecha).

La decoración se complementa con la representación en los muros laterales del presbiterio de las escenas del lavatorio y la última cena, pintadas al fresco por Plácido Fernández Arosa entre los años 1810-1813. El mismo artista realizó en 1815 la escena de la gloria sobre el arco triunfal, que se encuentra entre lo mejor de la producción pictórica del neoclasicismo gallego.

Pinturas murales de la cabecera y relieve de la Crucifixión de Cristo.

En el coro alto y en otras dependencias de este edificio se guarda una interesante colección de planos, grabados, pinturas, esculturas, vestiduras y objetos litúrgicos de los siglos XVIII, XIX y principios del XX, pertenecientes a la cofradía de Ánimas y también a la parroquia compostelana de San Bieito, en cuyos términos se encuentra esta capilla.

Del primer tercio del siglo XVII son las imágenes de granito que representan al Ángel Custodio, a la Mater Dolorosa y a Santiago Peregrino, que son muestras del primer barroco compostelano procedentes de la antigua iglesia de San Bieito. No obstante, entre las piezas escultóricas destacan mayormente la talla labrada en madera dorada de la alegoría de la fe (obra de la escuela local del tardo barroco, realizada en la década de 1750 a 1760) y, sobre todo, las figuras policromadas de la Virgen de Belén y el Cristo del Buen Pastor de estilo academicista y ecléctico, realizadas por Manuel de Prado Mariño hacia el año 1800.

Cristo del Buen Pastor de Manuel de Prado Mariño.

Asimismo, la orfebrería sacra —presente en la misma colección— constituye una buena muestra de los diseños de la platería neoclásica y del eclecticismo decimonónico de los talleres compostelanos. Al lado de piezas de autoría anónima, pero de indudable calidad, como es una naveta labrada en 1827 o una la cruz procesional del segundo tercio del siglo XVIII, se encuentran otras piezas firmadas por los plateros Pedro Botana (1699), Jacobo Pecul (1795-1800), Antonio Reboredo (1826), José Losada (1850-1870), y Andrés Lado (1911).

Historia

El actual edificio de la capilla de Ánimas de la ciudad de Santiago fue sufragado por la Cofradía General de Ánimas en el último cuarto del siglo XVIII.

La cofradía, que fue fundada en el año 1655, tuvo anteriormente una capilla anexa a la iglesia de San Francisco, en la misma ciudad de Compostela. En 1607 el visitador Jerónimo del Hoyo dice de ella: “Esta capilla llamada de las Animas dicen está a cargo del Cabildo. No tiene dotación ninguna, a lo menos que se sepa. Proveenla de la Sacristía del Thesoro”.

Cuando se reedificó la iglesia de San Francisco en el año 1669, surgieron problemas entre la orden franciscana y los cofrades de Ánimas. Fue entonces cuando la cofradía se planteó construir otra capilla en un solar ubicado entre la puerta de San Roque y la torre de la Atalaya, para lo que obtuvo permiso del concejo; sin embargo, este proyecto no se llevó a cabo y siguieron buscando un emplazamiento adecuado.

Finalmente, en 1783 permutaron una casa que poseían en la rúa Travesa por el edificio del antiguo Hospital y Seminario de Pobres Impedidos y Niñas Desamparadas, que se encontraba en estado ruinoso y sin cumplir con sus funciones. Este hospital había sido fundado por María Cores en año 1641; ocupaba las casas que a comienzos del siglo XVI habían albergado la sede y cárceles de la Real Audiencia de Galicia. Tras la permuta, el concejo otorgó la licencia para construcción de la nueva capilla, haciendo posible la demolición del antiguo hospital. Se empezó a levantar la capilla en 1784 según el proyecto definitivo realizado por Ferro Caaveiro, miembro de la cofradía de Ánimas, maestro de obras de la catedral compostelana y arquitecto municipal; las obras fueron dirigidas por Juan López Freire.

En 1784 se compraron varias casas adyacentes para dar más espacio a la nueva edificación. La ampliación permitió construir la fachada principal a los pies del edificio; con todo, su visión quedaba impedida por otras casas que aún quedaban delante y que no serían derribadas hasta el año 1802. El diseño de la fachada se atribuye a Melchor de Prado, que en este caso se vería muy influenciado por los preceptos de Ventura Rodríguez. En 1788 se bendijo el nuevo templo.

En 1813 la cofradía de Ánimas pretendió construir un atrio ante la portada principal de la iglesia, a lo que se opuso el consistorio por considerar que invadían y entorpecía la circulación viaria en el espacio público.

Al finalizar esta última centuria nos dicen Fernández y Freire que esta capilla era uno de los santuarios más devotos y concurridos de la ciudad y añaden que también estaba entre los más favorecidos por pontífices y prelados con toda clase de indulgencias, sobre todo durante la novena en sufragio de las ánimas del purgatorio.

Fuentes y bibliografía

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